Por Alejadro Páez Varela
Imagino que este mismo cansancio que experimento yo, lo sufren muchos de ustedes: Qué cansado es México.
Y a cada día se le agregan nuevos motivos de preocupación, distintos a los que ya cargamos: Que Elba Esther Gordillo no piensa dejar el poder. Que confirman a Carlos Romero Deschamps en otro periodo de cien años para que siga saqueando, y saqueando, y saqueando Pemex. Que fraude con la Estela de Luz o con el Melate o con el ISSSTE; que desvío de recursos aquí y pagos injustificados allá. Que los bancos y sus comisiones. Que Telmex es una mierda y le permiten que nos hinque el diente. Que Televisa, que MVS, que Javier Lozano, que Alejandra Sota, que el Presidente. Que si en algunas ciudades no se puede salir a las calles ni a comerse unos tacos. Que no agarres la carretera de noche por la inseguridad. Que los secuestros, las extorsiones, los desaparecidos.
Que la vida lujosa de los hijos del político fulano de tal. Que los juniors y los inútiles y los corruptos y los compadres se volvieron a apoderar del Congreso, de las secretarías, de las gubernaturas, de las alcaldías, etcétera. Que el desgraciado perengano de tal reaparece en la escena, otra vez, porque ahora será candidato a no sé qué cosa a pesar de que fue acusado de saqueador.
Que otro Presidente ilegítimo por seis años. Que el Tribunal Electoral y el IFE no hicieron su trabajo, y las televisoras sí. Que narcos, que sobornos, que corrupción, que amiguismo, que compadrazgos.
Qué cansado es México.
Lo peor es que no se ve la luz al final del túnel. O si la ves, es porque viene otro tren a toda velocidad a pasarnos encima. Es cansado este país. Y toda la información que tenemos nos dice que se viene un largo periodo de inestabilidad política y, por lo tanto, social. Más cansancio.
El problema es que cada uno de estos asuntos que nos quita la fuerza, se la entrega a alguien más.
La falta de legitimidad con la que gobernó Felipe Calderón –o pudiera gobernar Enrique Peña Nieto– le resta poder al Estado, por ejemplo. La política consume mucha energía y daña la capacidad del gobierno central, en momentos en los que el país se sume en la anarquía. Más cansancio para el ciudadano común, menos poder para el Estado y cada quién hace lo que quiere, impunemente.
¿De dónde cree usted que viene todo el poder de las bandas criminales? ¿De dónde cree usted que viene el poder de las televisoras, de los políticos abusivos y de los corruptos? Del poder que perdemos los ciudadanos y que debilita, por ende, al Estado mexicano. No hay un país unido para enfrentar a los malos. Hay un país cansado. Unos jalan para un lado, otros jalan para el otro. Cada quien se defiende como puede, con la fuerza que le quedan, y allí están las consecuencias.
Un Estado débil y sus ciudadanos cansados significa que alguien más se está fortaleciendo en lo oscurito. Los mañosos, por lo regular: Políticos, policías, empresarios inmorales, criminales.
Qué cansado es México.
A veces pienso que se inyecta este cansancio porque a muchos les conviene que estemos cansados.
Pero hay muchas luchas que estamos obligados a ganar, como sociedad, a pesar del cansancio. Estamos obligados a hacer a un lado este agotamiento porque hay batallas que no podemos dejar a medias. Necesitamos elecciones limpias, que no arrojen dudas; necesitamos políticos y partidos honestos que se ganen la legitimidad. Necesitamos un gobierno fuerte que actúe con base a lo que le conviene al pueblo de México y no a lo que necesitan sus funcionarios. Necesitamos limpiar de escoria criminal las calles y las oficinas públicas. Necesitamos derrotar a todas y todos los Elba Esther que tienen secuestradas porciones importantes del poder público. Necesitamos referéndums, candidaturas ciudadanas, revocación de mandato para doblar a los políticos cuando abusen de nosotros. Necesitamos ganarle a los criminales que han tomado las calles. Necesitamos un país en donde sus hijos crezcan alegres y seguros.
Necesitamos, urgentemente, derrotar el cansancio. Porque sí:
Porque qué cansado es México.
Porque cada vez que aflojamos –fíjense bien–, damos diez pasos para atrás.
*Alejandro Páez Varela es un periodista y escritor originario de Ciudad Juárez, Chihuahua. Actualmente funge como director de contenidos de la revista digital Sin Embargo.
Artículo publicado originalmente en SinEmbargo.mx