PVEM, los juniors y la reina de los peñabots

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Por Arturo Rodríguez García

Del lenguaje en el sistema político mexicano, lo mismo pleno de mordacidad que de abundantes retóricas del cinismo, hay palabras y expresiones que cayeron en desuso. Por ejemplo: partido satélite.

Se identificaba así a aquellas formaciones políticas que, sin posibilidades de triunfo, solían aliarse al PRI, o bien, competían para dar coartada de legitimidad a procesos electorales que no resultarían en alternancia. Giraban en torno al planeta enorme de la hegemonía, atraídos por la fuerza gravitacional del presupuesto.

Los partidos satélite de hoy, aseguran su registro en las tres grandes alianzas que se presentan a la elección federal de este año. Y, sin embargo, ninguno materializa como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), la representación elitista de los grupos de poder económico cercanos al PRI, y por ahora al peñanietismo.

Ayer se dio a conocer a los candidatos de representación proporcional por el PVEM, esto es, “la lista” famosa de quienes serán diputados y senadores sin necesidad de procurar el voto. En primerísimo lugar aparece Alejandra Lagunes Soto Ruiz.

Exdirectiva de Televisa, asesora de medios digitales para candidatos del PRI en otros comicios, Lagunes y su esposo, Rafael Pacchiano Alamán, se encumbraron en el sexenio de Peña Nieto: ella, coordinadora de Estrategia Digital de la Presidencia; él, miembro del PVEM por el que fue diputado (su esposa su suplente), y secretario de Medio Ambiente.

Grande fue la influencia de Lagunes en la administración de Peña Nieto, desde su posición de poca visibilidad: fue señalada por administrar las granjas de ciberataque que el ingenio popular llamó “peñabots”; fue responsable de generar la dispersión de datos del gobierno y garantizar el ocultamiento de información, creando en internet numerosas y complejas páginas vacuas.

Fue ella responsable de dictar “la línea” presidencial sobre el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), a extremos que escandalizaban al personal de carrera en el organismo.

Indiferente a la noción de autonomía, fue Lagunes quien anuló, por ejemplo, a Ximena Puente de la Mora, durante la realización de la Cumbre de la Alianza por un Gobierno Abierto, episodio de una de las etapas que, por la mácula opaca, es la más penosa en la historia de dicho instituto.

La humillación institucional y el sometimiento pernicioso para la transparencia, tuvo su rédito para Puente de la Mora, que sin satélite, por “la lista” del PRI, será diputada federal.

El segundo lugar en el PVEM es para Manuel Velasco Coello, gobernador chiapaneco, nieto de un gobernador homónimo y descendiente por vía materna del poderoso clan Garrido, presente en la vida política mexicana desde los años 20, que desde enero manifestó entrelíneas su molestia por la designación de su relevo al cargo decidida en Los Pinos.

Un tercer lugar en “la lista” de senadores del PVEM, corresponde a Jesús Sesma, diputado por ese partido, que es esposo de Paulina Díaz Ordaz, la socialité, nieta del expresidente terrible.

El PVEM es vehículo para el pago de servicios y los negocios al amparo del poder y también agrupa a los juniors, hijos del privilegio que sin recato difunden sus gracias y frivolidades, empezando por quien es prácticamente dueño del partido y será diputado federal por lista, Emilio González, apodado “El Niño Verde”.

Ni tan niño ni tan verde, él encabeza a aquellos que de presentarse a una elección jamás conseguirían votos y por quienes el poder presidencial ha salido en defensa de manera tan descarada, que redujo a Lorenzo Córdova, el presidente del INE, mostrándole que es espiado cuando estuvo a punto de tocar las ilegalidades constantes de ese nocivo partido satélite.

Fuente: Notassinpauta.com

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