Putin muestra el poder ruso en Crimea

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En una demostración de poderío militar, el presidente ruso llega a Crimea en el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi. El mandatario rinde tributo a los 27 millones de soviéticos caídos en la Segunda Guerra Mundial

El jefe del Estado de Rusia, Vladimir Putin, visitó Crimea por primera vez desde que Moscú se anexionará el pasado marzo este territorio de Ucrania poblado por una mayoría rusoparlante. En la ciudad de Sebastopol, la principal sede de la Flota Rusa del Mar Negro, el presidente ruso presidió las exhibiciones militares sin precedentes, aéreas y marítimas, conmemorativas del 69 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y también del 70 aniversario de la liberación de la ciudad tras un largo asedio de los invasores de la URSS.

Antes de volar hacia Crimea, el líder había presidido un desfile de moderno equipo bélico en la plaza Roja de Moscú en el que participaron 11.000 uniformados y 151 unidades de equipo militar, desde carros blindados y automóviles de la Infantería de Marina de la Flota del Mar Negro hasta complejos antiaéreos y modernos sistemas de misiles como el Tópol-M y por primera vez, los sistemas TOP-M2U y misiles antitanque “Jrisantema-S”. Sobrevolaron la Plaza Roja 69 aviones, entre ellos cazas Su-27 y Su-34, cazas interceptores Mig-31, aviones de transporte AN 124-100 Ruslán e Il 76 y aviones de contraespionaje A-50, además de bombarderos estratégicos Tu-22M3, Tu-95, Tu-160, helicópteros Mi-8, Mi-26, Mi-28 y Ka-52.

En Sebastopol la exhibición aérea que se celebraba por primera vez consistió en un espectáculo de acrobacia protagonizado por 70 aviones tripulados por pilotos militares de élite. Por la mañana, antes de que llegara Putin, hubo un desfile que fue también un despliegue de equipo militar, entre ellos misiles tierra-aire y carros blindados.

En Kiev, el ministerio de Exteriores de Ucrania emitió una protesta por la visita de Putin a Crimea, a la que calificó de “provocación”, por no haber sido concertada con Ucrania y por violar la ley ucraniana, el derecho internacional y los estatutos de la ONU, además de la integridad territorial de Ucrania y el tratado bilateral de amistad de Ucrania y Rusia de 1997.

En la plaza Roja, Putin se refirió al pueblo soviético y a su voluntad férrea. En Sebastopol, donde la multitud exaltada hasta el paroxismo le acogió como a un dios, el dirigente ruso no mencionó ni a la Unión Soviética ni a Ucrania en la alocución que pronunció ante un público entusiasta que alternaba los vítores a su persona con los vítores a Rusia. Acompañado del ministro de Defensa, Serguéi Shaigú y el secretario del Consejo de Seguridad, Nikolái Pátrushev, Putin, con la cinta negra y naranja de San Jorge (alusiva a la Segunda Guerra Mundial) en la solapa, pasó revista desde una lancha a los buques de la flota, incluido el buque insignia, el crucero portamisiles Moskva. Desde las cubiertas, las tripulaciones en uniforme de gala le saludaban en posición de firmes.

“Estoy seguro de que el 2014 pasará a la historia de Sebastopol y a la historia de nuestro país como el año en el que los pueblos que viven aquí determinaron con firmeza estar con Rusia y de esta manera confirmaron su fidelidad a la verdad histórica y a la memoria de nuestros antepasados”, dijo el presidente. “Por delante tenemos mucho trabajo, pero vamos a superar todas las dificultades porque estamos juntos y eso quiere decir que nos hemos fortalecido aún más”, sentenció.

Putin dijo alegrarse de estar en Sebastopol en “este día sagrado” para celebrar “la principal fiesta de nuestro país”. Afirmó que los veteranos de Segunda Guerra Mundial contribuyeron moralmente a que Crimea y Sebastopol “volvieran a su país natal” y opinó que las nuevas generaciones de crimeos permanecen fieles a los que defendieron estas regiones y lucharon por Rusia.

putin en concierto

Vladímir Putin en un concierto este viernes en Sebastopol. / REUTERS

En un concierto por la tarde , Putin pidió a los países del mundo “respeto” para el “derecho de autodeterminación” de los rusos. “Respetamos a todos los países y a todos los pueblos, respetamos sus legítimos derechos e intereses, pero pedimos que ellos también tengan la misma actitud hacia nuestros intereses legítimos, incluido el restablecimiento de la justicia histórica y el derecho a la autodeterminación”, según citaba al presidente la agencia Interfax.

El ambiente en Sebastopol era de alegría delirante. La ciudad estaba inundada literalmente de visitantes venidos desde diversos puntos de Rusia, portando banderas nacionales, cintas de san Jorge y gran cantidad de niños. También había personas procedentes de distintas localidades de Crimea, entre ellas las que confesaban no haber sentido ningún interés especial por estos desfiles cuando Ucrania controlaba el territorio.

Hasta este año, el 9 de mayo la Flota del Mar Negro de Rusia y las Fuerzas Marítimas de Ucrania realizaban un desfile conjunto, que se centraba en el recuerdo y recreación histórica, pero no en la exhibición de poderío militar. Hoy, de las Fuerzas Marítimas de Ucrania quedan en Sebastopol aquellos uniformados que, por distintas razones, se pasaron a Rusia. El grueso de los uniformados leales a Kiev y destinados en la peníncula se vio obligados a marcharse después de que Rusia “legalizara”, tras el referéndum del 16 de marzo, el control físico del territorio conseguido con ayuda de los “hombres verdes”, miembros de diversos contingentes militares, incluidos la Infantería de Marina y el directorado de espionaje del Ejército (el GRU), que comenzaron a actuar en el mes de febrero. En la operación intervinieron los buques de la Flota del Mar Negro que regresaron a sus bases de Sebastopol desde Sochi con más hombres de los que se habían llevado cuando se desplazaron a aquella localidad para vigilar la seguridad de las Olimpiadas de Invierno, según fuentes vinculadas con la marina en Sebastopol.

Entre los que desfilaban el viernes, había grupos de cosacos, de marineros, e incluso de “bikers”, un grupo social con el que Putin se ha relacionado. Su líder, denominado “Chirurg”, se mostraba satisfecho de que Ucrania hubiera “desaparecido” de Crimea, es más afirmaba que “Ucrania no existe como país y es parte de Rusia”.

Sebastopol, fundada en el siglo XVIII por la emperatriz Yekatenira, fue en época soviética una localidad cerrada a los extranjeros, que Nikita Jruschov transfirió de la juridicción de Rusia a la de Ucrania en 1954, cuando ambos territorios eslavos eran repúblicas integradas en la URSS. Los 23 años de independencia bajo la juridicción de Ucrania no han logrado borrar lo soviético en la toponimia y en los monumentos de la ciudad, pero las pocas semanas que Sebastopol lleva bajo control de Rusia han sido suficiente para hacer desaparecer los símbolos de Ucrania, desde las banderas al trindete. Es más, los habitantes de la localidad viven sumergidos en su propia visión de la historia.

Pese a que no hizo prácticamente nada para retener a Crimea, Ucrania es vista prácticamente como un “agresor” en Sebastopol, a juzgar por comentarios que podían oírse entre quienes se alegraban como niños al paso de los misiles, tales como una mujer vestida con uniforme militar de época que afirmaba: “Hemos vencido tras 23 años de ocupación y hemos vuelto a Rusia”. También los carteles propagandísticos de Rusia Unida, partido nuevo en el mercado político de Crimea, asocian los combatientes de la Segunda Guerra Mundial con los “hombres verdes”.

Fuente: El País

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