Habitantes del fraccionamiento Residencial Los Nogales, en Ávalos, registran una mayor del plomo del permitido. Los 119 chicos afectados por metales pesados, presentan afectaciones en dientes y encías
Por Patricia Miranda y Norma Ponce
Al menos 119 niños que habitan en las inmediaciones de la ex Fundidora Ávalos, en el municipio de Chihuahua, al sur de la ciudad, están contaminados con altas concentraciones de plomo en la sangre que incluso quintuplican los límites persimisibles.
La Secretaría de Salud local lo supo en 2012 tras estudios realizados a los menores por la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coespris), pero en lugar de actuar ante la emergencia como lo establece la norma, ocultó la información.
La infortuna para las familias de estos niños comenzó hace nueve años, cuando llegaron al fraccionamiento Residencial Los Nogales, que el entonces Instituto Chihuahuense de la Vivienda construyó en 2006, pese a que los estudios de impacto ambiental establecían que la contaminación del suelo de la zona “puede representar un daño a la salud pública debido a la composición total de metales que contienen y el contacto directo con las personas”.
Documentos en poder de MILENIO revelan que con base en el informe de resultados de la manifestación de impacto ambiental realizada en 2006 —previo a la construcción del fraccionamiento— por el laboratorio Earth Tech México, la Coespris notificó al entonces secretario de Fomento Social, Carlos Carrera Robles, que en el suelo de la zona existía una concentración de 511 microgramos de plomo, cuando la norma oficial mexicana NOM-147-Semarnat/SSA1-2004 establece concentraciones máximas de 400 microgramos.
No obstante, bajo el entonces gobierno de José Reyes Baeza, a solo 50 metros de los jales mineros se realizó la construcción de mil 25 pies de casa para igual número de familias, principalmente de trabajadores al servicio del estado, que adquirieron un financiamiento de cerca de 90 mil pesos y un subsidio de 30 mil para hacerse de su vivienda en Los Nogales.
Pero al tiempo que la mayoría de los vecinos está por concluir el pago de sus mensualidades, las anomalías y omisiones de ambas administraciones estatales salieron a la luz pública en octubre pasado, luego de una investigación realizada a partir de solicitudes de información hechas por el Canal 28 de Chihuahua, por lo que ahora los vecinos exigen la pronta reubicación y la atención médica urgente para sus hijos.
Caso Hanz Alejandro
Hanz Alejandro es un niño de 9 años que sufre un intenso dolor de cabeza todos los días y que le llega hasta los huesos. No es un chico distraído, pero hace tres años su memoria comenzó a fallarle y repentinamente olvida hasta para qué iba a la tienda.
“A mí me duele la cabeza, tengo mareos, me sale sangre de la nariz, me duelen los talones. Al correr es cuando tengo la molestia. En la escuela me aprendo unas cosas y al día siguiente las olvido, lo único que no se me olvida es sumar y restar”, dijo Hanz.
Desde hace tres meses sus padres le prohibieron jugar en la calle, como lo hacía diariamente con sus amigos, pues el enemigo de su salud está a unos pasos de su casa. Hanz, que vive en Rinconada Los Nogales, tiene altísimas concentraciones de plomo en la sangre: 48.8 microgramos por decilitro, cuando los niveles permisibles deben ser menores a los 10 microgramos.
De acuerdo con el reporte de resultados del estudio “Exposición humana al plomo”, realizado por la Coespris en 2012 y dirigido al entonces secretario de Salud estatal, Basilio Ildefonso Barrios Salas, Hanz no es el único niño en Ávalos con ese problema.
La Coespris revela que en promedio los 119 menores examinados aleatoriamente presentan niveles de 17.51 microgramos de plomo por decilitro de sangre.
“El estudio se realizó analizando la concentración de plomo en sangre de 119 niños, todos menores de 15 años en la zona de Ávalos (área de fundición minera de 1906 a 1993), encontrando un promedio de 17.5155 mg/dl en sangre cuando los criterios de la NOM-199-SSA1-2000 establecen que los valores máximos permisibles deberán ser menores a 10 mg/dl”, indica el documento firmado por el titular de la Coespris, Jesús Moisés Yáñez, y del cual MILENIO tiene copia.
Luego de que los padres de Hanz supieron en octubre pasado que su hijo está severamente intoxicado, solo le permiten jugar en casa. Aunque lo cambiaron a una escuela más lejana, saben que requiere tratamiento y esperan “que el gobierno responda”, es decir, que lleve a cabo la reubicación de toda la comunidad.
“En esos exámenes de 119 niños, mi niño está entre los cuatro con más altos niveles de plomo. Estamos preocupados por ese problema y por saber que no nada más es él, son más de 100 menores con sangrado, dolores de cabeza, manchitas en su cuerpo, crecimiento lento, pérdidas dentales, encías manchadas”, dijo Alejandro Lerma, padre de Hanz.
En la colonia hay más de 400 niños y hay muchos en quienes los efectos del plomo y otros metales pesados son más notables.
Las gemelas Noemí y Naomi están por cumplir dos años, pero aparentan tener cinco meses. No caminan, apenas logran mantenerse sentadas, y una de ellas solo tiene dos dientes y sus pies son más pequeños en relación con la proporción de su cuerpo; es como si en algún momento hubieran dejado de crecer.
Abuela y madre de las infantes sostienen que el deterioro de las gemelas es consecuencia de la exposición a los residuos mineros de la ex Fundidora Ávalos, ya que la inmensa montaña negra de jales está a solo 100 pasos de su casa. Nunca pensaron que se trataba de un foco de riesgo, pues cuando recibieron su vivienda les aseguraron que no había ningún peligro, y así confiaron en el gobierno hasta que ahora viven las consecuencias del engaño.
Pero en general, niños, jóvenes y adultos en este fraccionamiento padecen intensos dolores de cabeza, pérdida de memoria y dolor de huesos.
El plomo es considerado uno de los elementos más tóxicos y se asocia al deterioro del sistema inmunológico, retrasos en el desarrollo y reducción del coeficiente intelectual.
Hoy al menos 350 niños de la zona de Ávalos serán sometidos a pruebas moleculares para determinar el grado de contaminación por metales pesados.
Fuente: Milenio