Obligados por el Decreto sobre Horario Uniforme de 1966, la mayoría de los estadounidenses adelantaron este fin de semana sus relojes al llegar el horario de verano el domingo a las 2 am.
Pero mucha gente considera ser hora de dejar en paz al tiempo. Desde Nueva Inglaterra hasta la Costa Oeste, las legislaturas estatales están analizando propuestas para cesar de adelantar el reloj, poniendo fin a la confusión sobre las horas perdidas o ganadas y los problemas que acarrea.
“Yo no puedo cambiar la rotación de la Tierra y del Sol”, dijo Kansen Chu, un legislador demócrata californiano impulsor del proyecto de ley para mantener en forma permanente el horario de ahorro de energía en el estado —una de por lo menos 31 entidades que están abordando algún aspecto de dicho horario y de las inconformidades al respecto—. “Pero tengo la esperanza de dar más luz solar al pueblo de California”.
Quienes proponen poner el reloj de una vez por todas en un solo horario, como Chu, dicen que adelantarlo y retrasarlo en primavera y otoño ya no tiene sentido, si es que alguna vez lo tuvo.
En otoño pasado, los electores californianos estuvieron de acuerdo, aprobando por amplio margen en las urnas la propuesta de un horario ahorrador de electricidad el año completo.
Hoy los estilos de vida y los patrones laborales son distintos que durante y después de la Segunda Guerra Mundial, cuando empezó a arraigarse a nivel nacional el horario de verano. Investigaciones, dijeron Chu y otras personas, han demostrado que los ritmos cotidianos de los seres humanos no son tan flexibles como alguna vez se creyó; los accidentes, ataques cardiacos y embolias tienden a darse más aproximadamente al momento del cambio.
La ley de 1966 permite a los estados quedar fuera del horario de verano, algo que hacen Hawai y Arizona; también Puerto Rico. Pero por razones poco claras para los historiadores, la ley no autoriza que los estados lo adopten siempre, eligiendo todo el año el horario de ahorro de energía. Por lo tanto para que entrara en vigor la propuesta californiana, así como la iniciativa similar que aprobó el año pasado la legislatura de Florida, haría falta que el Congreso tomara medidas.
Claro que el reloj de los vecinos importa, no nada más el propio. Las consideraciones regionales influyeron tanto cuando hace un siglo empezó a implementarse el horario ahorrador de electricidad como en el debate actual sobre qué hacer al respecto.
“La idea de perder o ganar una hora es una propuesta filosófica tan fantásticamente mala que nadie sabe de qué se está hablando”, dijo Michael Downing, autor de “Hacia la primavera: la locura anual del horario de verano”. “La mayoría de la gente ni siquiera comprende si adelantar el reloj les da más o menos luz solar por la mañana. Simplemente no puede recordar qué efecto tiene, porque escapa a la lógica”.
Fuente: NYT