Por Álvaro Delgado
El PRI volvió para quedarse y tiene las condiciones para otro largo predominio: La izquierda fraccionada y cooptada; la derecha panista corrompida y en el desprestigio; los medios dados a la propaganda; la intelectualidad embelesada; el clero y el empresariado, fascinados, y la sociedad desarticulada, entre indolente y expectante.
Parece imposible que la nueva hegemonía del PRI dure 71 años, como la primera, pero sería ingenuo pensar que un proyecto como el que ahora encabeza Enrique Peña se agotará sólo en este sexenio, sobre todo cuando las condiciones de arranque son tan prometedoras.
En primer lugar, el referente de eficacia de Peña serán los dos sexenios del PAN, cuyo infecundo saldo hará resplandecer cualquier logro, como lo muestra la estratégica decisión de encarcelar a Elba Esther Gordillo –con todo el tufo de Carlos Salinas–, cuyos costos en su totalidad son para Vicente Fox y Felipe Calderón.
En ese sentido, los jóvenes menores a 30 años tienen una vaga referencia del priismo autoritario y, en esa lógica, un alto porcentaje de ellos atribuye su desesperanza sólo a la docena trágica del PAN.
En segundo lugar, las cúpulas del PAN y PRD han sido cooptadas por Peña a través del Pacto por México, les ha arrebatado todas sus banderas electorales y las ha confrontado con sus propios grupos internos, con lo que las ha neutralizado para tomar iniciativas contundentes contra el poder presidencial y hasta el de los gobernadores priistas.
En tercer lugar, a diferencia de antes del 2000, Peña puede alegar que fue elegido en comicios democráticos y, aunque eso no sea cierto, tiene la legitimidad para emprender las reformas que el país necesita y remover los obstáculos que lo impiden, como en el caso de Gordillo para el saneamiento de los sindicatos y la impunidad en general.
En cuarto lugar, antes de su campaña y antes siquiera de que Gordillo pudiera ser capturada, desde el Estado de México Peña pudo realinear a los grupos de interés que le habían transferido el apoyo al PAN desde el 2000: El empresariado, la Iglesia católica y los medios, no sólo los grupos de radio y televisión, sino los escritos y digitales dedicados más a la propaganda que a informar a la sociedad de los asuntos de interés público.
Al aval de las élites locales, que no conocen partido, Peña sumó el de los grupos de interés internacional, en especial los que ambicionan los recursos energéticos del país y a los que fueron dedicadas las reformas al Programa de Acción del PRI, en la Asamblea Nacional, para generalizar el IVA y abrir el sector energético a la inversión del capital privado nacional y extranjero, en esa área estratégica que la Constitución reserva al Estado.
En quinto lugar, aunque es la única oposición partidaria a Peña, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que encabeza Andrés Manuel López Obrador tiene también sus propios límites: El desgaste que acumula tras dos elecciones presidenciales, la distancia que tomó del PRD, la campaña de linchamiento peor a la sufrida por Cuauhtémoc Cárdenas y su propio talante.
Pero, sobre todo, está latente la amenaza de la represión. Salvo a los cómplices e imbéciles, a todos queda claro que el encarcelamiento de Gordillo no fue un acto de justicia de Peña, sino un ajuste de cuentas para mandar el mensaje de escarmiento a quienes no se sometan, como lo hizo Salinas en 1989.
En este contexto, es preciso recordar que Salinas auspició una política de represión y literalmente de exterminio a la oposición de izquierda que acumuló más de 500 asesinatos en su sexenio.
¿Y los intelectuales? Fascinados, haciendo cuentas para los negocios…
Apuntes
Los priistas son, además de borregos, camaleones. Un ejemplo es José Murat, el verdadero creador del Pacto por México: Hace una década, en octubre de 2003, Murat, que era gobernador de Oaxaca, llamaba a los legisladores del PRI a no aprobar “la tramposa’” alza al IVA en medicinas y alimentos promovida por Elba Esther Gordillo, y rechazar la privatización del sector energético que, decía, pretende confeccionar “un traje a la medida” del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM) y del PAN, partido que quiere jalar al PRI “a la derecha”.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado