El presidente peruano, Martín Vizcarra, disolvió ayer constitucionalmente el Congreso, dominado por la oposición, luego de que éste se negó a suspender una polémica designación de nuevos miembros del Tribunal Constitucional. Horas después, el Legislativo declaró la vacancia temporal del Ejecutivo por “incapacidad moral” por propiciar la ruptura del orden constitucional, y de inmediato nombró a la vicepresidenta Mercedes Araoz mandataria interina.
“He decidido disolver el Congreso y convocar a elecciones parlamentarias” anticipadas para enero próximo, dijo Vizcarra en un mensaje al país divulgado por televisión, mientras cientos de manifestantes congregados afuera del recinto parlamentario celebraban la decisión, al agudizarse un choque de poderes iniciado hace tres años.
Vizcarra lanzó el domingo un ultimátum al Congreso al anunciar que lo disolvería si le negaba un voto de confianza para reformar el método de designación de los magistrados, con lo que buscaba impedir que ese alto tribunal fuera copado por la oposición.
El Congreso, controlado por la oposición fujimorista, rechazó esa petición.
Horas después de anunciar que disolvía el Congreso, cuando Vizcarra transmitía un mensaje a la nación, el Congreso comenzó a debatir el voto de confianza solicitado por el mandatario.
Tras una aparente “confusión”, y en una sesión a la que asistieron solo 86 de los 130 parlamentarios, fue aprobada una moción del fujimorismo de declarar la “incapacidad moral del presidente de la República y su suspensión temporal”, dijo el jefe del legislativo, el opositor Pedro Olaechea.
Esta medida abre interrogantes en Perú, que pasa a tener dos presidentes, Vizcarra y Aráoz, quien se había distanciado del gobernante.
Una disolución del Congreso en Perú no ocurría desde el 5 de abril de 1992, cuando el entonces presidente Alberto Fujimori (1990-2000) dio un “autogolpe” y asumió plenos poderes con el apoyo de las fuerzas armadas.
En esta ocasión, en cambio, Vizcarra se amparó en la Constitución para dar este paso, que le permite disolver el Parlamento si éste censura o niega la confianza al gobierno dos veces. El Congreso ya había negado la confianza al Ejecutivo en 2017.
Vizcarra ha ganado gran popularidad al encabezar una cruzada contra la corrupción en un país donde los cuatro anteriores presidentes han sido acusados de recibir dádivas de la constructora brasileña Odebrecht.
Vizcarra pidió el voto de confianza luego de que el Congreso archivó el jueves su proyecto de adelantar las elecciones, lo que implicaba recortar un año su mandato y el del Legislativo. La propuesta era apoyada por 75 por ciento de los peruanos, según encuestas.