La Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes otorgaron el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, procesado por 16 plagios de artículos periodísticos y otros 16 que se discuten en la esfera pública. El jurado lo integran los escritores Jorge Volpi y Julio Ortega y cinco personas más; el dinero del galardón sale del erario. Alfredo Bryce Echenique robó textos, los firmó y los cobró como propios, resolvió un juzgado.
Uno de los premios más importantes en México y Latinoamérica resulta opacado por prácticas de plagio como hace medio año sucedió con el Xavier Villaurrutia y su galardonado Sealtiel Alatriste, quien finalmente decidió renunciar al reconocimiento.
Hace dos semanas se dio a conocer el fallo. El jurado integrado por Jorge Volpi, de México; Valencia, de Colombia; Leila Guerreiro, de Argentina; Mayra Santos-Febres, de Puerto Rico; Mark Millington, de Inglaterra; Câlin-Andrei Mihâilescu, de Canadá, y Julio Ortega, de Perú, decidió otorgar por unanimidad el galardón a quien consideran “una de las figuras fundamentales de la literatura latinoamericana”.
Sin embargo, Alfredo Bryce Echenique fue acusado de plagio y condenado por publicar 16 artículos ajenos con su firma ante el Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual, de Perú; además, se han acumulado 32 acusaciones desde 2007, año en el que los medios de comunicación, desde Perú hasta España, detallaron artículos que fueron reescritos por el autor de Un mundo para Julius con escasas o nulas diferencias de sus originales (de autores españoles, mexicanos y peruanos) en diarios como El Comercio, El Correo de Lima y La República.
“Una cosa es que un joven ambicioso y mediocre, sin mucho talento, copie a alguien que sabe más o escribe mejor, para darse lustre, y otra cosa muy distinta es que lo haga un profesional reconocido, una celebridad del mundo de las letras, cuyos textos se pagan muy bien, y se venden muy bien, precisamente porque llevan su firma”, escribe el sociólogo Fernando Escalante en su columna El Contexto, en La Razón, del sábado 15 de septiembre.
Y es que el problema no sólo queda en las acusaciones, sino en la forma en que el escritor se defiende: primero señaló a su secretaria como la autora de los agravios; posteriormente lo atribuía a un complot político en torno a Fujimori, y finalmente al expresar que el plagio es un halago para el autor.
Uno de los autores afectados, Oswaldo Rivero, quien al enterarse del plagio de su texto “Potencias sin poder” (publicado en la revista Quehacer, en mayo de 2005, y reescrito por Echenique en marzo de 2007 en el diario El Comercio) solicitó una disculpa pública por parte del Premio Planeta 2002, la cual nunca se dio.
“Si el medio cultural impidió que Alatriste recibiera el Villaurrutia, en esta ocasión debería considerar inadmisible que Bryce fuera premiado en la FIL de Guadalajara. No es por cierto un premio privado, se trata de dineros públicos: 150 mil dólares, ni más ni menos”, escribió Gil Gamés en su columna del 5 de septiembre en La Razón.
Y resulta notorio, pues quienes acusaron a Sealtiel Alatriste de plagio al ser anunciado como ganador del Premio Xavier Villaurrutia (Gabriel Zaid, Guillermo Sheridan y Jesús Silva Herzog-Marquez) no se han pronunciado ante una problemática similar: el ganador de uno de los máximos premios literarios de México es acusado (y se ha comprobado) de plagiar artículos periodísticos —no su obra de ficción— y a pesar de ello son galardonados.
El 24 de noviembre Consuelo Sáizar, titular de Conaculta, entregará el galardón a Brayce Echenique, un premio de 150 mil dólares, parte de esos recursos son públicos.
Basta atender la sentencia que arroja Fernando Escalante: “el premio de la FIL ya no es cosa solemne. Es una operación publicitaria con comparsa de figurones”.
Fuente: La Razón
He aquí la historia completa y una muestra de las evidencias: