Hay preguntas que uno formula a amigos, familiares y confidentes. Y después están las preguntas que uno hace a Internet. Google está mostrando las preguntas exactas que se formulan con mayor frecuencia, dando a todo el mundo la posibilidad de mirar sobre el hombro del prójimo para ver curiosidades privadas, según The New York Times.
De acuerdo con el diario, entre las preguntas que se formulan con mayor frecuencia en Estados Unidos figuran: ¿Cuándo va a terminar el mundo? ¿Era gay George Washington?
“Las preguntas provienen de una función que Google llama autocompletar. Esta función anticipa lo que uno puede llegar a preguntar basándose en las preguntas que ya hicieron otras personas”, se afirma en el New York Times. “Tipee simplemente una pregunta que comience con es o era y el motor de búsqueda completará el resto”.
La gente que se dedica a estudiar la conducta online sostiene que la función autocompletar revela patrones más amplios, incluidas indicaciones de que las preguntas que la gente hace a los motores de búsqueda viran hacia lo sensible y lo políticamente incorrecto, advierte el rotativo.
“Nuestro motor de búsqueda es nuestro mejor amigo y uno le habla sobre todos los temas, aún sobre las cosas de las que uno no hablaría con su mejor amigo de verdad. De algún modo, los motores de búsqueda reflejan a la sociedad” aseguró Danny Sullivan, editor de Search Engine Land, un sitio que cubre la industria de búsquedas.
Otra explicación para los patrones de autocompletar podría ser la intromisión de bromistas que intentan burlar al sistema.
Recientemente, Bettina Wulff, esposa de Christian Wulff, un ex presidente alemán, pidió a Google que dejara de sugerir términos como prostituierte (prostituta) después de su nombre. Google se negó, alegando que los términos habían sido tipeados de forma individual muchas, pero muchas veces.
El desarrollo de la función autocompletar pone de reflejo la insaciable demanda de velocidad de los usuarios. “En un experimento, Google descubrió que la gente se sentía más feliz cuando los resultados de las búsquedas llegaban milésimas de segundo antes, a una velocidad por debajo de lo que puede percibir la mente”, según The New York Times.