Miguel Ángel Félix Gallardo, quien estaba programado para salir este jueves de la prisión de Puente Grande, tendrá que esperar al menos hasta el 23 de septiembre próximo luego que la Guardia Nacional consideró que no existían las condiciones necesarias para llevarlo a prisión domiciliaria.
“Hemos sido notificados por el secretario del juzgado cuarto de distrito que, a petición de la Guardia Nacional, al no tener capacidad para hacer el traslado hacia el domicilio, se difiere dicho cumplimiento de la orden judicial para realizarse el 23 de septiembre a las 18.00 horas”, dijo José Antonio Pérez Juárez, director de Prevención y Reinserción Social.
El Jefe de jefes, quien en la década de los ochentas logró asociar a los principales capos del país en una suerte de corporativo para traficar drogas hacia Estados Unidos, estuvo a punto de salir de la cárcel de mediana seguridad de Puente Grande.
Sin embargo el secretario del juzgado cuarto de distrito no pudo hacer valer la procedencia de la causa penal 110/2022 del juzgado séptimo de distrito de procesos penales federales de la Ciudad de México, luego que minutos antes de las 9.00 de la noche le informaron que no se realizaría el traslado por los motivos ya señalados.
La decisión del juzgado séptimo para otorgar la prisión domiciliaria a Félix ocurrió el 7 de septiembre pasado, otorgándole el beneficio de prisión domiciliaria basado en su mal estado de salud y su avanzada edad.
Aunque aparentemente nada tuvo que ver con diferir la fecha de la salida de Félix de Puente Grande, desde la resolución del juez séptimo la Fiscalía General de la República impugnó la decisión, por lo que el caso fue turnado a un tribunal colegiado, que determinará si confirma, modifica o revoca el fallo de primera instancia.
El otrora poderoso narcotraficante es hoy un anciano de 76 años, ciego de un ojo, con al menos 23 enfermedades y un pronóstico de vida no mayor a 3 años.
Desde las 4 de la tarde de este jueves arribaron a Puente Grande varias patrullas de la Guardia Nacional que escoltarían a Félix a un domicilio previamente acordado entre familiares y autoridades, se realizaron diversos trámites pero pasaron las horas y la salida del reo nunca ocurrió, pese a que se cumplieron requisitos como la compra de una diadema de geolocalización que pagaron los familiares y que servirá para ubicarlo en todo momento.
Félix estuvo en Puente Grande los recientes cinco años, parte final de un peregrinar por varias cárceles del país de alta seguridad desde que fue arrestado en 1989, condenado a 40 años por por delitos contra la salud y, en otra condena, a 37 años de cárcel por los secuestros y homicidios del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, y el piloto mexicano Alfredo Zavala, en 1985.