Por Marisela Ortiz
Sin pretender “aguar la fiesta”, quiero hacer una reflexión acerca del Día de las Madres como una estrategia del sistema patriarcal para reprimir a las mujeres, primero haciéndonos creer que la responsabilidad de la maternidad nos corresponde solo a nosotras, creando así una imagen estereotipada y sublime de la mujer-madre, tratando de convencernos de que ese es justamente el valor femenino más importante.
Recordemos que desde la llamada Revolución Mexicana, las mujeres de aquel entonces empezaron a destacar y a posicionarse a través de contundentes acciones; el momento era perfecto para desarrollar las ideas feministas en la historia mexicana, pues a través de esa fuerza se hizo conciencia de que ninguna mujer tenia que pararse detrás de un hombre para ser reconocida.
Después del momento revolucionario empezaron los brotes feministas, el empoderamiento y la defensa de los derechos de todo tipo para las mujeres de la época, pero destaca la defensa de los derechos sobre el cuerpo pues fue cuando se propuso el control natal y para contrarrestar esta “barbaridad” es que nace la idea de privilegiar la maternidad no por ser un noble y bello don otorgado por la naturaleza a las mujeres, sino para frenar ese naciente movimiento feminista que amenazaba el control machista.
Así, apoyado por los medios de comunicación, el Gobierno mexicano inicia una dulce campaña que escondía detrás la intención de manipular, de dar el mensaje a las mujeres de que debían dedicarse a la noble tarea de tener y criar hijos e hijas y que ese y solo ese era su papel en la sociedad.
La campana incluía concursos donde los premios se entregaban a las mujeres más prolíficas, las más abnegadas, las más sufridas, y con ello la lectura de que el verdadero valor de la mujer radicaba en el sacrificio de ser madre sin pensar en otra cosa que pudiera emanciparla, negándole sus derechos a desarrollarse en otras áreas y a decidir de manera libre el hecho de tener o no hijos.
Es el momento en que había que celebrar EL DÍA DE LAS MADRES, en que había que regalarles artículos para el hogar, para dejar claro que ahí pertenecían; y no solo eso, se levantaron monumentos para venerar esta labor que es hermosa sin duda, pero que afirma la idea tradicional de la maternidad como una tarea que incluye la abnegación y la renuncia a otros aspectos de la vida, reprimiendo así la participación pública de la mujer, es decir, a pesar de que en la actualidad la sociedad “permite” trabajar a las mujeres, muchas de ellas no concluyen sus estudios o no ocupan en su mayoría puestos de importancia porque la responsabilidad de educar y cuidar a los hijos e hijas es mas importante que ellas mismas, y les corresponde a ella de manera natural. Esto a miles de mujeres les provoca una gran frustración que no pueden compartir porque entonces serán calificadas como malas madres, o bien les hará sentir una culpabilidad tal que mejor renuncian a sus aspiraciones de desarrollo personal, o se conforman con seguir ocupando un papel mínimo en la sociedad, y es cuando un noble desempeño se convierte en una tarea que enajena y desgasta, que frustra y que duele. (quizá por ello hay tantas madres -siempre victimas de esta condición- que maltratan a sus hijos o los abandonan).
Y no es una crítica, sino solo una reflexión que finalmente nos lleva a pensar que si las mujeres madres encontráramos en el sistema y la sociedad el reconocimiento a nuestra labor dentro de la familia, ya existieran medidas de fortalecimiento a la formación y educación de l@s hij@s para que hombres y mujeres nos desempeñáramos con la misma responsabilidad, y con la tranquilidad y la convicción de que podemos desarrollar otras tareas y que la crianza corresponde a mamá y papá.
Por ejemplo, cada vez son más frecuentes los accidentes de hij@s de madres que trabajan porque deben dejarlos sol@s para acudir a laborar y traer el pan al hogar, pues no hay suficientes lugares de cuidado para l@s menores, y los que existen son particulares y cuestan muy caros. Las medidas en las áreas de trabajo para mujeres que salen a ganarse el sustento son cada vez más duras, y a pesar del discurso de las conquistas laborales aun hoy las embarazadas no son contratadas en muchas empresas.
Yo escucho con frecuencia a las madres de mis alumn@s que se lamentan de que se pierden de momentos importantes con sus hijxs porque la maquiladora donde trabajan no les permite la salida a recoger sus boletas en la escuela, a enterarse de su desempeño, a llevarlos al medico, o a festejarles sus cumpleaños o simplemente a verles bailar o cantar en los festivales escolares….
Por ellas esta reflexión… porque en su mirada cansada y en su hartazgo por la vida encuentro una vida llena de dolor, de frustraciones y culpas… y miran el aliciente para continuar por este camino, en el regalito del 10 de Mayo que a algunas les dará cada un@ de sus hij@s, o en el reconocimiento a su entrega y abnegación a través de un abrazo, un beso y una tarjeta o unas flores… y a partir del 11 de mayo tod@s se olvidarán de lo grandioso que es ser madre…
Me niego a aceptar que mi principal valor radica en mi capacidad reproductiva… porque como muchas otras mujeres, he luchado mucho para salir adelante y mostrar lo mejor de mi persona…. para enfrentar la vida con valor y dignidad… porque además de criar a mis hijxs he tratado de avanzar profesionalmente…. porque ser madre es un privilegio, que no debe ser explotado, ni mucho menos ser usado como pretexto para esconder intenciones machistas ni de dominio, ni tampoco comerciales.
Hay que rendir honor a la mujer que nos dio la vida… no un día… sino toda la vida… no con regalos, sino con acciones…
Mi homenaje a todas las madres activas…
A esas madres que perdieron a sus hijas o sus hijos y que el dolor las fortaleció y las motivó a trabajar cada día de su vida por encontrar la justicia, a aquellas que les fue también arrebatada la vida por defender sus derechos y los de sus hij@s, a las que habiendo entregado sus esfuerzos a una causa, el dolor las doblego y partieron antes de tiempo… mis recuerdos a mis amigas Juia Cano, Norma Andrade, Ramona Morales, Rubí Pando, Elia Escobedo, Elba Mancha, Consuelo Pando, Julia Castro, Julia Caldera, Graciela González, Juana Villalobos, Rosaura Montañez, Catalina, Susana, Bertha, Martina, María, Rosa, Rosario, etc, etc, etc… quienes me permitieron caminar a su lado en un proceso interminable de búsqueda de justicia… y para quienes el Día de las Madres adquiere otro significado…
A todas las madres que luchan día a día para dar ejemplo a sus hijxs de honestidad, de fortaleza, de dedicación y amor… sobre todo aquellas que no se quedan quietas .
A mi madre… que me heredó la fuerza, la valentía y la fe… y me enseño a ser solidaria, digna y honesta…
A mis hermanas, nueras, tías, sobrinas… amigas madres….
A mis hijas que ahora son madres…. y habrán de enfrentar otros retos y nuevas responsabilidades sin tener que abandonar sus sueños y sus anhelos…
* Marisela Ortiz. Cofundadora de la Organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa que es una organización de familiares y amigos de víctimas de los feminicidios de Ciudad Juárez, Chihuahua.