Tras el accidente del avión ruso en la península egipcia de Sinaí el pasado 31 de octubre, la atención internacional giró hacia un grupo afiliado al autodenominado Estado Islámico (EI) que dijo haber sido responsable del desastre donde murieron 224 personas.
Pero Sinaí, un vasto desierto escasamente poblado, principalmente por beduinos, ha sido desde hace tiempo un campo de proliferación de movimientos yihadistas.
Y se ha convertido en el principal campo de batalla del ejército egipcio contra la insurgencia.
El llamado Walayat Sinai, o Estado Islámico Provincia de Sinaí, es el grupo más prominente en la región.
Pero hay varios otros grupos extremistas combatiendo a las fuerzas armadas egipcias en Sinaí.
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Inicios
La insurgencia yihadista comenzó a concentrarse en la península después de la caída del expresidente Hosni Mubarak, en la llamada Revolución de 2011.
Y siguió multiplicándose tras el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi en 2013 y la dura campaña de contrainsurgencia de las fuerzas armadas egipcias contra los simpatizantes de los denominados Hermanos Musulmanes y otros movimientos islamistas.
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“Desde hace tiempo, El Cairo ha luchado por controlar los vastos territorios escasamente poblados de la península de Sinaí”, dice Emma Graham-Harrison, corresponsal de asuntos internacionales del periódico británico The Guardian.
“Allí los islamistas han encontrado refugio junto a contrabandistas, criminales y otros dispuestos a escapar del creciente control oficial.
“Pero hasta hace poco más de una década era un lugar donde los extremistas se iban a esconder, entrenar o planear, y no era un lugar donde llevaban a cabo ataques”, agrega.
Las cosas cambiaron con la llegada del gobierno del presidente Abdul Fattah al Sisi y con el caos que reina en los países vecinos.
La región se transformó en una zona de combates, dice la corresponsal de The Guardian.
Walayat Sinai
“Varias facciones se unieron para formar un grupo con un acceso sin precedentes a fondos y armas, el cual se ha convertido en la franquicia más ambiciosa de EI fuera de Siria e Irak”, añade Graham-Harrison.
Así, el grupo conocido como Ansar Beit al Maqdis (Simpatizantes de Jerusalén), que apareció por primera vez en septiembre de 2011, juró alianza a Estado Islámico en noviembre de 2014 para convertirse en Walayat Sinai.
Sus blancos por lo general son las fuerzas armadas y de seguridad de Egipto en el norte de Sinaí.
Pero desde julio de este año ha incrementado sus ataques y se atribuyó un atentado contra un barco de la Armada egipcia en el mar Rojo.
Y también dijo ser responsable del atentado contra el avión ruso de Metrojet en días recientes.
Los expertos creen que Walayat Sinai está planeando tomar control de la península para convertirla en un territorio islamista gobernado por EI.
Se cree que Walayat Sinai tiene entre 1.000 y 1.500 miembros activos en la región.
Jund al Islam
Se sospecha que este grupo de bajo perfil está aliado con al Qaeda, los grandes enemigos de EI.
Dos días antes del accidente del avión ruso, Jund al Islam publicó en internet un sofisticado video en el que exhibía sus fortalezas, pero no hacía ninguna amenaza específica.
Jund al Islam emergió en septiembre de 2013 haciéndose responsable de un doble ataque suicida contra la sede de inteligencia militar egipcia en la ciudad de Rafah, en el norte de Sinaí, en la frontera con Gaza.
Este año ha incrementado su campaña de propaganda declarando ataques de cohete contra Israel. Y en su último video sugiere tener vínculos con al Qaeda en Yemen.
Al Murabitun
No debe confundirse con el grupo establecido en el Sahara, al Mourabitoun. Este, al Murabitun, es una facción egipcia que emergió en julio pasado.
Los expertos afirman que tiene una orientación tipo al Qaeda y se cree que, junto con Jund al Islam, fue formado para monitorear el crecimiento de EI en Egipto.
Su líder, Abu Umar al Muhajir, alias Hisham Ashmawi, es un exoficial del ejército egipcio y fue una figura importante en Ansar Beit al Mawdis antes de que el grupo se aliara a EI.
En octubre, Ashmawi emitió un llamamiento para matar a militares egipcios y para vengar las muertes de palestinos en manos de las fuerzas de seguridad israelíes.
Ajnad Misr
Su nombre significa “Soldados de Egipto” y apareció por primera vez en enero de 2014.
En julio y agosto realizó varios ataques en El Cairo.
Se cree que tiene vínculos con al Qaeda ya que sus franquicias en Yemen y África publicaron elegías tras la muerte de su líder en abril.
También coordinó ataques con Ansar Beit al Maqdis antes de que el grupo se uniera a EI.
Pero Ajnad Misr ha dicho repetidamente que en sus ataques intenta evitar víctimas civiles.
Hay otros grupos, como la Brigada al Furqan y el Grupo Salafista Yihadista que parecen estar inactivos. Sin embargo, en el pasado han emitido amenazas contra el Estado egipcio.
Mano dura
Lo cierto es que a pesar de la campaña de mano dura del presidente al Sisi, los yihadistas de Sinaí han continuado expandiendo su territorio de batalla y sus ataques.
“El régimen en Egipto no parece reconocer los nuevos peligros”, le dijo a la BBC Omar Ashour, profesor de Estudios de Seguridad de la Universidad de Exeter, Inglaterra, y autor de los libros “La desradicalización de Yihadistas” y “De colusión a colisión: relaciones islamistas-militares en Egipto”.
“Y no está dispuesto a revisar sus políticas de contrainsurgencia y contraterrorismo“.
Y durante los últimos meses, dice Omar Ashour, “la principal característica de estas políticas ha sido una mezcla de intensa represión con intentos de incorporar a sus filas a ciertos líderes tribales”.
Por su parte, el gobierno egipcio asegura que “todo está bajo control”.
Tal como lo declaró el presidente al Sisi en julio: “Bajo control no es suficiente para describir la situación (en Sinaí)… la situación está completa y absolutamente muy estable”.
Fuente: BBC Mundo