Lo que hace meses parecía inminente ahora es un espejismo: en semanas, la oposición venezolana logró diluir la posibilidad de efectuar un revocatorio al presidente venezolano y trocar la esperanza de sus simpatizantes en fuertes críticas a la endeble Mesa de la Unidad.
En diciembre de 2015 la oposición venezolana asestó un duro golpe al chavismo: arrasó en las elecciones legislativas. El discurso triunfalista fue inevitable.
El recién estrenado presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, prometió que “en seis meses” estaría lista “una salida constitucional” para el mandatario Nicolás Maduro. De eso han pasado más de once meses y el panorama de la derecha es hoy, cuando menos, desesperanzador.
“Hace casi un año, por fin, la oposición logró realmente convertirse en una propuesta de futuro. En una ilusión colectiva. Puede dejar de serlo. La esperanza no se improvisa”, escribió la semana pasada el columnista opositor Alberto Barrera Tyszka ante el desconcierto. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo la derecha logró que se esfumara el sueño de la salida de Maduro?
Peleas intestinas
El primer error de la oposición fue no convocar a tiempo el referendo; el segundo, cometer fraude en la recaudación del 1% de las firmas para activar la consulta, según varios tribunales regionales. Esas dos fallas de origen obligaron al Consejo Nacional Electoral (CNE) a suspender el proceso y luego al TSJ a declarar inadmisible la posibilidad de reanudarlo.
La oposición en el Parlamento se exasperó y convocó a una sesión extraordinaria para intentar “enjuiciar” al presidente Maduro, bajo una figura que no aparece en la Constitución. El chavismo denunció un intento de golpe de Estado. El Vaticano, por petición de Maduro, intervino como actor para mediar en un diálogo que, después de muchos escollos, se dio.
Pero la aparente cohesión de la oposición demostró sus debilidades una vez que varios de sus líderes se sentaron a conversar con el gobierno. Un sector del ala más radical se negó a la posibilidad de llegar a acuerdos y otro, el que participó en el diálogo, arremetió contra quienes “están más interesados en disputar el liderazgo” que en “sacar a Maduro”, tal como denunció el secretario de la alianza de derecha, Jesús Torrealba, en un comunicado.
“La verdad verdadera es que hace tres semanas no íbamos ‘en ruta ascendente’ ni estábamos ‘más cerca de la transición”, escribió tajantemente Torrealba para responder al sector que criticó su participación en la mesa con el gobierno. La lluvia de críticas no ha parado desde entonces y la oposición ha sido severamente cuestionada por sus propios seguidores, según los sondeos de la firma Datanálisis.
Cambio de estrategia
El analista político Leopoldo Puchi, también proclive al sector opositor, advierte que la derecha ha decidido cambiar de estrategia porque sembrar las esperanzas en una salida violenta, a través de un “estallido social” en contra del chavismo, no dio resultado.
Por eso, considera Puchi en un artículo, la oposición que le daba un plazo de “seis meses” a Maduro, ahora enfila su batalla política a las elecciones regionales de 2017 y a las presidenciales de 2018. En el camino, sin embargo, siguen varados los sectores que aún apuestan a un escenario de conflicto social.
Entre esos están el gobernador de Miranda (centro), Henrique Capriles, y Leopoldo López, condenado por su responsabilidad en los hechos violentos que causaron la muerte de 43 venezolanos. Empeñados en convocar a movilizaciones de calle y presionar a la MUD para que deje la mesa de diálogo, han fragmentado aún más al sector opositor.
“Lo que unos hacen en las redes insulta y descalifica lo que otros hacen en la Mesa”, se quejó Torrealba. Mientras tanto, Capriles insiste en el revocatorio y López deslegitima a sus compañeros que se sientan a conversar. ¿El saldo? “El grupo antigobierno se despedaza a sí mismo”, considera el psicólogo social venezolano, Leoncio Barrios, en un artículo de opinión.
Sin final feliz
En los últimos meses, especialmente en la ciudad de Caracas, la oposición convocó multitudinarias marchas contra el gobierno, con la promesa de salir de Maduro a como diera lugar. El método no fue eficaz y la sensación general de quienes adversan al chavismo es de desazón.
En una entrevista ofrecida el lunes al diario El País, el ex secretario general de la alianza opositora resumió sin estridencias la actual situación de la derecha: “No ha habido en estos 18 años un momento más difícil que este, porque la esperanza de un final feliz de acuerdo con las reglas se borró de momento”.
Este martes, el director de Datanálisis, Luis Vicente León, confirmó esa percepción en una entrevista a Unión Radio: “hay un sentimiento negativo sobre la oposición (…) hay una desesperanza sobre la capacidad que puede tener la oposición de resolver el problema”.
El analista concluye que el único beneficiado del diálogo ha sido el gobierno porque los logros de la derecha “no se corresponden” con la expectativa que generaron. Lo que está claro para la MUD, según su secretario general, es que “ya no hay un horizonte electoral inmediato”.
Fuente: RT/ Nazareth Balbás