Por Alberto Nájar
La ciudad es vigilada por cientos de soldados, policías federales, del estado y el municipio. Pero de sus calles desaparecieron decenas de personas.
De ninguna se sabe nada. Los que sí han aparecido, a pesar de la estricta vigilancia, son cuerpos desmembrados o decapitados.
Es Chilapa, un municipio al pie de la montaña de Guerrero, en el sur de México.
Organizaciones civiles dicen que desde julio de 2014 han sido asesinadas más de cien personas en la localidad.
A otras las secuestraron grupos armados. El caso más reciente ocurrió entre el 9 y el 14 de mayo cuando supuestos policías comunitarios tomaron el control de la cabecera municipal.
Al marcharse se llevaron a varias personas. El número no está claro.
Lea también: México: investigan nuevas desapariciones en Guerrero
Familiares de las víctimas dicen que son 30, pero Enrique Galindo, Comisionado General de la Policía Federal, asegura que las denuncias se refieren a 16 personas.
El Comisionado Nacional Antisecuestro, Renato Sales, dice que no se trata de plagios para obtener dinero.
“No tenemos hasta el momento la notificación de que hayan solicitado algún rescate”, indicó a medios locales.
Más violencia
Desde el año pasado Chilapa vive una intensa violencia que no se detuvo ni con la presencia de policías federales y el ejército, subraya Manuel Olivares, del Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón.
En Guerrero, el Gobierno Federal aplica una estrategia especial de seguridad, especialmente tras la desaparición de 43 estudiantes en Iguala en septiembre.
Lea: Iguala, la tragedia del “cementerio” que alberga a cientos de desaparecidos
Pero la violencia en algunas regiones no cesa, como ocurre en Chilapa.
“Lo más preocupante es que estando la Gendarmería Nacional, las Fuerzas Especiales de la policía estatal y el Ejército, en el municipio seguía habiendo secuestros y muchos asesinados”, dice Olivares a BBC Mundo.
“Cuando sucede lo de Iguala, el gobierno debió poner más atención a la forma como se incrementa la guerra por el control de la plaza en el municipio”.
No ocurrió, insiste el activista. El 1 de mayo fue asesinado un candidato a la alcaldía, Ulises Fabián Quiroz.
Una semana después aparecieron tres cuerpos en un auto incendiado, y después aparecieron 200 civiles armados en la cabecera de Chilapa.
Ellos se llevaron a los ahora desaparecidos.
Rojos vs Ardillos
El fondo del problema es que Chilapa se encuentra en medio de una cruenta disputa entre las bandas de Los Rojos y Los Ardillos.
Son dos grupos que pretenden controlar el narcotráfico en la zona, uno de los sitios con mayor producción de heroína del país.
El municipio está en medio de esa guerra, reconoce el alcalde Francisco Javier García.
“Chilapa es la puerta de la montaña, en la parte alta de esta zona se siembra marihuana y amapola”, señala.
“Y Chilapa es el paso obligado para sacar esos enervantes a otras zonas del país”.
El grupo de civiles armados que llegó el 9 de mayo a la cabecera municipal pretendía deshacerse de sus rivales, reconoce el alcalde.
“Vinieron a hacer limpieza de otro grupo delictivo y levantaron (secuestraron), presuntamente, a los halcones (espías) de Los Rojos”.
Pero familiares de los desaparecidos no están de acuerdo con la versión.
Entre las víctimas se encuentran estudiantes, taxistas, albañiles, activistas de derechos humanos y vendedores de fruta y carne.
Sus familias dicen que no están vinculados a la delincuencia. El alcalde reconoce que fueron secuestrados “al azar”.
“Es complejo”
El activista Manuel Olivares insiste en que el gobierno federal debe establecer quiénes se llevaron a los desaparecidos.
También debe aclarar por qué no se ha frenado la violencia a pesar del despliegue de soldados y policías.
El comisionado Galindo dice que se investigarán todos los hechos, incluso los que ocurrieron el año pasado.
Por lo pronto al municipio llegaron más elementos de la Gendarmería Nacional y agentes del Ministerio Público, con la orden de buscar a los secuestrados.
“El conflicto es complejo, difícil el contexto de ahí, tiene que ver con supuestas policías comunitarias que se están investigando”, reconoce el jefe de la Policía Federal.
Fuente: BBC