La policía de Río de Janeiro ha logrado ocupar cuatro de las favelas más peligrosas de la ciudad -Manguinhos, Mandela, Varginha y Jarazinho-, ubicadas en la zona norte, y que estaban controladas por narcotraficantes. El gobierno quiere controlar la zona antes de los Juegos Olímpicos.
En las ocupaciones participaron 1,500 uniformados, entre policías y fusileros navales, y contaron con el apoyo de helicópteros y de trece blindados de la Marina. Asimismo, utilizaron excavadoras mecánicas para retirar las barreras con las que los narcotraficantes bloqueaban los accesos a las favelas.
El Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) realizó insursiones previas en aquellas favelas a las que podrían intentar fugarse los delincuentes. En la favela del Morro do Juramente se produjo un enfrentamiento en el que murieron cinco supuestos narcotraficantes que huían de Manguinhos.
En Jacarezinho funcionaba el mayor ‘crackódromo’ de la ciudad, como son conocidas las plazas en que se vende y consume crack, un derivado de la cocaína. Alrededor de un centenar de adictos al crack fueron trasladados a centros especializados.
Las favelas de Jacarezinho y Manguinhos, en las que viven unas 75,000 personas, son las más peligrosas de Río de Janeiro, donde el tráfico de drogas se realiza a plena luz del día en locales de venta, y era común ver a gente armada por las calles. Ahí se concentraba la mayor parte de la venta de crack, droga que consume al menos medio millón de brasileños.
Controlar la zona antes de los Juegos Olímpicos
El gobierno regional de Río de Janeiro pretende instalar en las favelas recuperadas varias Unidades de Policía Pacificadora (UPP), como son conocidos los cuartelillos permanentes con las que las autoridades recuperan áreas antes dominadas por grupos criminales.
La instalación de las UPP forma parte de una exitosa política de seguridad pública iniciada por el gobierno de Río de Janeiro en 2008 para expulsar a las bandas de narcotraficantes de las favelas de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos que la ciudad organizará en 2016.
Esta política ha reducido significativamente los índices de violencia y criminalidad en Río de Janeiro y ha sido considerada modélica para otros países de la región. La policía de Río está considerada una de las más corruptas del país sudamericano.
En los últimos años, al menos 2,000 agentes han sido expulsados por mantener vínculos con redes de corrupción y organizaciones criminales.
Fuente: Actualidad RT