Frente a la pobreza que enfrenta 44.9 por ciento de los jóvenes mexicanos de 12 a 29 años de edad (grupo constituido por 16.6 millones de personas), la inversión pública que se les destina en aspectos como educación y salud se ha reducido en los últimos años, advierte un análisis conjunto de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve).
Por Susuna González
A partir de un rastreo en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de los programas y fondos destinados a la juventud para visualizar la inversión que el Estado mexicano realiza en esta población, se detectó una reducción de 24 por ciento desde el comienzo del gobierno de Vicente Fox hasta el final del sexenio de Felipe Calderón, y una caída hasta de 25.7 por ciento desde 2003, cuando se aprobó el mayor porcentaje de recursos públicos para la juventud.
El documento indica que en 2001 la inversión en jóvenes representó 9 por ciento del PEF: 19.8 mil millones de dólares respecto al total de 219.9 mil millones de dólares, según los cálculos de los organismos. En 2003 esa inversión representó 9.7 por ciento del PEF de entonces y para 2012 cayó a 18.4 mil millones de dólares, equivalente a 7.2 por ciento de 257 mil millones de dólares del presupuesto de ese año.
No obstante, los montos podrían ser menores porque en la investigación se acota que en el PEF no es posible rastraer con certeza los montos y acciones que van dirigidas específicamente a jóvenes, por la forma en la que se presenta la información del presupuesto, además de que varios de los fondos y programas que contabilizaron incluyen pagos para funcionarios, infraestructura y operación, y no sólo los recursos entregados a los jóvenes a través de subsidios, como becas.
En lo que concierne al gasto público para la educación de los jóvenes, en México subió de 1.1 a 1.2 por ciento como porcentaje del PIB entre 2000 y 2012, pero el promedio regional pasó de 1.4 a 2.1 por ciento. En cuanto a porcentaje del total del presupuesto público para educación, la inversión sólo para jóvenes en este renglón bajó de 33.2 a 32.4 por ciento en México, pero en América Latina se incrementó de 31.9 a 36.5 por ciento.
En términos monetarios, el documento señala que hasta 2012 el gasto público en educación por cada joven mexicano en escuelas públicas ascendió a 3 mil 229 dólares, en contraste con el promedio regional de 4 mil 230 dólares o los máximos de más de 5 mil dólares registrados para cada estudiante de Cuba, Argentina, Panamá o Venezuela y hasta 9 mil 644 dólares en el caso de Chile.
El estudio puntualiza que los jóvenes mexicanos tienen mayor nivel de escolaridad respecto a sus padres, ya que tres de cada 10 tienen educación media superior, cuando en sus progenitores la relación era de uno por decena. Sin embargo, este avance educativo no se ha visto reflejado en la movilidad ascendente de estatus socioeconómico. Al considerar el nivel de ingreso de las personas, se observa que en el primer quintil (parte inferior de la distribución de ingresos), seis de cada 10 personas se mantienen en la misma posición de ingresos que sus padres o sólo ha subido al siguiente quintil de la distribución.
Ni canasta básica
Invertir para transformar: la juventud como protagonista del desarrollo, que se presentó la semana pasada. El análisis destaca que México ocupa el quinto lugar con mayor porcentaje de jóvenes en pobreza entre 16 naciones de América Latina y el Caribe, sólo superado por Honduras, Paraguay, El Salvador y República Dominicana. Así, 34.4 por ciento de los mexicanos de 15 a 29 años de edad viven en pobreza, en contraste con el promedio regional de 23.8 por ciento registrado hasta 2012, año que se toma de referencia porque es el último del que se tienen cifras comparables de los países estudiados.
El documento agrega que 12 por ciento de los jóvenes mexicanos, casi 6 millones, viven en situación de indigencia, lo que supera el promedio regional de 8.4 por ciento. La cifra se eleva casi 14 por ciento si sólo se toma en cuenta a los adolescentes, nuevamente por encima del promedio regional de 10.5 por ciento.
Uno de cada dos jóvenes mexicanos ni siquiera cuentan con los ingresos suficientes para adquirir una canasta básica (incluye bienes no alimentarios). De ellos, 6.8 millones que equivalen a 18.3 por ciento de todos los jóvenes mexicanos no pueden adquirir una canasta alimentaria básica.
A lo anterior se agrega que la cuarta parte de los jóvenes carece de acceso a los servicios de salud, 68.4 por ciento no tienen seguridad social, y la quinta parte no puede contar con servicios básicos de vivienda.
Fuente: La Jornada