El abuso tan descarado de la tecnología de vigilancia en México, específicamente el programa espía Pegasus, justifica que haya una investigación internacional, afirma The New York Times en una editorial.
En el texto, en el cual el rotativo fija su postura sobre el tema, recuerda que primero fue la revelación de que destacados activistas anticorrupción, antiobesidad y defensores de los derechos humanos, así como otros críticos del gobierno, “fueron blanco de un programa espía sofisticado vendido a las autoridades mexicanas para luchar contra el crimen y el terrorismo”.
“Ahora llega la información estremecedora de que un equipo internacional encargado de investigar la desaparición de 43 estudiantes también fue vigilada con el programa Pegasus, que monitorea un teléfono celular de manera encubierta”.
“Peña Nieto ha dicho que recibiría ayuda externa, esta vez realmente debería aceptarla”, dice.
El diario agrega que de las “revelaciones alarmantes” surgen dos temas:
El primero es el abuso por parte del gobierno –o elementos rebeldes en su interior– de tecnología cibernética altamente sofisticada y cara.
“El gobierno ha negado ser responsable del espionaje, pero sí adquirió las herramientas informáticas, y usarlas en contra de ciudadanos despierta cuestionamientos legales y éticos fuertes, especialmente cuando se trata de un gobierno que ya enfrenta críticas severas por la situación de derechos humanos en el país”.
El otro tema, señala, es si las empresas que comercializan estas herramientas de vigilancia masiva, aunque tengan buenas intenciones, pueden realmente controlar su uso.
“En este caso, la compañía israelí NSO Group dijo que vendió Pegasus solo a gobiernos, únicamente después de revisar sus prácticas en materia de derechos humanos y exclusivamente tras establecer como condición que se usara para vigilar a criminales y terroristas. Pero NSO reconoció que, después de la venta, no tiene control sobre cómo se usa el programa espía. Y ya que los rastros de este son descubiertos en un teléfono, no es posible determinar quién lo intervino”.
Por lo anterior, el Times dice que se puede hacer mucho más para monitorear y controlar los programas espía comerciales, pues “la tentación para que los gobiernos le den mal uso es fuerte y las previsiones de los fabricantes como NSO Group son, claramente, insuficientes”.
Fuente: Apro