En medio de la crisis abierta en Cataluña por el proceso independentista y solo tres días después de las históricas elecciones celebradas en la región, el rey español Felipe VI pidió a los partidos “respetar la pluralidad” y pensar “con responsabilidad en el bien común” para evitar el “enfrentamiento” y la “exclusión”.
Su tradicional discurso navideño, emitido casi tres meses después de otro excepcional tras el referéndum de independencia ilegal impulsado por el Gobierno catalán, se esperaba en España en una fecha clave tras los comicios del pasado jueves en Cataluña, en los que los independentistas alcanzaron mayoría absoluta para poder gobernar.
Si en aquella ocasión su tono fue duro al acusar a los separatistas de “deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”, hoy se mostró más conciliador y pidió responsabilidad y serenidad tras los convulsos meses vividos en España a raíz de la crisis catalana.
Felipe VI destacó que la nueva etapa que arranca en la región tras los comicios “no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión” y advirtió de que eso generaría “discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y por supuesto económico”.
“Respetar y preservar los principios y valores de nuestro Estado social y democrático de Derecho es imprescindible (…) Cuando estos principios básicos se quiebran, la convivencia primero se deteriora y luego se hace inviable”, apuntilló desde la sala de audiencias del Palacio de la Zarzuela, residencia de la familia real española.
Ante el riesgo de una fractura social de la que algunos políticos y analistas advierten ya en Cataluña, el rey reclamó restablecer “la serenidad, la estabilidad y el respeto” para que “las ideas no distancien ni separen a las familias ni a los amigos”.
Consideró también importante recuperar “la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña”, así como su “capacidad de liderazgo”.
“Confiemos en lo que siempre nos ha unido”, dijo antes de felicitar por la Navidad en español, catalán, euskera y gallego, lenguas oficiales en España.
El de hoy es el cuarto mensaje que el monarca, de 49 años, envía a los españoles a través del televisor en Nochebuena, una tradición que inauguró su padre y que repitió cada 24 de diciembre durante 38 años.
El discurso navideño del rey es el más importante de todos los que pronuncia porque es el único que escribe él y no el Gobierno. El de este año fue recibido con especial atención en medio de la crisis catalana. Importaban sus palabras pero también su tono, tras el excepcional mensaje que lanzó el pasado octubre, también a través de la televisión, tras el polémico referéndum soberanista celebrado en Cataluña, que recordó al que su padre emitió en 1981 tras un intento de golpe de Estado en los albores de la democracia española.
En un gesto inédito en su reinado y sentado ante su mesa habitual de trabajo, Felipe VI pidió el 3 de octubre a los poderes del Estado “asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones”, así como “la vigencia del Estado de Derecho” ante la amenaza del Parlamento de Cataluña de declarar la independencia.
Pero, lejos de llamar a Cataluña y Madrid a un diálogo como pedía una parte de los ciudadanos, el monarca acusó al Gobierno de Puigdemont de haber “vulnerado de manera sistemática” las leyes, haber “quebrantado los principios democráticos” y “socavado la armonía y la convivencia en la sociedad catalana, hasta “dividirla” y enfrentarla.
Semanas después del mensaje, que fue criticado por algunos sectores de la izquierda, el Ejecutivo central de Mariano Rajoy destituyó a Puigdemont y a todo su gabinete y convocó elecciones en Cataluña. En su intervención de hoy, en el que Felipe VI apareció sentado ante las banderas de España y de la Unión Europea (UE) con traje gris y corbata azul, el monarca español suavizó su mensaje y destacó los logros de España tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).
También se refirió a otros temas como el terrorismo yihadista -con una alusión explícita a los atentados del pasado agosto en Cataluña-, la corrupción, la economía, el cambio climático, la violencia machista y los desafíos de una Europa que se encuentra en una “encrucijada histórica”, según dijo.
“Europa, y España con ella, tiene que hacer frente a unos retos que son globales y ante los que no cabe la debilidad o la división sino la fortaleza de la unión”, zanjó.
Fuente: DPA