El estallido fue de carácter multifactorial según el análisis que comprobó la existencia de capas de sedimento impregnadas de hidrocarburos que favorecieron la producción de gas metano, sostuvo.
La explosión ocurrida el 31 de enero de este año en el sótano del edifico B2 del complejo de oficinas de Petróleos Mexicanos tuvo un “carácter multifactorial”, informó este viernes la Procuraduría General de la República (PGR).
Al dar a conocer las conclusiones de un peritaje solicitado al Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México para determinar las causas que dieron origen a la acumulación de gas metano en el área de pilotes, la PGR señaló que se había comprobado la existencia de diversas capas de sedimento impregnado de hidrocarburos.
Las capas se originaron ya sea por derrames de los depósitos de combustible de la Huasteca Petroleum Company, que hasta los años treinta estuvo situado en dicho predio, o del depósito de almacenamiento de hidrocarburos del servicio público del Distrito Federal, inmueble que también se localizó en esa ubicación.
Además de lo anterior, se comprobó la presencia de materia orgánica en diferentes capas del subsuelo que contiene microorganismos anaerobios productores de metano, los que se desarrollaron en condiciones óptimas, ya que al estar en contacto con los hidrocarburos, potencializar su crecimiento y reproducción, lo que se confirmó con base en los estudios de ADN de dichos microorganismos.
Asimismo, se detectó la presencia de solventes que eran utilizados para el mantenimiento, así como la administración de conexiones eléctricas mismas que generaron vapores que en combinación con el gas metano produjeron una mezcla explosiva.
“El metano al ser más ligero que el aire se confinó en la parte superior de los casetones ubicados en la zona de pilotes. Éste, al ser un lugar cerrado, sin ventilación, favoreció su depósito y nula difusión”, aseveró la dependencia mediante un comunicado.
“La producción y emanación de gas metano se filtró y acumuló a través de los pilotes que llegan a la zona de cimentación y por el sistema de drenaje del edificio. Esto se comprobó mediante distintos análisis que confirmaron la presencia de emisiones continuas”, añadió.
Además de lo anterior, los peritos de la Procuraduría General de la República encontraron en el sótano del inmueble elementos de origen eléctrico para la ignición: una extensión de cable de luz, una lámpara y una clavija.
La conclusión final, subrayó, es que todos esos eventos se sumaron una serie de particularidades que dieron origen a la explosión del área suroriente del sótano del inmueble, en primer lugar la presencia del metano de origen biológico acumulado a lo largo del tiempo, según lo informa el Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México y los vapores provenientes de los materiales solventes que en un espacio confinado, se generó un elemento de ignición causando el estallido –según peritajes de la PGR-.
También se especifica que la explosión fue de tipo difuso, que se inició con una chispa de origen eléctrico o mecánico generando un flamazo de forma instantánea que consume en su totalidad la mezcla explosiva (de vapores y gas metano) presente en la zona de pilotes aumentando la temperatura y presión ocasionando quemaduras en los tres empleados que se encontraron en la zona de pilotes para por último fracturar, romper y proyectar la loza de cimentación, y a causa de la onda expansiva, se continúan rompiendo y proyectando las lozas con efecto de abombamiento en los diferentes niveles del área del siniestro.
Por último, la PGR aseguró que Petróleos Mexicanos ha tomado las medidas necesarias instalando sistemas de ventilación en el inmueble a fin de evitar la acumulación del gas.
Fuente: La Jornada