En el centro de la imagen que vemos arriba hay un hombre conectado por un enjambre de cables a un extraño aparato cuya función es difícil de adivinar.
No se trata de una instalación artística –y menos aún de un instrumento de tortura- sino de un experimento científico llevado a cabo en la Universidad Ruhr de Bochum, en Alemania, que intenta explicar cómo el sonido afecta nuestra percepción espacial.
La foto es parte del libro “Ways of Knowing”, publicado recientemente por el fotógrafo Daniel Stier, quien documentó algunos de los experimentos más extraños realizados en universidades e institutos de Estados Unidos y Europa.
“Siempre he sentido una fascinación extraña por la ciencia. Creo que me quedó de los primeros experimentos de física que hice en la escuela”, le cuenta Stier a BBC Mundo.
“Hay algo mágico en ellos y esa magia es la que trato de comunicar”.