David Carr, periodista y columnista del periódico The New York Times, falleció el pasado jueves a la edad de 58 años, pocas horas después de entrevistar al exagente de NSA y CIA Edward Snowden.
Conocido por su estilo directo e incisivo y por haber superado su adicción a las drogas, David Carr, crítico de medios de The New York Times (NYT) se había convertido en uno de los periodistas estadounidenses más respetados. Murió ayer a la noche, a los 58 años: se desvaneció mientras estaba trabajando en la redacción del diario.
La causa del fallecimiento no fue informada. A la tarde, Carr había moderado una charla sobre el documental Citizenfour, en conexión por videoconferencia con su protagonista, el informante, ex asesor de la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos), Edward Snowden, así como con la directora del film, Laura Poitras, y el periodista Glenn Greenwald.
El director ejecutivo del NYT, Dean Baquet, escribió que Carr “era uno de los más refinados periodistas de medios de su generación, un hombre notable y divertido, que se convirtió en uno de los líderes de nuestra redacción. Era nuestro mayor campeón. Su familia en el ‘Times’, los lectores en todo el mundo y las personas que aman el periodismo echarán de menos su interminable pasión por el periodismo y la verdad”.
Carr, que creció en Minnesota, llegó al NYT en 2002 como periodista de negocios, cubriendo la edición de revistas. Su columna Media Equation aparecía en la sección de negocios los lunes. Se centraba en los medios en relación a los negocios, la cultura y el gobierno.
Vivía en Montclair, Nueva Jersey, con su esposa y su hija, y tenía otras dos hijas. Había escrito un libro autobiográfico, “The Night of the Gun”, en el que relata su pasado como adicto a las drogas y su lucha por salir de ese mundo. El libro, publicado por Simon & Schuster, traza su ascenso: de adicto a la cocaína a padre soltero que cría a dos niñas gemelas hasta convertirse en columnista de medios para el Times.
En el libro, Carr no flaquea al describir las ocasiones en que fue detenido -incluyendo una por golpear a un taxista-, sus visitas a rehabilitación -en cinco ocasiones- y su lucha contra el linfoma de Hodkin, un cáncer del sistema linfático.
Su recuperación de las drogas se produjo en paralelo con su ascenso en el periodismo. Tras períodos dirigiendo el Twin Cities Reader, un semanario alternativo de Minneapolis, y el Washington City Paper, un semanario alternativo, Carr escribió textos para Inside.com y las revistas New York y The Atlantic Monthly antes de acabar en el NYT.
El año pasado comenzó a dictar clases en la Universidad de Boston sobre modelos de negocio creativos para sostener el periodismo digital. Fue una de las primeras clases dedicadas a estudiar cómo pueden financiarse las organizaciones de medios conforme los lectores y anunciantes migran a plataformas digitales, una crisis que ha condenado a algunas organizaciones y amenazado la viabilidad de otras.
El decano del College of Community en la Universidad de Boston, Tomas Fiedler, expresó al Boston Globe su tristeza por la muerte de Carr, que describió como “un golpe terrible”. “Qué talento extraordinario y qué ser humano extraordinario”, dijo Fiedler. “Era generoso, amable, inteligente, divertido, y nos sentíamos tan afortunados de que hubiera decidido comenzar lo que esperábamos fuera una larga asociación con la Universidad de Boston”.
Fuente: AFP, AP, DPA