Peor que el virus, el mal periodismo

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Por Héctor Zamarrón

Nos toca informar y también combatir la desinformación, las fake news, bulos y francas patrañas usadas para golpear políticamente…

La declaración de pandemia detonó el interés masivo por el coronavirus y multiplicó los espacios dedicados a discutir la presencia del Covid-19, pero el exceso de información y la información mal procesada generan ansiedad y paralizan.

También crecieron el activismo y las críticas a las decisiones tomadas por el gobierno para enfrentar la crisis.

Las crisis muestran lo peor y lo mejor de todos, nos permiten observarnos con transparencia y afloran la experiencia y preparación de cada uno. En este caso, algunos colegas no salen muy bien evaluados, sino todo lo contrario, exhiben sus carencias.

En el periodismo se vale dudar y preguntar y eso es incluso más valioso que los  mejores análisis, pero la belicosidad disfrazada de argumento periodístico para poner en duda la información científica no.

Más que dedicar los espacios a las notas de “compras de pánico” podríamos apostar por responder muchas de las preguntas que el público se hace todos los días: ¿cómo me protejo?, ¿qué hago si creo tener los síntomas?, ¿a dónde ir?, ¿a dónde llamar?, ¿dónde se hacen pruebas?, ¿dónde me informo?

Así como por indagar si hay suficientes camas de hospital, si van a llegar las pruebas a las clínicas, cómo se realiza la validación de casos, si funcionan o no los filtros sanitarios en aeropuertos, etcétera.

El Covid-19 nos dejará grandes lecciones en todos los ámbitos, desde la política hasta el sector salud, la higiene personal, el trato social, pero sobre todo, también decantará a medios y periodistas para que el público elija mejor quien le informa.

Si apuesta por aquellos que abusan de los adjetivos y usan el temor para generar titulares escandalosos y propios de la prensa amarilla, o si atienden a quienes buscan historias que contar con datos, expertos y, sobre todo, un enorme respeto a quienes nos leen, escuchan y ven.

Para los colegas que lo requieran hay decenas de organizaciones gremiales en México (y en el mundo) que orientan. Lo mismo la Red Internacional de Periodistas (IJNet) que el Centro Internacional para Periodistas con sede en Nueva York, el Poynter Institute, la Global Investigative Journalism Network, la Fundéu, la Fundación Gabo, el Knight Center for Journalism in the Americas, el Comité para Protección de Periodistas, Distintas Latitudes, Salud con lupa, etcétera.

Nos toca informar y también combatir la desinformación, las fake news, bulos y francas patrañas usadas para golpear políticamente o, peor aún, el racismo y clasismo que abunda en estos días.

Es mejor elegir la responsabilidad que la espectacularidad. Disfrazar nuestro trabajo de periodismo combativo y crítico es un salto al vacío y aplica lo mismo para reporteros cuando ofrecen y plantean sus historias, para los jefes de información que planean coberturas y deciden adónde enviar cámaras y micrófonos, que para los editores que eligen encabezados para evitar el clickbait, la caza de visitas a la página o al sitio en vez del compromiso con la veracidad y los ciudadanos.

hector_zamarron@milenio.com

@hzamarron

Fuente: Milenio

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