En los comicios del domingo 5, el presidente Enrique Peña Nieto y el PRI recibieron una “buena patada” por parte de los votantes, al perder siete gubernaturas ante el PAN, evaluó The Economist, pues “así es como se supone que debe funcionar la democracia: los votantes enojados llegan a lanzar los vagos hacia fuera”.
El semanario británico subrayó que a inicio de su gestión Peña Nieto restó importancia a la lucha contra el crimen organizado, pero el número de homicidios aumentó y la extorsión se convirtió en una “miseria cotidiana”.
También resaltó los resultados del Latinobarómetro 2015, donde se señala que 57% de los mexicanos dijo que ellos o un pariente había sido víctima de un delito en el último año, y que la corrupción le cuesta a México 10% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Mexicano para a Competitividad (IMCO).
“De 2000 a 2013 más de 40 gobernadores y exgobernadores estaban implicados en casos de corrupción; sólo dos han sido encarcelados. El crimen y la corrupción se reunieron en la desaparición en 2014 de 43 estudiantes normalistas en el estado de Guerrero a manos de la policía local, los políticos y el crimen organizado”, reseñó.
Esta situación se reflejó en el nivel de desempeño del mandatario priista que en marzo pasado registró su nivel más bajo desde el inicio de su gestión, al obtener 57% de desaprobación de la ciudadanía y 82% por parte de los líderes de opinión.
En cuatro de los 12 estados donde se realizaron elecciones el PRI nunca había perdido. Por ejemplo, en Veracruz gobernó por 86 años; en Durango, 85 años; en Quintana Roo por más de 40 años, y en Tamaulipas 86 años.
Terminar con el gobierno de un solo partido aún es una situación nueva para México, advierteThe Economist, pues “fue sólo en el 2000 que siete décadas de gobierno del PRI finalmente terminaron cuando Vicente Fox, del PAN, ganó la Presidencia. Sin embargo, la esperanza de una transformación profunda y duradera que la victoria de Fox planteó ha dado paso a la desilusión”.
“Muchos de nosotros pensamos que la democracia… traería una era de paz, prosperidad y justicia. Eso era ingenuo “, comentó el historiador Enrique Krauze.
Por su parte, el politólogo Luis Rubio señaló al semanario que existen cosas en México que no van tan mal. “La economía es sólida, si no estelar. Una docena de los 32 estados de México, principalmente en el norte, están creciendo a las mismas tasas que países de Asia. El consumo se ha expandido de manera constante, al igual que la compra de casas, y una economía abierta ha traído a los mexicanos mejores y más baratos productos. Estas mejoras están siendo impulsadas por las reformas estructurales de la energía, el mercado de trabajo, la educación, la banca y las telecomunicaciones lanzadas por Peña Nieto”.
Pero tales “logros” no resaltan porque en la mente de los mexicanos persisten dos problemas que van de la mano: delincuencia y corrupción.
Para The Economist en México es común decir que la democracia no trajo el estado de derecho debido a un sistema político sin reformar, bajo el gobierno de un solo partido.
“En lugar de un rediseño sistemático, la victoria de Fox trajo la fragmentación y decadencia institucional. Desde 2000 ningún presidente ha tenido una mayoría en el Congreso”, acotó el medio británico.
Admite Peña pendientes por corrupción e impunidad
En el marco de la sesión del Consejo Mexicano de Negocios, el director general de Cinepolis, Alejandro Ramírez, pidió al Estado no ser insensible ni omiso ante los problemas de inseguridad, impunidad y corrupción que enfrenta México
A lo que Peña Nieto respondió, ante los 50 empresarios más importantes del país, que ni él ni su gobierno “se escapa, es omiso o insensible ante lo que está en demanda de la sociedad mexicana”.
Luego dijo confiar en que durante este periodo extraordinario de sesiones el Congreso apruebe el Sistema Nacional Anticorrupción.
“Tampoco soy omiso en reconocer que hoy hay una demanda por combatir la corrupción y la impunidad. Hoy es claro que hay un sentido social y una demanda entre la sociedad porque a profundidad y al fondo vayamos a combatir la corrupción, y esto será posible si las instituciones que se están preparando para este propósito trabajan debidamente y de manera eficaz”.
Fuente: Proceso