“Un gobierno que no puede dar cuenta de sus víctimas es un gobierno que comienza a tener complicidades muy graves con el crimen”, dice a Zeta el poeta Javier Sicilia sobre los intentos de Enrique Peña Nieto de ocultar las cifras reales de ejecuciones en lo que va de su gestión como presidente de la República.
Cerca del tercer aniversario del asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega –junto con los de María del Socorro Estrada Hernández, Jaime Gabriel Alejo Cadena, Álvaro Jaimes Aguilar, Julio César Romero Jaimes y Luis Antonio Romero Jaimes–, cuando Zeta le comunica al escritor que este semanario ha documentado decenas de miles de ejecuciones durante la actual administración, Sicilia afirma que ésta “maquilla las cifras”.
Enseguida se ofrece parte de la entrevista con el dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
–¿Qué puede decirnos del hecho de que en los primeros 14 meses de gobierno de Enrique Peña Nieto ha habido por lo menos 23 mil 640 ejecuciones?
–¡Qué barbaridad! Yo asumo que, a pesar del cambio de discurso, la estrategia, la misma que implementó Calderón, es la que Estados Unidos nos ha impuesto, e insisto: el tema está hacia adentro del Estado. Si los criminales actúan como lo hacen, es porque hay una terrible impunidad dentro del Estado, y esa impunidad hace que el Estado sea fallido, que tenga el rostro de un narco-Estado, porque no está realmente reconstituyéndose en su función fundamental, que es servir a la justicia, a la paz. Está simplemente retroalimentando la violencia con este tipo de estrategias, y no atacando en su fondo el problema, por desgracia, pero parece que no quieren oír…
–¿Cuál es su opinión sobre las declaraciones de Miguel Ángel Osorio Chong, días antes de la captura del Chapo Guzmán, cuando dijo que en enero de 2014 hubo 567 homicidios relacionados con el crimen organizado? Textualmente señaló que fueron “mil menos” que en meses anteriores, ya que el promedio era de mil 700 al mes, pero vemos que la realidad es otra en los estados…
–Pues creo que han apostado por cambiar la percepción, y cambiar la percepción para ellos es borrar, maquillar las cifras; es decir, simular que esto está mejor, que tienen el control; y, por otro lado, construir una imagen poderosa de esa salud aparente que va teniendo México, y la prueba de ello es esa portada tremendamente fallida y desacertada de Time. Ellos están buscando eso, pero México se sigue descomponiendo.
“Entonces, si siguen apostando por esta realidad que parece imitar la estrategia política de Salinas en el sentido de promover la imagen mediática, pues les va a salir el tiro por la culata, porque ya no vivimos en la realidad del México de Salinas de Gortari, cuando podían maquillar eso. Ya estamos viendo otra realidad de un México verdaderamente descompuesto. En consecuencia, ésta les va a seguir brotando si no se encaminan verdaderamente hacia la sanación del Estado y hacia una reconstrucción verdadera del Estado de derecho, y ello significa ir sobre quienes están usando al Estado y a los partidos para delinquir, implica un autosacrificio por parte de los gobiernos.”
–¿Cuál sería, a la larga, la consecuencia más grave para el gobierno de Enrique Peña Nieto si continúa maquillando las estadísticas, diciendo que siguen a la baja, reportando disminuciones aparentes?
–Seguirá habiendo brotes de autodefensas. Las autoridades continuarán apartándose del pueblo, y el pueblo proseguirá esforzándose por reconstituir y defender al Estado como pueda frente a la ausencia de Estado, y surgirá la terrible tentación (que se da cuando hay Estados tan débiles, tan corrompidos como el que tenemos) de la mano dura, la tentación del Estado de excepción.
–Nos decía en entrevistas anteriores que el de México podría ser un narco-Estado o un Estado fallido. ¿A qué es lo que se acerca más la administración de Enrique Peña Nieto?
–Pues a un Estado fallido. Mas si un Estado está fallido en la circunstancia que tiene México, tiene visos de ser un narco-Estado. Cuando seguimos teniendo 98% de impunidad, cuando los partidos y los gobiernos protegen delincuentes, cuando no se ataca a empresarios que están metidos en el lavado de dinero y en la delincuencia, pues eso se llama un narco-Estado, y por eso falla el Estado. Las partes sanas del país tendrían que trabajar muy fuertemente y unidas para transformar dicha situación.
–En nuestras investigaciones nos hemos dado cuenta de que ha sido una práctica común en el gobierno de Peña Nieto clasificar los homicidios dolosos como “accidentes”, como una forma de maquillar las ejecuciones en el estado de Michoacán, pero ahora vemos que esa práctica se está repitiendo en el estado de Morelos…
–Yo creo que Morelos está viviendo también el mismo drama. El gobierno (de Graco Ramírez), que es mucho más abierto que cualquier otro, mucho más dialogante, tiene igualmente el gran defecto de que trata de cambiar la percepción a como dé lugar, haciendo muy poco trabajo para encontrar la paz y la justicia…
–¿No hay diferencia entonces entre el discurso del gobierno perredista de Graco Ramírez en Morelos y el del PRI de Peña Nieto a nivel nacional?
–No, para nada, han tomado casi la misma estrategia mediática, que es sumamente peligrosa, porque borran la realidad, pero esa realidad continúa allí y nos sigue alcanzando, y tarde o temprano eso los va a llevar a la pérdida absoluta de su capital político, así como a la tentación de empezar a criminalizar y a generar estados de excepción, a la vieja usanza del PRI.
–A tres años del asesinato de su hijo “Juanelo”, ¿qué acciones realizará en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad?
–Sí, pues viene el tercer aniversario, el 28 de marzo, del movimiento. Tenemos dos acciones importantes, una en México y otra en Cuernavaca. Es un posicionamiento frente al año y meses que lleva el gobierno de Enrique Peña Nieto; y, bueno, va a haber una gran exposición retrospectiva del movimiento, con dos espléndidas fotógrafas que tenemos, en el Museo de la Memoria y la Tolerancia, que se inaugura el 27 de marzo.
–¿Cuál es su expectativa en cuanto a seguridad y violencia para lo que resta de 2014, y, por qué no decir, en los próximos años de gobierno de Enrique Peña Nieto?
–No tengo expectativa. Las últimas expectativas se ven horrendas, por la misma estrategia que están siguiendo con el intento de borrar y de maquillar este horror del país; las expectativas son negras. Tengo esperanza; la esperanza, a diferencia de una expectativa, es tener el corazón abierto a una buena sorpresa.
Fuente: Zeta Tijuana