Por Octavio Rodríguez Araujo
Según Pemex en cifras (Internet, 2013), esta empresa es la quinta productora de crudo en el mundo, es la undécima compañía integrada a escala mundial, ocupa el número 13 en reservas de crudo y el 17 en producción de gas. A principios de este año México exportó, en promedio diario, alrededor de un millón 275 mil barriles de petróleo crudo, de los cuales más de 60 por ciento fueron a Estados Unidos; es un monopolio estatal en comercialización de productos petrolíferos en México y la fuente más importante de ingresos tributarios del gobierno federal (de 30 a 40 por ciento, según el año).
Nuestras reservas probadas son de 13.81 miles de millones de barriles de crudo equivalente (MMMbpce), lo que corresponde a una vida promedio de 10.2 años. Las reservas probables ascienden a 26.2 MMMbpce, para 19.3 años, y las posibles son de 48.84 MMMbpce para 32.3 años. ¿Será por todo esto que hay muchos interesados en compartir esta riqueza desde el sector privado nacional y extranjero?
La idea del gobierno federal para la reforma energética que se viene es darle participación a la iniciativa privada, que no privatizarla –dicen sus voceros–. Lo que se ha tratado de demostrar desde el gobierno es que la empresa está funcionando mal y que va a la baja en varios aspectos (aunque su director Lozoya dijera que esto es un mito y que la empresa ya no está en declive, La Jornada, 13/3/13). Es un viejo truco basado en una falsa ecuación: funciona mal porque es una empresa pública y funcionará bien si interviene la iniciativa privada, en lugar de decir funciona mal porque está mal administrada y porque hay una gran corrupción en su interior. Lo que debe hacerse es administrarla bien, cambiar su esquema fiscal y que se le dé fin a la corrupción, comenzando por el sindicato.
Hay opiniones que sugieren que antes de pensar en más inversión privada para Pemex habría que resolver el problema de los impuestos que le cobra el gobierno federal. El informe anual de la empresa (2012) señala que la carga fiscal representó 57.9 por ciento de las ventas totales, es decir 902 mil millones de pesos en impuestos, derechos y aprovechamientos de un ingreso total de un billón 557 mil millones de pesos (véase pemex.com).
Sin embargo, el porcentaje mencionado de impuestos no corresponde a las utilidades de Pemex consignadas en el mismo informe, pues ahí se dice que fueron de menos de un billón de pesos antes de impuestos, derechos y aprovechamientos (939 mil millones en números redondos), por lo que el rendimiento neto sería de casi 37 mil millones de pesos (939 mil millones menos 902 mil millones), y así calculado el impuesto, éste no representa 57.9 por ciento sino 96 por ciento (José Luis Leyva).
¿A quién le cobran 96 por ciento de impuestos en México, o incluso el citado 57.9 por ciento? A nadie. El impuesto sobre la renta más alto en el país es de 30 por ciento, es decir, un porcentaje muchísimo menor del que paga Pemex, que representa, en un cálculo conservador, un tercio de lo que recauda el SAT en todo el país (Alberto Barranco).
Se ha dicho desde hace muchos años que los impuestos que el gobierno le cobra a Pemex le han servido en parte para completar los ingresos que se requieren para atender las necesidades nacionales y que si no fuera por esos impuestos el gobierno federal operaría con déficit o simplemente no podría atender todos los asuntos que supuestamente resuelve mediante el gasto público. Sin embargo, se sabe que la evasión fiscal, sobre todo de las grandes y megaempresas, es enorme, tan grande que esto ha permitido enriquecimientos individuales exorbitantes en pocos años y ganancias gigantescas de empresas y bancos que pasan de manos y no pagan impuestos por la transacción (Banamex a Citigroup y Bancomer a BBVA, por ejemplo).
Ciertamente habría que sanear la economía de Pemex para que funcione mejor, pero también la recolección de impuestos a todos los que tienen un determinado ingreso. Sabido es que México es casi un paraíso fiscal y que buena parte de los 145 mil millonarios, incluidos los 2 mil 540 multimillonarios del país, pagan menos impuestos de lo que deberían solventar.
Dice el informe citado que las divisas provenientes de la exportación de crudo fueron de alrededor de 47 mil millones de dólares. Más adelante se dice que las importaciones de Pemex fueron de 31 mil millones de dólares y que se importaron gasolinas por un monto de 18.5 mil millones de dólares. Si Pemex pagara en impuestos sólo 30 por ciento de sus ingresos totales, el remanente de las utilidades del año pasado serviría para construir cinco refinerías y dejar de importar gasolinas (José Luis Leyva).
El 18 de marzo del año pasado se dijo que con más trabajadores, Pemex produce menos que las empresas petroleras en el mercado mundial, y que, además, su costo laboral era mayor ( El Universal, 19/3/12). El personal sindicalizado de Pemex, según el informe citado de 2012, es de 120 mil 353 trabajadores (sin tomar en cuenta los eventuales de contratos a 28 días). Si tomamos del contrato colectivo de trabajo como promedio de salario diario base la cantidad de 342 pesos sólo en jornada diurna y sin prestaciones, el monto es de poco más de 41 millones de pesos por día y al año de casi 15 mil millones de pesos. ¿De cuánto son las cuotas sindicales? Si fueran de uno por ciento, que me parece muy poco, sería un total anual de casi 150 millones de pesos, muy buenos para que los hijos del líder se den vida de prósperos jeques árabes.
En este rubro no estoy considerando la venta de plazas ni los privilegios y negocios sindicales, de los que poco sabemos. ¿Y cuánto le cuestan a la empresa los 30 mil trabajadores de confianza? Según CNN Expansión del 2/8/12, el promedio de sueldos petroleros per cápita fue de alrededor de 581 mil pesos al año, o sea mil 613 pesos diarios (mil 271 más que el salario base promedio ya mencionado). ¿Por cuántos trabajadores multiplicamos esta cantidad? No lo sé. Según esta misma fuente, 70 por ciento de los trabajadores de Pemex son locales y 30 por ciento extranjeros. Éstos, añade esta fuente, ganan en promedio anual un millón 563 mil 609 pesos, es decir 4 mil 383 pesos diarios, más las jugosas prestaciones directas e indirectas.
Mucho habría que sanear, pero para esto se necesita voluntad política y no, necesariamente, capitales privados, ni mucho menos reformas al 27 constitucional.
Fuente: La Jornada