La filial de Pemex que produce las gasolinas y diésel que se consume en este país no sólo ha perdido su importancia como proveedor de productos en el mercado mexicano, sino que ha dejado miles de millones en pérdidas a las finanzas de la petrolera mexicana.
Pemex Refinación, que tras la reestructuración pasó a llamarse Pemex Transformación Industrial, acumuló pérdidas netas por más de 666,000 millones de pesos (mdp) de 2010 a 2015, según datos de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) publicados en su estudio Transición hacia los mercados competidos de gasolina y diésel.
El regulador antimonopolios pone en relieve estos datos para ejemplificar los problemas que presenta actualmente Pemex para la elaboración de estos productos, lo que puede perjudicar la apertura de este mercado prevista para 2018.
“Las refinerías mexicanas presentan rezagos operativos y de infraestructura que traen consigo problemas de estabilidad, seguridad industrial y cumplimiento de algunas normas ambientales. Estos problemas ocasionan variaciones en la producción que generan situaciones de emergencia para garantizar el abasto de combustibles”, expuso la Cofece.
En 2010, la capacidad productora de las seis refinerías en el país promediaba 77%, cifra que bajó a 66% en 2015, aunque con rendimientos dispares pues la planta de Salinas Cruz trabajó a 91% de su capacidad mientras que la de Salamanca aprovechó 53% su capacidad productiva el año pasado.
“Aunque la producción de Pemex registró incrementos durante el periodo 2000-2009, a partir de ese año comenzó a descender. El decremento en la producción de gasolinas es del orden del 19%, en tanto que la producción de diésel se redujo 18%”, informó el ente regulador en su documento.
La reducción en la producción de las refinerías de Pemex, que tras el recorte presupuestal de este año frenó las inversiones que se harían en tres de sus plantas, llevó a una mayor importación de gasolinas. Del total de las gasolinas que se consumieron en el país el año pasado, 53% se importaron, mientras que en 2000 este porcentaje llegaba a 19%.
“Obligar a Pemex a continuar con sus labores de refinación a toda costa puede tener efectos adversos a la competencia y la libre concurrencia. La producción de combustibles en condiciones de pérdidas económicas durante un lapso prolongado, puede desincentivar la inversión privada que revitalizaría la infraestructura de refinación del país”, recomendó la Cofece.
Pemex se ha mostrado abierto a buscar acuerdos que permitan a la iniciativa privada invertir en las refinerías para lograr su modernización, aunque hasta la fecha no logra concretar ninguno.