Pemex: ¿Al rescate del big oil?

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Por John Saxe-Fernández

En el foro Mitos y Realidades de Petrobrás realizado en el Senado la semana pasada, Fernando Siqueira, de la Asociación de Ingenieros de la petrolera brasileña, advirtió que a la menor rendija que se abra en la regulación petrolera se pierde rápido el control. Recordó cómo las grandes firmas del ramo (big oil) se apoderaron del ciento por ciento del petróleo que explotaban; sólo pagaban 10 por ciento de impuestos y tampoco desarrollaron nuevas tecnologías, por lo que Lula tuvo que frenarlas (Andrea Becerril, La Jornada –LJ–, 16/3/13 p.9).

Javier Jiménez Espriú, del consejo consultivo del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), por su parte, alertó sobre la decisión de Peña Nieto de profundizar la reforma de 2008, cuando con una trampa jurídica de interpretación (contratos incentivados)se abrió la participación privada en el sector. Asentó, además, que ahora se paga 75 por ciento de los costos del trabajo que realizan las empresas extranjeras y que se les entregan, 4, 5, 6 o 9 dólares por cada barril extraído.

Ante este pillaje fue que se reafirmó el endoso del aparato de seguridad de Estados Unidos a la consumación de la entrega de la renta petrolera, una agresión técnico-administrativa de corte quintacolumnista perpetrada en Pemex paso a paso bajo guía de consultoras estadunidenses. Con el Calderonato, que llenó de horror al país al adoptar el esquema de guerra irregular del Pentágono –bajo fachada de guerra al narco– se colocó en grave riesgo a la población y a los grandes complejos económico-territoriales involucrados en el manejo diario de Pemex/CFE. La Iniciativa Mérida es manifestación concreta de la intención imperial de establecer jurisdicción interviniendo en el proceso de toma de decisiones en materia de seguridad, de paso financiando entrelazamientos clientelares con Estados Unidos en esa sensible área. El interés en acelerar el despojo de la renta petrolera se hizo patente durante una cumbre de negocios realizada en Toluca, en octubre 2010, cuando John D. Negroponte (JDN), embajador de Estados Unidos en México durante la negociación del TLCAN, quien luego encabezó al aparato de espionaje de Estados Unidos (LJ 13/I/2011 p. 31), dejó en claro la interrelación entre la política energética y la sucesión presidencial.

En Toluca JDN consideró oportuno revelar que en las negociaciones del TLCAN, Salinas “propuso incluir el sector energético, sin embargo después manifestó que no era tiempo –de hacerlo–” (El Financiero, 27/10/10 p. 20) queriendo sugerir que el ex mandatario negoció y no sólo cedió y también que luego de décadas de socavar Pemex, al mercado interno y al aparato productivo, ya habrían condiciones para un TLC plus energético, algo equiparable al despojo de 1848.

En dicho foro Francisco Garaiocochea, presidente de la Asociación de Ingenieros Constitución 1917, dijo que la privatización de Pemex hará que se generen empleos en EU, no aquí, porque nos van a vender equipos, herramientas y el servicio, además de llevarse el petróleo. Apunta a un asunto nodal por la crónica desaceleración económica y el desplome del precio del gas shale en Estados Unidos.

Según analistas financieros, si el big oil logra que en los contratos incentivados les paguen con petróleo, técnicamente podrían agregar a sus activos el recurso del o los yacimientos en cuestión. Por su parte, Halliburton (HA) y Schlumberger (SLB), grandes proveedores de equipo y de servicios para la fractura hidráulica o fracking, registraron pérdidas por mil millones de dólares (mmd) en el cuarto semestre de 2012, al hundirse las ganancias de la perforación fracking, según informó David Wethe, de Bloomberg (5/10/12) y la firma PacWest, de Houston, calculó una caída en los precios del fracking de 14 por ciento en 2012 y de 8 por ciento en 2013. En materia de equipo HA formalizó pedidos por 10 mmd, excediendo 30 por ciento la demanda. Hizo pedidos por 15.6 millones de caballos de fuerza (HP) y la demanda fue de 12 millones. De aquí que aumente más el interés en la apertura que se les ofrece. Una situación en que firmas tipo Exxon-Móbil recurren a la persuasión de sus cabildos para agilizar la toma de decisiones a su favor.

Nuestros altos cargos cabalgan al rescate del big oil ¿para incluir más millonarios en la lista Forbes, mientras el continuismo de la macroeconomía procíclica dictada durante 30 años por el FMI hunde al mercado interno y elajuste estructural del Banco Mundial agrede al trabajo? A lo que es necesario añadir el enorme costo de oportunidad, en generación de empleo y encadenamientos productivos gestado por la desleal veda durante cinco sexenios en la construcción de refinerías y el sistemático ataque contra la petroquímica estatal.

Desestabilizar más, entregando la renta petrolera y condenando a millones a las categorías de desempleo, subempleo, pobres patrimoniales y muertos de hambre, no es transformar sino demoler el país. Con big oil dentro y la CIA y el Pentágono metidos hasta la cocina, será difícil lograr su regreso a casa.

jsaxef.blogspot.com

Fuente: La Jornada

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