El documental “Narco cultura” del israelí Shaul Schwarz sobre el mundo de los narcocorridos y de los asesinatos en Ciudad Juárez despierta gran expectación entre el público de la Berlinale. En la cinta, el director israelí Shaul Scwharz explica en 100 minutos cómo los narcotraficantes se han convertido en íconos de fama y éxito entre jóvenes mexicanos y cómo un grupo de músicos glorifica sus hazañas.
Con la sala abarrotada de gente en todas las proyecciones de la película que ha habido hasta el momento, el director intenta explicar a lo largo de 100 minutos cómo los narcotraficantes se han convertido en íconos de fama y éxito entre los jóvenes mexicanos y cómo un grupo de músicos glorifica sus hazañas con los famosos narcocorridos más allá de las fronteras de México.
“Los jóvenes no quieren ser policías, o trabajar en una tienda por unos cuantos dólares cuando si trabajan para los narcos pueden ganar mil veces más”, explica a dpa el director afincado en Nueva York.
El documental cuenta dos historias, dos vidas paralelas. Por un lado, se centra en el cantante de narcocorridos Edgar Quintero, residente en Los Ángeles, que exalta en sus canciones los crímenes de los narcotraficantes con gran éxito de público en Estados Unidos y por otro lado, acerca al espectador el día a día de un perito de la policía científica de Ciudad Juárez, Richi Soto.
“En 2008 empecé a cubrir lo que sucedía en México para diferentes diarios y empecé a ver la cultura que había en torno a los narcos”, comenta Schwarz sobre cómo surgió el proyecto.
El rodaje de la película se extendió a lo largo de más de dos años, tiempo que tanto el director como su técnico de sonido pasearon por las calles de la considerada como la ciudad más peligrosa de México.
“Sí, me costó convencerlo al principio. Él no había estado en medio de un conflicto de este calibre y hubo momentos de peligro donde le hubiera gustado salir corriendo y no mirar atrás”, recuerda sobre su trabajo esos días.
“Sin embargo, siempre tuvimos claro hasta dónde podíamos llegar al hacer el film. Si no sabes hasta donde puedes llegar, puede ser peligroso para ti y para ellos. No íbamos con el ejército, éramos sólo nosotros dos”, agrega.
El trabajo del forense muestra la dureza del día a día en las calles de Juárez. Una ciudad que “huele a sangre, mientras a 50 metros, en El Paso (Texas), la gente mira para otro lado”, explica el perito en un momento de la película.
Richi no quiere abandonar su trabajo a pesar de que pueda costarle la vida como le sucedió a algunos de sus compañeros.
“Richi ama su ciudad y yo lo entiendo, la gente ama donde ha nacido”, indica Schwarz sobre su resistencia a abandonar su ciudad e irse a Estados Unidos donde vive su novia.
La extorsión es un gran negocio en Ciudad Juárez y los asesinatos están a la orden del día, pero la película quiere mostrar no sólo esos crímenes de los cuales un 97 por ciento no llegan a investigarse más allá de acudir a la escena del crimen, sino también la cultura que exalta todo este mundo.
El film fue un “desafío” para el director, conocido por sus trabajos como fotógrafo para la revista “National Geographic”.
“Juárez es muy violento, pero siempre contamos la verdad: estamos haciendo una película sobre la cultura”, señala sobre su relación con la gente de esa ciudad fronteriza mexicana.
“Tuvimos muchas limitaciones, por ejemplo, cuando nos invitaron a una fiesta de narcos, hubiéramos podido mostrar muchas imágenes, pero decidimos que era peligroso”, recuerda al mismo tiempo que indica que en la sala de montaje descartaron muchas secuencias que hubieran podido resultar peligrosas para las personas implicadas.
La película lleva al espectador a través de las calles de Ciudad Juárez llenas de sangre y dolor, donde la incertidumbre sobre si regresarás a casa con vida al final del día se ha convertido en un temor permanente con el que hay que convivir, hasta las seguras calles de Los Ángeles y de El Paso, pasando por la casa de un narco y un monumental cementerio de los narcos de Sinaloa.
El director y su técnico de sonido, el español Juan Bertrán, fueron con pies de plomo durante todo el rodaje: “Tienes mucho cuidado de no decir nada, nunca sabes quién es el que está a tu lado, no van con una bandera. Siempre hay rumores, pero nunca sabes, por eso sólo hablábamos cuando estábamos juntos en la habitación. No es un juego”.
El documental participa en la sección de Panorama del Festival de Cine Internacional de Berlín (Berlinale) tras su paso por el Festival de Sundance
Fuente: DPA