El papa Francisco celebró la Misa de la Noche Buena con un llamado a ser pacientes ante la violencia y la corrupción que persiste, y a llenar de ternura el mundo. “¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy!”, clamó el Papa en la Basílica de San Pedro.
“¿Tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio?”.
Su reflexión, pronunciada en italiano, partió del nacimiento de Jesús como una luz que irrumpió y disipó la más densa oscuridad, liberó a su pueblo del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instauró el gozo y la alegría.
“El curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio, la opresión, pero Dios esperó con paciencia ante la corrupción de los hombres y de los pueblos”, recordó.
“Dios no conoce los arrebatos de ira y la impaciencia”.
El Papa recordó a los fieles que el niño nacido en Belén asumió sobre sí la fragilidad, los sufrimientos, las angustias, los anhelos y las limitaciones de la humanidad.
Previamente, el Pontífice realizó una llamada a cristianos refugiados en Irak.
El Papa dijo a los refugiados en el campamento de Ankawa, un suburbio de Erbil, en el norte de Irak, que ellos son como Jesús, obligado a escapar porque no había lugar para él.
“Ustedes son como Jesús en esta noche, y yo les bendigo y estoy cerca de ustedes”, dijo el Pontífice.
“Los abrazo a todos y les deseo feliz Navidad”, expresó.
El campamento de Ankawa alberga mayormente a refugiados cristianos obligados a escapar de la ofensiva del grupo extremista Estado Islámico.
En una carta a cristianos en el Levante escrita esta semana, Francisco los llamó a seguir en la región, donde ha habido comunidades cristianas durante 2 mil años, y ayudar a sus compatriotas musulmanes a presentar “una imagen más auténtica del islam” como religión de paz.
Fuente: Notimex
