El papa Francisco advirtió el jueves a los obispos y líderes religiosos que participaban en una histórica cumbre sobre la prevención de abusos sexuales en la Iglesia, que los fieles católicos de todo el mundo exigen más que una simple condena de los delitos, piden acciones concretas para frenar el escándalo.
El pontífice inauguró la cumbre de cuatro días recordando a la jerarquía católica que su responsabilidad a la hora de lidiar eficazmente con los curas que violaron y abusaron se menores influye en el proceso.
“Escuchen el clamor de los jóvenes que quieren justicia” y aprovechen la ocasión para “transformar este mal en una oportunidad de comprensión y purificación”, dijo Francisco a los 190 líderes de conferencias episcopales y órdenes religiosas que asisten al encuentro.
“El pueblo santo de Dios está observando y espera no solo simple y obvias condenas sino que se establezcan medidas eficientes y concretas, agregó.
Más de 30 años después del estallido del escándalo en Irlanda y Australia, y a 20 años de que salpicase a Estados Unidos, obispos y líderes católicos de muchas partes de Europa, Latinoamérica, África y Asia niegan la existencia de abusos sexuales por parte del clero o minimizan el problema.
Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, convocó la cumbre tras haberse equivocado en un conocido caso de encubrimiento de abusos sexuales en Chile el año pasado. Al darse cuenta de su error, se comprometió a tomar un nuevo rumbo y está llevando al liderazgo de la institución por el mismo camino.
La cumbre busca ser un tutorial para que los líderes de la institución aprendan la importancia de prevenir los abusos sexuales en sus iglesias, de atender a las víctimas e investigar los casos cuando ocurren.
La emoción interrumpió varias veces el discurso de apertura del cardenal de Manila Luis Tagle, quien dijo a los obispos que las heridas provocadas por el escándalo entre los fieles recordaban a las de Jesucristo en la cruz. El prelado pidió que dejen a un lado el miedo y no aparten la vista del daño causado por los abusos sexuales cometidos por los religiosos y por su propia inacción a la hora de atajar el problema.
Los sobrevivientes de abusos acudieron en masa a Roma para exigir responsabilidades y transparencia a los líderes eclesiásticos, añadiendo que el tiempo del encubrimiento terminó.
Phil Saviano, quien ayudó a destapar el escándalo en Estados Unidos hace dos décadas, exigió al Vaticano que publique los nombres y expedientes de los agresores.
“Háganlo para romper el código de silencio”, dijo al comité organizador en la víspera de la cumbre. “Háganlo por respeto a las víctimas de esos hombres, y háganlo para evitar que (…) abusen de más niños”.
El Vaticano no espera ningún milagro ni tan siquiera una declaración final tras la cumbre, y el propio pontífice intentó rebajar las expectativas.
Pero los organizadores señalaron que el encuentro supone un punto de inflexión en la forma en la que la Iglesia católica ha abordado el problema, con el reconocimiento de Francisco de sus errores en la gestión del caso de Chile como punto de partida.
“Nuestra falta de respuesta al sufrimiento de las víctimas, sí, hasta el punto de rechazarlas y cubrir el escándalo para proteger a los autores y a la institución, ha hecho daño a nuestra gente”, señaló Tagle en su discurso. El resultado, agregó, provocó una “profunda herida en nuestra relación con aquellos a quienes estamos destinados a servir”.
Antes del arranque de la cumbre vaticana, activistas en Polonia derribaron de madrugada la estatua de un sacerdote ante las crecientes denuncias de que habría abusado de menores.
Fuente: AP