La intervención del Vaticano en la poderosa Orden de Malta surgida en el tiempo de Las Cruzadas, que por órdenes del papa Francisco obligó a la renuncia del gran maestre y se nombró a un delegado papal, ha provocado una confrontación sin precedentes.
Las críticas de grupos conservadores al papa Francisco se intensificaron el sábado luego de su intervención en la Orden de Malta, y varios carteles fueron colocados por toda Roma denunciando sus actos contra los católicos conservadores y preguntándole “¿Dónde está su misericordia?”
Los carteles aparecieron el mismo día en que Francisco consolidó su autoridad sobre la organización al designar al arzobispo Angelo Becciu como “portavoz exclusivo” del pontífice ante la orden.
Francisco dio a Becciu, quien es el número dos del secretariado de Estado vaticano, “todos los poderes necesarios” con el fin de ayudar a esa organización católica a sentar las bases para la reforma de sus estatutos, encabezar la renovación espiritual de sus miembros y preparar la elección del nuevo gran maestre de la orden, que se espera dentro de tres meses.
La intervención del Vaticano a la organización soberana avivó las críticas al papa en los círculos conservadores, que hasta el sábado se habían limitado a manifestar en blogs, entrevistas y conferencias sus preocupaciones respecto a la tendencia de su papado de dar prioridad a la misericordia sobre la moral.
La Orden de Malta tiene muchos de los privilegios de un estado soberano: emite sellos de correo, pasaportes, placas de automotores y mantiene relaciones diplomáticas con 106 estados, incluida la Santa Sede.
Decenas de carteles aparecieron el sábado en toda Roma con la foto de Francisco en actitud severa y con la pregunta que hace referencia a la “decapitación” de los Caballeros de Malta, la marginación del cardenal estadounidense Raymond Burke y otras acciones que Francisco ha tomado contra los grupos conservadores y tradicionalistas.
La intervención radical del Vaticano suscitó alarma dentro de la orden, que se enorgullece de su estatuto soberano.
En cuestión de horas, la alcaldía de Roma había colocado letreros encima de los carteles para desautorizarlos. La policía abrió una investigación a los grupos conservadores que las autoridades creen están detrás de los actos, y se apoyará en las imágenes de cámaras de circuito cerrado, reportó la agencia de noticias ANSA.
Los carteles, escritos en el dialecto romano, también mencionan la manera en que Francisco ha “ignorado a los cardenales”, una referencia a los cuatro cardenales, entre ellos Burke, que le han pedido públicamente al pontífice que aclare si los católicos divorciados o que se han casado nuevamente por lo civil pueden recibir la comunión.
Francisco no ha respondido directamente, aunque ha dejado en claro que está a favor de hacer concesiones tras un análisis de cada caso.
Burke es un estadounidense conservador al que el papa retiró como juez de la Signatura Apostólica, considerada la “Corte Suprema” del Vaticano, en 2014 y lo nombró su enviado ante la Orden de Malta. El cardenal, un firme defensor de la doctrina católica sobre la moral sexual, se ha convertido en el crítico más abierto de Francisco.
Con el apoyo de Burke, el gran maestre de los Caballeros, Fra’ Matthew Festing, despidió al gran canciller, Albert von Boeselager, tras un escándalo por la distribución de condones. Después de enterarse de que la expulsión había sido hecha en su nombre, Francisco tomó el control de la orden. Le pidió a Festing que renunciara, colocó de nuevo a Boeselager en su cargo, declaró “nulas” todas las decisiones soberanas de los Caballeros en torno al asunto y nombró a Becciu para que ayude a dirigir la orden en forma interina.
Festing despidió a von Boeselager luego de conocerse que bajo su supervisión la rama humanitaria de la orden había distribuido condones en Myanmar.
En su carta el sábado, Francisco dijo que Becciu trabajará en “colaboración cercana” con el funcionario que técnicamente está a cargo de los Caballeros de Malta. Pero enfatizó: “Le delego a usted todos los poderes necesarios con el fin de que decida posibles cuestiones que pudieran surgir mientras realiza el mandato que le he encargado”.
En una conferencia de prensa esta semana, Boeselager insistió en que la soberanía de la orden nunca estuvo en duda durante la aplicación de todas estas medidas, aunque reconoció que las declaraciones fuertes del Vaticano habían generado tales malentendidos que planea convocar a los embajadores acreditados ante la orden para explicarles lo sucedido.
Los Caballeros tienen un carácter único: una orden religiosa aristocrática integrada por laicos cuya historia se remonta a las Cruzadas. La orden opera una amplia organización de ayuda humanitaria en todo el mundo.