El de Carlos Hank Rhon es el único caso de un empresario millonario de México al que Mossack Fonseca le cerró las puertas.
Por Mathieu Tourliera/ Proceso
El 24 de septiembre de 2013, después de revisar los antecedentes del financiero Carlos Hank Rhon, el área de cumplimiento de Mossack Fonseca advirtió en un correo electrónico dirigido a la filial del despacho en Jersey: “Hemos encontrado información negativa relacionada con este individuo y su familia (…) No recomendamos vender compañías a este cliente si el Sr. Hank Rhon se encuentra involucrado”.
Con esa contundente negativa acabó el intento del hijo del fallecido profesor Carlos Hank Gonzalez de comprar una compañía offshore en Panamá al despacho especializado en paraísos fiscales Mossack Fonseca, según los documentos internos de esa firma a los que Proceso tuvo acceso como parte de los #PanamaPapers.
El de Hank es el único caso de un empresario millonario de México al que Mossack Fonseca le cerró las puertas. Así lo demuestra la masiva información del despacho obtenida de manera anónima por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung (http://www.sueddeutsche.de/) y compartida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) con Proceso y más de cien medios asociados en el mundo.
El semanario fue el único medio impreso de México convocado por el ICIJ en la investigación global de 11.5 millones de archivos internos de Mossack Fonseca, que duró casi un año. En el proyecto de colaboración periodística internacional más grande hasta ahora participaron aproximadamente 376 reporteros alrededor del mundo.
Los más de 10 millones de dólares que Carlos Hank Rhon ofreció movilizar a través de una compañía offshore no fueron suficiente atractivo para el despacho panameño, en el que pesaron más los antecedentes de la familia icónica del Grupo Atlacomulco al que pertenece el presidente Enrique Peña Nieto.
Contrario a otros grandes poderosos de México que lograron crear complejas estructuras financiera para esconder sus recursos, como los contratistas Juan Armando Hinojosa Cantú y Ramiro Garza Cantú, Hank Rhon no pasó la aduana de Mossack Fonseca, pese a la flexibilidad que ha caracterizado a la firma en su relación con políticos de primer nivel o delincuentes.
El programa de revisión internacional que emplea Mossack Fonseca para evaluar los riesgos asociados con los beneficiarios finales de sus estructuras arrojó el expediente negro del financiero mexicano, quien a finales de los años 90 fue mencionado en un informe de inteligencia estadunidense en delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
Consecuencia de ello el despacho panameño se negó a incorporar una compañía en las islas de Bahamas –un paraíso bancario ubicado entre Cuba y Florida–, a través de la cual Hank Rhon pretendía poseer una cuenta de 10.7 millones de dólares en un banco suizo, cifra muy inferior a la que depositó en otro banco, también suizo, y que ascendió a más de 150 millones según otra investigación del ICIJ.
No era la primera vez que Hank Rhon se acercaba a Mossack Fonseca. En 1996 Interacciones Casa de Bolsa figuraba ya como “prospecto de cliente” de esa firma, es decir, como intermediario entre el despacho y las personas que quieren ocultar su dinero.
Años después Mossack Fonseca prefirió deslindarse de Carlos Hank Rhon. El pasado 24 de septiembre, Sandra de Cornejo, empleada del área de cumplimiento de Mossack Fonseca, adjuntó a su correo electrónico los resultados de “World Check”, el programa de revisión internacional de los “Personajes Políticamente Expuestos” (PEP, por sus siglas en inglés) relacionados con Hank Rhon.
El programa señaló al actual presidente de Grupo Hermes y Grupo Interacciones como “hijo de Carlos Hank González, exsecretario de agricultura y recursos acuíferos” durante la administración de Carlos Salinas de Gortari. Pero no mencionó que su padre, fallecido en 2001, encabezó el “Grupo Atlacomulco” –al que pertenece Enrique Peña Nieto–, gobernó el Estado de México entre 1969 y 1975 e integró el Consejo Político del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI de 1997 hasta su muerte.
Además de ser el hijo de un exsecretario –por lo que lo catalogó como PEP–, el programa de verificación internacional encontró artículos “adversos” publicados en la prensa estadunidense sobre el polémico banquero.
Entre ellos destacó el artículo “Prominente familia mexicana, vista como amenaza contra Estados Unidos”, que publicó The Washington Post el 2 de junio de 1999. Este reportaje señalaba que Carlos Hank González y sus hijos Carlos y Jorge Hank Rhon “lavaron dinero de manera masiva, apoyaron organizaciones narcotraficantes en transportar cargamentos de droga y se involucraron en corrupción pública a gran escala”, con base en un informe “reciente” de la principal agencia de inteligencia sobre drogas estadunidense.
Este informe sostenía que la familia –“muchas veces descrita como los Rockefellers de México”, precisó la nota– “representa una amenaza criminal significativa para Estados Unidos”.
Otro reportaje, publicado por Los Angeles Times el 5 de junio de 2011, recordó que integrantes del Ejército mexicano detuvieron a Jorge Hank Rhon –el hermano de Carlos Hank Rhon, exalcalde de Tijuana– el día anterior.
Además de las notas periodísticas, el programa de revisión internacional encontró una resolución que adoptó el Consejo de la Reserva Federal estadunidense el 31 de mayo de 2001 contra la compañía Incus Co. Ltd. y su dueño Carlos Hank Rhon, por “varias violaciones” contra las leyes bancarias estadunidenses.
Las publicaciones periodísticas siguieron a la investigación conocida como Tigre Blanco, emprendida durante varios años por distintas agencias de seguridad de Estados Unidos a mediados de los años noventa, que derivaron en la expulsión de Hank Rhon del sistema bancario estadunidense, donde era dueño del Laredo National Bank, en Texas.
“¿Pueden proceder?”
El pasado 20 de septiembre no fue el financiero mexicano quien estableció la comunicación con el despacho panameño, sino un asesor de nacionalidad británica, Trevor Pinchemain. En un correo que envió a la filial de Mossack Fonseca en la Isla de Jersey, planteó: “Necesitamos urgentemente una compañía incorporada de Bahamas para un cliente nuestro. ¿Pueden proceder?”.
Pinchemain funge como socio de Virtus Trust, un despacho establecido en el paraíso bancario británico de Guernsey, una pequeña isla del Canal de la Mancha. Además de ofrecer sus servicios como prestanombres en fideicomisos, el despacho propone asesoría en “cualquier asunto” relacionado con “planes de sucesión”, “optimización fiscal” y “protección de bienes”, entre otros.
En su página de Internet, la empresa señala que Pinchemain “laboró en varias instituciones financieras en los paraísos bancarios de Guernsey y en Bermuda” desde 1977, y destaca su “amplia experiencia en el manejo de fideicomisos y de estructuras corporativas para familias de fortunas altas y ‘ultra’ así como sus asesores a nivel global”.
En el correo del 20 de septiembre Pinchemain indicó a los empleados de Mossack Fonseca que la futura compañía en Bahamas se llamaría Aztec Holdings Limited y sería “dirigida” por los directores de Virtus Trust, en tanto que Virtus Trust NZ Limited –la compañía fiduciaria que tiene Carlos Hank Rhon en Nueva Zelanda– aparecería como fideicomitente.
El 23 de septiembre, después de un intercambio de correos, el trato estuvo a punto de concretarse: Pinchemain envió a Mossack Fonseca un formato para adquirir en Bahamas la compañía Duridgebay, S.A., junto con información sobre Carlos Hank Rhon, el “beneficiario final” de la compañía. La información consistió en una copia de su pasaporte y un estado de cuenta abierta en su propia empresa, Banco Interacciones, con un saldo de 29 mil 385 pesos.
En la escritura de adquisición de la sociedad, Virtus Trust planteó que después de la compra sustituiría el nombre Duridgebay Limited por Aztec Holdings Limited, e indicó que esta sociedad “poseerá un depósito bancario de alrededor de 10.7 millones de dólares con un banco suizo”.
Debajo de la instrucción “Favor indique si alguna de las personas que estarán mencionadas en este documento son PEP”, Virtus marcó el cuadro “Sí” con una palomita y precisó: “El Sr. Rhon ha sido cliente de Virtus Trust desde 2008. Está sujeto a los procedimientos de monitoreo mejorado que se llevan a cabo en Virtus Trust. Además, una reunión en persona con el Sr. Rhon se realiza cada año”. Informó que la fuente de financiamiento de la compañía consistirá en “ganancias de negocios”.
Al percatarse de que Carlos Hank Rhon era “políticamente expuesto”, Jennifer Fahy –directora de operación de Mossack Fonseca en Jersey– solicitó más información a Pinchemain acerca del financiero. De manera paralela envió los documentos al área de cumplimiento del despacho, en la sede central de Panamá, que emitió su opinión negativa al día siguiente.
Ese día, el 25 de septiembre de 2013, Andrzej Radomski, director de gestión de Mossack Fonseca en Jersey, advirtió que había cancelado el trato con Virtus Trust. En un correo electrónico precisó que no explicaba a los asesores de Vitrus Trust las razones de la cancelación, pero estimó que “deben estar totalmente enterados sobre quien es Carlos Hank Rhon”.
tras recordar que Virtus Trust trabaja con Hank Rhon desde 2008, añadió con un tono preocupado, resultaría “prudente” asegurarse que “ninguna otra compañía que mantienen con Mossack Fonseca esté vinculada con Carlos Hank Rhon”.
No es la primera vez que el nombre de Hank Rhon aparece en una investigación global del ICIJ: en enero de 2015 el consorcio detectó que el financiero tuvo una cuenta bancaria de 157 millones 946 mil dólares en la filial de HSBC en Ginebra, Suiza. La investigación, bautizada Swissleaks, exhibió a 100 mil titulares de cuentas en Ginebra –tanto empresas como personas–, los cuales guardaron más de 100 mil millones de dólares en el secreto bancario suizo.
Fuente: Proceso