Por Will Fitzgibbon*
Un día durante su campaña para la reelección presidencial en septiembre de 1996, Bill Clinton entró a un cuarto en el hotel Westin Crown Center de Kansas City. Un cuarto de millón de dólares estaba en juego como donación para su campaña. Clinton vio a su generoso anfitrión, Farhad Azima y cantó junto con sus invitados
“Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti…”
Azima, un iraní de nacimiento, executivo de una aerolínea chárter estadounidense, desde hace mucho había hecho donaciones a las administraciones demócratas y republicanas. Visitó la Casa Blanca de Bill Clinton 10 veces, de octubre de 1995 a diciembre de 1996, lo que incluía cafés vespertinos con el Presidente. Años después, cuando Hillary Clinton contendió para el Senado en diciembre de 1999, Azima la recibió a ella y a 40 invitados para una cena privada que costaba US$2.500 por persona.
La recaudación de fondos de Azima para los demócratas, dio un giro importante a la carrera de un hombre que se encontró a si mismo en una tormenta medáitica por uno de los mayores escándalos políticos en la historia de Estados Unidos, el caso Irán-Contra, durante la administración republicana de Reagan.
A mediados de 1980, altos funcionarios de la administración Reagan, secretamente acordaron vender armas a Irán, con la finalidad de ayudar a liberar siete rehenes estadounidenses, para luego usar las ganancias de la venta para patrocinar a rebeldes de derecha nicaragüenses conocidos como Contras. En una misión a Terán, en 1985, uno de los aviones de carga Boeing 707 de Azima, entregó 23 toneladas de equipamiento militar, según reportó The New York Times, Azima negó tener conocimiento del vuelo o que este hubiera sucedido.
“Yo no tuve nada que ver con los Irán-Contra”, dijo Azima a la ICIJ. “Yo fui investigado por todas las agencias de inteligencia estadounidenses y decidieron que no había nada”, agregó Azima. “Fue una cacería de patos. Los agentes de la ley y reguladores lo creyeron”.
Ahora, registros obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung y otros medios asociados revelan nuevos detalles acerca de uno de los donadores políticos más coloridos de Estados Unidos. Los registros también muestran tratos offshore hechos por otra figura relacionada con los Irán-Contras, el billonario saudita, Adnan Khashoggi.
Los documentos muestran cómo es que funciona la firma panameña, Mossack Fonseca, que se dedica a conformar empresas offshore que ayudan a sus clientes a ocultar sus capitales.
Negociaciones offshore de espías
Los documentos también revelaron centenares de detalles acerca de como ex vendedores de armas de la CIA y contratistas usaron empresas offshore para su beneficio particular. Además mostraron los trabajos de un anfitrión de otros personajes que usaron empresas offshore durante y después de su trabajo como jefes de espías, agentes secretos u operarios para a CIA y otras agencias de inteligencia.
El Senado estadounidense tiene un comité especial de inteligencia que desde hace años ha estudiado a empresas fachada de la CIA.
Los documentos revelan que los clientes de Mossack Fonseca incluyen al jefe de inteligencia de Aarabia Saudita que fue nombrado por el comité del Senado como la “principal conexión de la CIA para Medio Oriente desde la mitad de los años 60 a 1979”, Sheikh Kamal Adham, quien controló compañías offshore involucradas en un escándalo bancario de EU; El ex jefe de inteligencia aérea de Colombia, el general retirado Emmanuel Ndahiro, médico quien luego se convirtió en el espía en jefe del presidente Paul Kagame de Ruanda.
Al estilo de James Bond
“Yo propondría un nombre como ‘World Insurance Services Limited’ o tal vez ‘Universal Exports’, como la compañía usada en las primeras historias de James Bond, ¡pero no sé si podremos lograrlo!”, escribió un financiero a Mossack Fonseca en 2010, a nombre de un cliente que estaba conformando una empresa fachada en las islas Vírgenes Británicas. Universal Exports es una empresa ficticia usada por el Servicio Secreto Británico en las novelas de James Bond, escritas por Ian Fleming.
Los archivos también muestran como Mossack Fonseca también conformó compañías con nombres como Goldfinger, SkyFall, GoldenEye, Moonraker, Spectre y Blofeld, por las películas y villanos de James Bomd y le fyue solicitado hacer lo mismo con el nombre de Octopussy. Hay correspondencia con una persona de nombre Austin Powers, aparentemente su nombre real y no el personaje de películas, incluso hay registro de un Jack Bauer, a quien un empleado de Mossack Fonseca lo introdujo en el banco de datos de la empresa como cliente y no el personaje de televisión después de que el mismo empleado “lo conoció en un bar”.
Pero la conexión de Mossack Fonseca con el espionaje es más un hecho y no ficción.
Los documentos secretos muestran que Farhad Azima incorporó su primera empresaoffshore con Mossack Fonseca en las Islas Vírgenes Británicas en el 2000. La empresa fue nombrada ALG (Asia & Pacific) Limited, una sucursal de su aerolínea de charters privados con una flotilla de más de 60 aviones.
No fue sino hasta el 2013, cuando la firma hizo una revisión de rutina de los antecedentes de los inversionistas de una nueva empresa, que Mossack Fonseca descubrió artículos de prensa sobre los presuntos nexos de Azima con la CIA. Entre las publicaciones encontradas por los empleados de Mossack Fonseca, vieron que proveyó “soporte aéreo y logístico” a una compañía propiedad para ex agentes de la CIA, que enviaron armas a Libia. Otro artículo citó a un funcionario del FBI, quien dijo que había sido prevenido por la CIA de que Azima estaba “fuera de los límites”.
La firma pidió a los representantes de Azima confirmar su identidad, pero parece que Mossack Fonseca nunca recibió una respuesta. Los archivos indicaron que permaneció como cliente e incluso continuaron las sorpresas internas.
Fuente: Aristegui Noticias/ Traducción: Eduardo Gómez Orozco
Aquí puedes leer en inglés el reporte completo:
https://www.occrp.org/en/panamapapers/spies-and-shadowy-allies/