Por Mathieu Toruliere
Al desvanecerse en el Zócalo el ruido metálico del séptimo golpe de las campanas de Catedral, una voz salió de la bocina: “Son las siete. Se declaran en ayuno 43 padres por 43 horas para los 43 alumnos”.
Al lado de la bocina, y debajo de una carpa de color blanco, los padres de los normalistas están sentados y silenciosos.
Permanecerán ahí hasta la tarde de mañana, cuando sostendrán un encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto. Luego darán una conferencia de prensa.
Los padres agarran entre sus manos las lonas en las que aparecen los rostros, edades y nombres de sus hijos; son las mismas que durante un año llevaron a todas las manifestaciones, caravanas y viajes que emprendieron.
Durante 20 minutos se convirtieron en el blanco de las decenas de cámaras de la prensa, apuntadas hacia ellos.
La voz en la bocina pide a los visitantes del campamento respetar a los padres: “Solicito no fumar ni comer cerca de los padres, ni solicitar entrevistas”.
Informa que varios de ellos, por su estado de salud, no podrán ayunar durante las 43 horas.
El “campamento” de los padres consiste en siete carpas de distintos tamaños instaladas sobre una franja de 30 metros de ancho pegada a la banqueta de Catedral. Está cercado por una barrera de rejas metálicas.
El vocero informó que “las carpas nos las prestaron organizaciones sociales y sindicatos”, al precisar que no recibieron ayuda de los gobiernos “porque no les hemos pedido, sencillamente”.
Más temprano, los padres dieron una conferencia en la que exigieron a las autoridades que investiguen al exprocurador Jesús Murillo Karam, pero también a Enrique Galindo Ceballos, comisionado general de la Policía Federal, y Tomás Zerón de Lucio, titular de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR.
Mientras el sol desaparece y los equipos técnicos terminan de armar la última carpa, se sucedieron en el micrófono varios familiares de personas desaparecidas desde hace años.
Todos ellos reafirman su solidaridad con los padres de los normalistas de Ayotzinapa. Éstos se levantan, uno a la vez, para recibir una inspección médica.
Atrás, en las fachadas de los edificios que rodean el Zócalo lucen las figuras patrias, conformadas por focos verdes, blancos, rojos y dorados, que adornaron la ceremonia del Grito de Independencia, que protagonizó Peña Nieto el pasado15 de septiembre.
Pero hoy los gritos que se oyen son las consignas que acompañaron al movimiento de los padres desde la noche del 26 de septiembre de 2014: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Fuente: Proceso