Hace 14 años José Antonio Tizapa, migró de Tixtla, Guerrero a Nueva York con la idea de darle a su esposa y su tres hijos una mejor calidad de vida, uno de su vástagos es Jorge Antonio Tizapa Legideño, uno de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, desaparecidos hace más de un año.
Sin poder viajar a México para acompañar a su esposa en su lucha por exigir el regreso de su hijo con vida, este domingo 1 de noviembre llevará esa exigencia al Maratón de Nueva York que correrá con una playera con la leyenda: “Ayotzinapa 43”.
Con él se alinearán voluntarios que a los largo de los 42 kilómetros del recorrido llevarán imágenes de su hijo y sus compañeros desaparecidos transformando así “la más popular carrera de larga distancia del mundo, en un escenario para el activismo internacional”, informó la NBC News en su portal de internet.
Entrevistado vía telefónica por la cadena estadunidense, José Antonio Tizapa, afirmó: “Nosotros no somos atletas profesionales. No tenemos el talento de las estrellas del futbol de México. Pero tenemos un gran corazón y trabajamos duro, como profesionales, para hacer que la gente tome conciencia sobre México”.
El padre de Jorge Antonio reclamó justicia para su hijo y sus compañeros pero también afirmó que “Iguala es la punta de lanza”, pues “detrás de este caso hay otras luchas, malas situaciones”, de derechos humanos en México.
“Ayotzinapa es una situación muy, pero muy grave para México, con esto ¿qué más se puede esperar del gobierno?”, preguntó el padre de familia quien recordó que, hace 14 años, cuando llegó a Estados Unidos la violencia en Guerrero “no estaba a esas alturas”.
Contó que en Guerrero se podía andar de noche por las calles y hasta confiar “medianamente” en los policías municipales. “Ahora todo es dinero fácil, extorsión, secuestro, droga”, lamentó.
Su participación en el Maratón de Nueva York, dijo, es parte de un largo viaje que comenzó con su hijo Jorge Antonio. Hace 14 años, llegó a Nueva York buscando el sustento para su familia.
Recordó que a Jorge Antonio lo dejó cuando apenas tenía cinco años aunque pudo mantenerse cercano a él gracias a la tecnología.
En otra entrevista, con el diario NY, José Antonio habló de la lucha de su esposa Hilda, quien gracias al apoyo de organizaciones civiles llegó en febrero pasado a la sede de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, en Suiza.
También habló de su hijo a quien, confió, espera que todo el mundo tenga “el placer de conocerlo pronto”.
“Él es capaz de hacer amigos con facilidad, incluso durante debates, porque irradia una energía positiva”, comentó.
José Antonio participaba en un programa de la universidad rural que capacita a distancia a los estudiantes para enseñar en los pueblos más desfavorecidos y según el padre del joven tenía la capacidad unir a la gente a través de la enseñanza.
“Ahora, lo que comenzó como un viaje personal de un padre que lucha desesperadamente para recuperar a su hijo, se ha convertido en parte de una búsqueda más amplia por la justicia social”, dijo.
Fuente: Apro