El especialista atribuyó el comportamiento a seres inteligentes, por lo que sus colegas no lo perdonan.
Avi Loeb es director del departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard (EE.UU.). En el marco de lo que llama “modestia cósmica”, que hace referencia a la arrogancia de creer que el ser humano está solo en el universo, el especialista insiste con su hipótesis de que el asteroide Oumuamua podría estar controlado por “seres inteligentes”. Esta idea le valió el repudio de sus colegas.
Según Loeb, Oumuamua puede ser “una sonda enviada intencionalmente a la vecindad de la Tierra por una civilización alienígena”, a la vez que destacó la posibilidad de que sea una “vela luminosa” que “flota en el espacio interestelar como un escombro de un equipo tecnológico avanzado”, le explicó al diario The Washington Post.
Una catarata de críticas
Desde que Loeb deslizó la posibilidad de que el asteroide sea controlado por algún tipo de vida inteligente comenzó a recibir el repudio de sus colegas. “Oumuamua no es una nave alienígena”, aseguró el astrofísico de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.) Paul M. Sutter, quien agregó que con “el solo hecho de mencionar” esa posibilidad, “los autores del artículo insultan a la investigación científica honesta”.
Por su parte, el astrofísico teórico Ethan Siegel lo definió como “un ejemplo impactante de ciencia sensacionalista y mal motivada”. Mientras que Katie Mack, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.), expresó: “A veces escribes un ‘paper’ sobre algo que no crees que sea verdad en absoluto, solo con el propósito de ponerlo allí”.
“Si fuese parte de una nave extraterrestre, sería el Brexit de las naves extraterrestres”, sumó Alan Fitzsimmons, astrónomo de la Universidad de la Reina (Irlanda del Norte, Reino Unido). No obstante, dejó abierta alguna posibilidad: “Como científico, no puedo decir que tengo el 100 % de evidencia de que sea un objeto natural. Es solo que todas las observaciones pueden vincularse a ello”.
Una postura firme
Pese a los cuestionamientos, Loeb no modifica su pensamiento e insiste en que el comportamiento de Oumuamua “significa que no puede ser, como se imagina comúnmente, un grupo de rocas con forma de papa larga”. “Si alguien me muestra evidencia en contrario, entonces de inmediato daré marcha atrás”, agregó.
El asteroide Oumuamua fue descubierto en Hawái en 2017, y tiene un aspecto alargado, de unos 400 metros de longitud. En ese momento, se indicó que este objeto interestelar avanzaba a unos 64.000 kilómetros por hora y que no gira alrededor del Sol, sino que lo hacía desde una dirección en la que se encuentra la constelación de Lyra. Tardará años en cruzar el sistema solar y, una vez que lo haga, ya no regresará.