Por Álvaro Delgado
La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto es un crimen sin castigo, y ahora, en un nuevo escándalo de alta corrupción, la evasión fiscal del empresario Juan Armando Hinojosa Cantú por esconder en paraísos fiscales al menos mil 800 millones de pesos apunta a quedar también impune.
El nombre del contratista favorito de Peña emergió de entre los millones de documentos que, desde el año pasado, examinaron periodistas de más de cien medios de comunicación del mundo –Proceso el único escrito de México–, y aparecieron además los de Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, y del cerebro financiero de Televisa, Alfonso de Angoitia.
Igual que narcotraficantes como Rafael Caro Quintero y empresarios como Amado Yáñez, Martín Díaz Álvarez y los hermanos Óscar y Francisco Javier Rodríguez Borgio, además de Omar Yunes Márquez, hijo del candidato panista a gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, Hinojosa Cantú ocultó “una pequeña parte” de su fortuna –100 millones de dólares– en empresas offshore con el claro fin de no pagar impuestos, un delito contra la sociedad que no puede quedar sin castigo.
Pero todo apunta a que así será: Para empezar, Hinojosa Cantú es amigo y compadre del presidente de la República, a quien le obsequió la mansión de Las Lomas de Chapultepec a través de La Gaviota Angélica Rivera, a cambio de obtener multimillonarios contratos, desde 2005, en los gobiernos del Estado de México y el federal.
Luego, como en la Casa Blanca con Virgilio Andrade, secretario de la Función Pública, será también un subordinado de Peña, Luis Videgaray, secretario de Hacienda y responsable del Sistema de Administración Tributaria (SAT), quien eventualmente investigará los 100 millones de dólares que Hinojosa Cantú sacó del país y los depositó en paraísos fiscales.
Y además, en lo que también podría tipificarse como conflicto de interés, Videgaray es otro beneficiario de Hinojosa Cantú, quien le vendió una mansión en Malinalco, Estado de México, a precio de regalo de 7 millones de pesos y con todas las facilidades.
No sólo eso: El propio Aristóteles Núñez, jefe del SAT y subordinado de Videgaray, exoneró en los hechos a Hinojosa Cantú y todos los mexicanos que han optado por el esquema de crear empresas offshore, con el fin de ocultar sus fortunas y evadir el pago de impuestos.
Es verdad que no es ilegal tener recursos en el extranjero o en paraísos fiscales, como asegura Aristóteles, sino que la ilegalidad se materializa si esos recursos generaron dividendos y no se pagaron los impuestos correspondientes.
¿Pagaron impuestos? No lo sabemos, y pienso que no lo sabremos jamás, porque a cualquier solicitud de información la autoridad se amparará en el secreto fiscal para el ocultamiento, tal como lo han hecho los gobiernos más recientes con todas las grandes empresas que no pagan impuestos.
Y aun si, en el extremo, sabemos que no pagaron impuestos, y los magnates pueden acogerse al “programa de retorno de inversiones”, un esquema para que los contribuyentes regresen los recursos que mantienen en el extranjero no reportados en México, incluidos los de regímenes fiscales preferentes, y que estará vigente hasta junio de este año, como lo explicó el jefe del SAT.
¿Por qué digo que está garantizada la exoneración –y la impunidad– de los magnates que ocultan sus fortunas en paraísos fiscales? Porque, aun en el caso de que haya quienes se acojan a programa de retorno de inversiones”, el beneficio es el perdón: Se dan por cumplidas las obligaciones fiscales y no se generan multas ni recargos adicionales a las sanciones. Tantán…
A esta mecánica de impunidad en México –que también se produce en muchos países del mundo– debe contraponerse el periodismo, cuyo deber supremo es hacer pública la información que concierne a los ciudadanos, como en este caso los archivos del Grupo Mossack-Fonseca, de Panamá, uno de los principales proveedores en el mundo de compañíasoffshore.
Esta filtración de los archivos –#PanamaPapers– al periódico alemán Süddeutsche Zeitung fue compartida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) con más de cien medios en el planeta, en lo que es la revelación más grande en la historia: Es 46 veces mayor que la de Wikileaks.
Proceso fue el único medio impreso de México convocado por el ICIJ en la investigación global de 11.5 millones de archivos internos de Mossack-Fonseca que duró casi un año y que, como se informó también, se realizó bajo estrictas medidas de seguridad del ICIJ por 376 reporteros alrededor del mundo…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
Fuente: Proceso