El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, fue reconocido con el Nobel de la Paz por sus esfuerzos para acabar con una guerra civil de más de medio siglo que se cobró la vida de más de 200,000 colombianos.
El presidente de Colombia Juan Manuel Santos fue galardonado este viernes 7 de octubre con el Nobel de la Paz por encaminar un acuerdo de paz histórico firmado por la guerrilla marxista de las FARC, y rechazado por la población en un plebiscito.
El reconocimiento fue hecho apenas cinco días después de que el pueblo colombiano rechazó en referéndum el acuerdo de paz forjado entre Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La resolución del premio no cita a la contraparte de Santos en las negociaciones, el líder de la guerrilla, Rodrigo Londoño.
“Esperamos que esto aliente todas las buenas iniciativas y a todos los actores que podrían tener un papel decisivo en el proceso de paz y aportará finalmente la paz a Colombia después de décadas de guerra”, declaró la presidenta del Comité Nobel noruego, Kaci Kullmann Five, al anunciar el ganador.
Antiguos halcones convertidos en palomas, Santos y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias Timochenko, firmaron el 26 de septiembre un acuerdo histórico para poner fin a un conflicto que duraba desde más de medio siglo.
Contra todo pronóstico, el pueblo colombiano rechazó el acuerdo en un plebiscito el domingo 2 de octubre, reclamando entre otras medidas que los guerrilleros desmovilizados no puedan participar en la vida política y que vayan a la cárcel, en lugar de beneficiarse de penas alternativas.
Los votantes colombianos rechazaron el acuerdo el domingo por el más estrecho de los márgenes —menos de un punto porcentual— por la preocupación de que los rebeldes, que estuvieron detrás de muchas atrocidades, recibieron un acuerdo a su favor. Bajo los términos del acuerdo, los rebeldes que entreguen sus armas y confiesen sus crímenes evitarán pasar tiempo en la cárcel y en su lugar las FARC les darán 10 escaños en el Congreso hasta 2026.
“Existe un peligro real de que el proceso de paz se interrumpa y de que la guerra civil se reanude”, lo que hace “todavía más urgente el respeto del alto el fuego por las partes, encabezadas por el presidente Santos y el jefe de la guerrilla de las FARC Rodrigo Londoño”, advirtió el comité Nobel.
El fracaso del referéndum obligó a Bogotá y a la guerrilla a reanudar sus negociaciones, a las que el comité Nobel da un espaldarazo este viernes con el peso simbólico del premio.
“El hecho de que una mayoría de votantes dijera no al acuerdo de paz no significa necesariamente que el proceso de paz esté muerto”, argumentó. “El referéndum no era una votación a favor o en contra de la paz”, agregó el comité.
El acuerdo de paz se cerró tras casi cuatro años de negociaciones públicas en Cuba. El proceso se alargó en total seis años, incluyendo una primera fase de diálogo secreta, según explicó Santos en su día.
Santos, de 65 años, es un mediador inesperado en este conflicto. Criado en una de las familias más ricas de Colombia y educado en la Universidad de Harvard, durante su etapa como ministro de Defensa hace una década fue responsable de algunos de los mayores golpes militares a las FARC. Entre las operaciones más destacadas están una incursión transfronteriza a Ecuador en 2008 que derivó en la captura de un alto comandante y en el rescate de tres estadounidenses secuestrados por la guerrilla cinco años antes.
En base al acuerdo de paz que negoció, los rebeldes que entreguen sus armas y confiesen sus delitos evitarán cumplir penas de cárcel y las FARC obtendrán 10 escaños en el congreso hasta 2026 para suavizar su conversión en un movimiento político.
Santos y Londoño se reunieron solo en dos ocasiones durante todo el proceso de paz: el año pasado, cuando dieron los últimos retoques a la parte más controvertida del acuerdo — la que aborda las sanciones a la guerrilla por sus crímenes de guerra — y el mes pasado en la firma del acuerdo ante líderes mundiales y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Esta es la primera vez que el Premio Nobel de la Paz va a parar a Latinoamérica desde 1992, cuando el comité reconoció a la activista por los derechos humanos guatemalteca Rigoberta Menchú.
Al reconocimiento aspiraban este año 376 candidatos, una cifra récord. El año pasado se premió al Cuarteto para el Diálogo Nacional de Túnez por sus esfuerzos para construir una democracia plural.
No hay premio para las FARC
Conforme a la tradición, el Comité no quiso explicar por qué este premio no estaba compartido con las FARC.
El miércoles 5 de octubre, después de reunirse con los opositores al acuerdo, entre los cuales su predecesor y ex mentor Álvaro Uribe, el presidente Santos estimó que “la paz está cerca y la vamos a alcanzar”.
Cuando fue ministro de Defensa durante la presidencia de Uribe lanzó la mayor ofensiva contra la guerrilla marxista. Pero decidió no obstante seguir la vía de las negociaciones tras ser elegido presidente, hace seis años.
“Seguiré buscando la paz hasta el último minuto de mi mandato porque ese es el camino para dejarles un mejor país a nuestros hijos”, prometió recientemente.
Aunque hace apenas unos días aseguraba no buscar el Nobel, la recompensa fortalece al presidente en su búsqueda de una reconciliación de Colombia, azotada por décadas de violencia de guerrillas, paramilitares y fuerzas estatales que han causado 260,000 muertos, 45,000 desaparecidos y 6.9 millones de desplazados.
El premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y un cheque de ocho millones de coronas suecas (unos 950,000 dólares), le será entregado en Oslo el 10 de diciembre, fecha de aniversario de la muerte de su fundador, el científico e industrial sueco Alfred Nobel (1833-1896).
El año pasado, el Nobel de la Paz fue para el Cuarteto para el Diálogo Nacional Tunecino, actores de la sociedad civil que permitieron salvar la transición democrática en Túnez.
En esta edición, el Comité Nobel noruego había recibido no menos de 376 candidaturas para el premio, un centenar más que el récord anterior (278).
Fuente: El Economista/ Con información de AFP y AP