En la más reciente confrontación entre dos de los principales grupos de medios del país, Televisión Azteca y Grupo Reforma, se encuentra el dueño de Grupo Carso, Carlos Slim. El origen del nuevo pleito es una protesta contra el segundo hombre con más riqueza en el mundo, en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde los manifestantes se reían mientras el millonario hablaba (ver video).
El diario Reforma publicó el viernes 17 de mayo que una persona que encabezó protestas contra Carlos Slim en la Biblioteca de Nueva York “está ligado a TV Azteca”. Este martes, TV Azteca publica un desplegado en todos los diarios del DF para cuestionar al dueño de Reforma, Alejandro Junco, a quien califica de “profesional de la calumnia y la difamación”.
El siguiente texto corresponde al desplegado de Televisión Azteca (incluye un cabezal semejante al del rotativo, pero con el nombre de “De-forma”), publicado este martes 21 de mayo de 2013:
Alejando Junco, profesional de la calumnia y la difamación
Utilizó de manera dolosa un artículo de Bloomberg para intentar desprestigiar una vez más a TV Azteca.
Su columna Templo Mayor, del viernes pasado, exhibe claramente su manera gansteril y antiética de ejercer el periodismo.
El Reforma cita como fuente de su columna, una nota firmada el 10 de mayo pasado, por la agencia Bloomberg, en la que se afirma que las personas que asisten a los actos de protesta en contra del dueño de Grupo Carso, son pagados, y usa mañosamente sólo esta parte de la nota original, para manipular la información y sugerir que Grupo Salinas está ligado a las protestas contra el señor Carlos Slim.
Sin embargo, casualmente, el señor Andrés Ramírez – a quien se le imputa ser parte de la organización de los eventos en contra de Slim – negó categóricamente en la misma nota de Bloomberg, haber trabajado con alguna empresa de Grupo Salinas o alguna otra extranjera, incluida Azteca América.
TV Azteca afirma que no tiene trato ni relación alguna con Andrés Ramírez ni con su organización.
Estos hechos incontrovertibles exhiben una vez más la manipulación voraz, el dolo y el cinismo con el que el señor Junco de la Vega practica el periodismo libre e independiente.
¡Qué daño le hace Junco al periodismo!
¿Hasta cuándo tanta impunidad?
PD. ¿Por qué no nos explica su negocito de promoción de la prostitución que le deja más de 400 millones de pesos al año?
(Logo de TV Azteca)
Responsable de la publicación: Luis Güijosa García-Colín. Promoción e imagen corporativa.
El siguiente es el contenido de la columna Templo Mayor, de Reforma, publicado el viernes 17 de mayo de 2013:
¡Ah, caray! Alguien quiere hacerle la vida de cuadritos a Carlos Slim.
Pocos se han enterado pero en el último año el magnate mexicano ha sido hostigado en varias ocasionas por grupos de ‘espontáneos’.
Se trata de manifestaciones, plantones e inclusive burlas en persona, supuestamente para denunciar sus prácticas empresariales.
Esto ha ocurrido, al menos, en cuatro ocasiones: una en Perú y tres en Estados Unidos. La última fue el jueves 9 de mayo en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde cada vez que Slim tomaba la palabra, los manifestantes soltaban falsas carcajadas.
Cualquiera podría pensar que se trata de un grupo más de indignados, pero no. En realidad, parece que detrás de este hostigamiento hay mano negra.
Resulta que, al manos en Estados Unidos, las acciones anti Slim son organizadas por una agrupación que nadie conoce llamada Two Countries One Voice (Dos Países Una Voz), cuya misión en la vida es, ¡claro!, acosar al dueño de Grupo Carso.
Lo curioso es que, de acuerdo con la agencia Bloomberg, quienes han participado en las protestas… ¡son pagados!
Y lo mejor: uno de los dirigentes de la agrupación resulta que ha aparecido en diversos actos patrocinados por… ¡piensen!… ¡adivinen!.., ¡imagínense!
¡Exacto! Según la investigación de Bloomberg, Andrés Ramírez, que es como se llama el sujeto, está ligado a Azteca América, la filial de TV Azteca en Estados Unidos.
Pero, claro, seguramente se trata de una simple casualidad y en el acoso a Carlos Slim nada tiene que ver Ricardo Salinas Pliego. ¿Verdad?
