En su primera aparición pública tras desatarse el escándalo por las denuncias de pederastia contra el sacerdote Eduardo Córdova Bautista, el arzobispo Jesús Cabrero Romero pidió perdón a las víctimas “por estos actos deleznables que han llenado de vergüenza a la Iglesia potosina” y exhortó a Córdova a dar la cara y responder por los crímenes de que se le acusa, por el bien de su conciencia “y para evitar un daño mayor a esta iglesia”.
Cabrero anunció la integración de una comisión al interior de la arquidiócesis que encabeza para la atención a las víctimas de Córdova y dar seguimiento a los casos, así como para recibir y escuchar a quienes se acerquen a denunciar a cualquier otro sacerdote bajo su jurisdicción que hubiera abusado sexualmente de otras personas.
Esta comisión trabajará en revisar si al interior de la arquidiócesis o del tribunal eclesiástico existen otras denuncias pendientes contra sacerdotes por abusos, a fin de que éstas sean notificadas y enviadas a Roma y puestas también en conocimiento de las autoridades civiles; en este caso, de la Procuraduría de Justicia del estado.
Incluso, entre la serie de medidas preventivas que implementará de inmediato, Cabrero mencionó haber dado instrucciones para que el Seminario diocesano tenga especial cuidado en la selección de los candidatos al sacerdocio de ahora en adelante, “y expulsar definitivamente a los seminaristas que pudieran presentar tendencias patológicas que más tarde podríamos lamentar”.
Ante representantes de los medios de comunicación en la sede de la arquidiócesis, monseñor Cabrero Romero leyó un mensaje que comenzó con estas palabras:
“Ante las denuncias interpuestas en contra del exsacerdote Eduardo Córdova Bautista, la iglesia de Jesucristo, que se sabe santa por la gracia de nuestro señor es a la vez consciente de las infidelidades y pecados de sus miembros…”.
Agregó que esta conciencia lo obliga, como pastor de esta iglesia, a expresar de forma pública “el dolor, solidaridad y preocupación por aquellos niños y niñas que hayan sido víctimas de abusos por parte de sacerdotes criminales, que con estos actos deleznables han causado enorme daño, dolor e indignación y han llenado de vergüenza a esta Iglesia potosina”.
Enseguida, Cabrero condenó los “terribles actos inmorales” y pidió a los potosinos que si saben de más de estos crímenes, tengan “el valor y la responsabilidad de denunciarlos ante las autoridades civiles como eclesiásticas”.
El arzobispo refirió que mientras se encontraba en el Vaticano en la visita Ad limina (la reunión de obispos y arzobispos mexicanos con el Papa Francisco) instruyó a Gilberto Amaya Martínez, promotor de justicia, para que interpusiera la demanda por abuso sexual a un menor contra el padre Córdova ante la Procuraduría de Justicia, “convirtiéndonos, y no lo digo con orgullo, sino con pena, pero sí también con lealtad, en la primera arquidiócesis del país que hace una denuncia de este tipo, acatando sin pretexto alguno la Ley de Asociaciones Religiosas y del Culto Público, que así lo establece”.
En este mensaje, Jesús Cabrero no habló nunca de la omisión de sus antecesores y de la protección que éstos le brindaron al sacerdote Córdova Bautista durante años, como tampoco hizo alusión al conocimiento que tuvo de parte de los padres de algunas víctimas de Córdova desde que fue nombrado arzobispo de San Luis, hace dos años.
Todo ello fue denunciado por el grupo de víctimas representados por el ex sacerdote Alberto Athié, quien dio a conocer públicamente los abusos de Córdova y encabeza las acciones legales en su contra.
Eduardo Córdova fue representante legal de la arquidiócesis y un influyente sacerdote que se movía en los altos círculos sociales y políticos de la entidad.
El arzobispo Cabrero ratificó la suspensión del ministerio sacerdotal impuesta por la Santa Sede a Córdova Bautista.
“Como pastor que tengo el deber de velar por nuestros fieles, y así ahuyentar los lobos del rebaño. Además de condenar públicamente los actos de pederastia que afectan terriblemente a los más inocentes, he advertido a mis sacerdotes que si alguno de ellos comete alguno de esos abominables actos, es denunciado y probado el delito, ni un servidor ni la arquidiócesis de San Luis Potosí defenderán ni tolerarán al delincuente”, advirtió.
A continuación, Jesús Cabrero enumeró una serie de “medidas preventivas” –así las llamó– para la atención a las víctimas.
Se orientará a las víctimas que lo soliciten en las acciones legales o canónicas que quieran emprender, a través de una comisión conformada por el canónigo Benjamín Moreno Aguirre y el presbítero Héctor Colunga Rodríguez, que darán seguimiento a cada uno de los casos y, junto con el tribunal eclesiástico, efectuarán una revisión interna “a fin de que no haya casos de abusos sin resolver, y reportar a la autoridad civil los casos de que se tenga conocimiento”, además de promover la respectiva causa canónica.
“Se actuará con todo rigor canónico contra los sacerdotes que sean probadas su culpabilidad; se remitirán sus casos a Roma, a fin de que se dicte la sentencia adecuada y también definitiva…los sacerdotes que reciban la pena de una sentencia penal o la suspensión canónica, no gozarán de ninguna protección o seguridad por parte de la arquidiócesis”, aseveró.
Aseguró que se colaborará con las autoridades civiles cuando éstas hagan una petición conforme a derecho.
Los sacerdotes decanos han recibido la orden de organizar reuniones con sus sacerdotes y cuenten con la presencia de expertos en Derecho Canónico y en el Código Penal, “a fin de que los presbíteros tengan claridad de las consecuencias que enfrentarán si cometen el delito de abuso sexual”.
La arquidiócesis ofrece ayuda psicológica y legal a víctimas y familiares.
El arzobispo también ratificó al Colegio de Abogados Católicos como el representante legal en el caso de la denuncia contra el padre Córdova, cuyo paradero actualmente se desconoce.
Fuente: Apro