El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, retó al secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame, a demostrar que incurre en un delito por “dialogar con el narco” para tratar de reducir los niveles de violencia y evitar ataques contra el clero. El prelado insistió en señalar que políticos de la entidad tienen nexos con el crimen organizado y remató: “Yo creo que es justo lo que he declarado, y como dicen por ahí, a quien le venga el saco que se lo ponga y punto”, indicó Rangel Mendoza.
En su edición de este viernes el periódico El Sur publica una entrevista con el sacerdote católico quien justificó el diálogo que mantiene con cabecillas del narco en Guerrero.
También, el obispo exhibió un conflicto personal con Salazar Adame que tiene su origen en la destitución del subsecretario de Gobierno para Asuntos Religiosos, Jorge Alberto González Rivero, quien es señalado por el gobierno estatal por ser una persona cercana a Rangel Mendoza.
El martes 14, Salazar Adame admitió ante diputados locales que en Guerrero “no existe la gobernabilidad esperada”. Dijo que la delincuencia controla territorios completos y acusó públicamente al sacerdote Salvador Rangel Mendoza, de lanzar acusaciones “sin fundamento” contra autoridades estatales por presuntos nexos con la delincuencia.
Además, sostuvo que denunció al prelado ante la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, “por su intromisión con grupos de la delincuencia, bajo el supuesto de promover acuerdos para terminar con la violencia” y remató:
“Es conveniente que las acusaciones sobre la complicidad del Estado con el crimen organizado, procedentes de los representantes de las iglesias, siempre se expresen con veracidad y apego a la ley. La politización de la religión es una combinación que resulta sumamente grave”, indicó Salazar Adame.
En respuesta, el obispo Salvador Rangel justificó el dialogo que mantiene con jefes criminales en la entidad al señalar que lo hace para tratar de revertir los efectos de la narcoviolencia que azotan la entidad.
“Yo como obispo, como pastor, creo que tengo toda la libertad de hablar con las personas que sean dentro de mi línea como ministro de culto, como sacerdote”, expresó el jerarca católico y agregó:
“Ciertamente he platicado con esas personas (jefes del narco), tratando de buscar la paz, la concordia de que no aumenten los asesinatos, yo operando, ayudando a Guerrero”.
Rangel Mendoza afirmó que dialoga con los delincuentes que las autoridades no pueden localizar, “cuando es necesario y principalmente para que no se metan con los sacerdotes, las religiosas, los seminaristas, los catequistas”, expresó.
Luego, señaló: “Simplemente estoy tratando de ver a estas personas, como lo he dicho otras veces, ellos también tienen sus razones y son personas”.
Enseguida, el obispo reprochó la actitud del secretario de Gobierno y retó al funcionario estatal a que demuestre la gravedad de dialogar con delincuentes.
“¿Estoy haciendo bien o estoy haciendo mal? ¿A quién estoy perjudicando? ¿Dónde está el error de que yo hable con ellos para que no asesinen?”, cuestionó el prelado.
Al final de la entrevista, Rangel Mendoza, remató: “Estoy para sumar, para cooperar, para ayudar, si quieren bien y si en algo los ofendí que me disculpen y punto”.
Fuente: Proceso