Por Thomas L. Friedman
Solamente tienes una oportunidad para dejar una segunda impresión. A mí me parece que Edward Snowden debería hacer uso de la propia y que el presidente ruso, Vladimir V. Putin, ha desperdiciado la suya.
Considerando el alcance de reformas que el presidente Barack Obama está proponiendo actualmente para impedir abusos a la privacidad en la compilación de datos de inteligencia, en vista de las divulgaciones de Snowden, el mismo Snowden merece una oportunidad para dejar una segunda impresión: que él verdaderamente es un soplón, no un traidor.
El hecho es que él botó sus datos y huyó a países que son hostiles con nosotros y hacia los principios mismos que él acogía. Para dejar una segunda impresión, Snowden necesitaría volver a casa, así como exponer su argumento y enfrentar a sus acusadores. Eso crearía el riesgo de una larga condena en prisión, pero también implicaría confiar en la imparcialidad del pueblo estadounidense, que, creo, no permitirá que un auténtico soplón sea castigado injustamente.
En cuanto a Putin, él desperdició su segunda impresión -el restablecimiento de las relaciones EU-Rusia- mucho antes de que le otorgara asilo a Snowden. Lidiar con Putin siempre involucró cierto intercambio para Estados Unidos: aceptar cierto grado de autoritarismo de Putin a cambio de cooperación con respecto a temas mundiales que tenían importancia para nosotros, siempre y cuando Putin “medio” mantuviera a Rusia moviéndose hacia una sociedad más abierta y consensual.
Sin embargo, el equilibrio ya no está presente. La insistencia de Putin en obstruir cualquier diplomacia con respecto a Siria que pudiera sacar a “su hombre”, el presidente Bashar Assad, su abuso hacia gay y lesbianas rusos, aunado al flagrante uso que hace de tácticas del estado de derecho para silenciar a cualquier detractor, significa que ya no estamos recibiendo nada de esta relación, como tampoco muchos rusos.
Pero, en vez de darle un puñetazo a Putin en la cara, lo cual lo elevaría con sus seguidores, sería mucho mejor golpearlo donde realmente doliera, desafiando en público la noción de que él está fortaleciendo a Rusia.
Esto es lo que Obama pudiera haber dicho cuando le preguntaron con respecto a Putin la semana pasada. “Sabe, allá en 1979, los brutales predecesores soviéticos del presidente Putin nos enviaron a Sergey Brin y su familia. Como usted sabe, Brin se convirtió más tarde en el cofundador de Google. Esa fue una pérdida para Rusia, pero un regalo para nosotros y para el mundo.
No podríamos haber gozado de los beneficios de la búsqueda si los soviéticos no hubieran vuelto la vida tan poco atractiva para la familia de Brin. Expreso dicho punto porque, a todas luces, Putin no parece interesado en volver la vida atractiva en la Rusia actual para los Sergey Brin de su generación.
Al parecer, lo único que interesa a Putin es pegar tubos en el suelo y extraer petróleo y gas -en vez de los talentos de sus propios jóvenes- y asegurarse de que él y sus compinches reciban su tajada del flujo de petróleo.
“Miren lo que Putin acaba de hacer. Sergei Guriev es uno de los economistas más talentosos de la nueva generación de Rusia. Fue el rector de una las pocas instituciones académicas de clase mundial que aún quedan en la Rusia actual. La Nueva Escuela de Economía. Guriev era un leal y liberal asesor del ex presidente Dimitri Medvedev pero, después de haber sido el coautor de un informe que criticó la condena de Mijaíl Jodorkovsky, el encarcelado magnate petrolero, los matones de Putin empezaron a acosarlo. Dijo que incluso le exigieron sus mensajes de correo electrónico de los últimos cinco años. (Cuidado, Snowden.)
Bien, en la Primavera, Guriev tomó un vuelo a Francia, diciendo que temía perder su libertad y asegurando que no volverá.
“Sergei Guriev, ven a Estados Unidos. Trae a tus amigos. Además, trae a los miembros de esa banda musical que Putin encarceló, Pussy Riot. Ninguna persona creativa tiene futuro alguno en la Rusia de Putin porque él no entiende el presente: ya no hay países ‘desarrollados’ y ‘en desarrollo’. Solamente hay países facilitadores-de alta imaginación (conocidos como HIE por sus siglas en inglés) y LIE (países facilitadores-de baja imaginación).
Esto es, países que fomentan la innovación y a los innovadores y aquellos que no lo hacen; en un mundo en el que mucha más gente puede convertir ideas en productos, servicios, empresas y empleos más rápidamente y a menor costo que nunca. Putin está formando una monocultura política que hará de Rusia el más bajo de los países facilitadores-de baja imaginación.
“Putin prefiere apoyarse más bien en poblaciones menos educadas, xenófobas y rurales, las cuales creen en su discurso antiestadounidense y antigay, en el sentido que el mundo simplemente quiere mantener sometida a Rusia. A medida que se extiende por todo el mundo la revolución en la fractura hidráulica, y que caen los precios del petróleo y el gas natural, el fracaso de Putin para invertir en el talento humano de Rusia -lo cual no quiere hacer porque significa darles poder y liberarlos de su control- se convertirá en un gran problema para Rusia”.
Eso es lo que yo habría dicho. ¿Perdemos algo al no tener la ayuda de Putin? Pueden apostarlo. Se equivocan quienes dicen que no necesitamos a Rusia. No existe mayor problema en el mundo actual -Siria, Afganistán, Egipto, ciberdelito, clima o drogas- que no sería más fácil solucionar si EU y Rusia trabajaran juntos. (Es por eso que me opuse a la expansión de la OTAN). Sin embargo, ir en contra de Estados Unidos ahora es esencial para la supervivencia política de Putin en el ámbito nacional.
Así que no tiene sentido alguno desperdiciar más tiempo con él. Si bien no nos ayudará, él no puede hacernos daño grave. Puede y les está haciendo serio daño a Rusia, al anteponer la lealtad a él a la competencia. Cualquier sistema que haga eso por largo tiempo termina muriendo.
Lo pueden buscar en Google.
Fuente: AM