Por un par de horas, el mundo pareció iluminarse de amor y esperanza con la reapertura de la Catedral de Nuestra Señora de París la noche del sábado 7, bajo la sobria batuta del venezolano Gustavo Dudamel dirigiendo una veintena de números musicales con la Orquesta Filarmónica de Radio France y jóvenes preuniversitarios de la escuela Maîtrise Notre Dame de París.
La revista Proceso tuvo oportunidad de presenciar la ceremonia de reapertura gracias a la invitación de la plataforma Stage+, Radio France y Deutsche Grammophone, disquera alemana que grabó este magnífico evento con el patrocinio de la Arquidiócesis de París, cuya sede en Notre Dame tuvo que mudarse desde el incendio de la catedral ocurrido el 15 de abril de 2019 a la iglesia de San Sulpicio.
Hoy nuevamente la Catedral de Nuestra Señora de París abrió sus portones vigilados por gárgolas y vitrales sacros en el memorable concierto “Al reencuentro de Nuestra Señora” (Retrouvons Notre-Dame), con la presencia del presidente galo Emmanuel Macron más una decena de jefes de estado y personalidades como Donald Trump, Jill Biden, Elon Musk y Volodymyr Zelensky.
La ceremonia dentro del recinto comenzó con un ritual religioso acompañado del organista de la catedral, Thierry Escaich, de 59 años, quien declaró previamente al diario Libération en torno a su participación musical:
“He sentido una mezcla de emociones múltiples. Evidentemente con un poco de stress, pues tenemos ganas de que todo salga como hemos previsto. Pero hay una especie de euforia y adrenalina por el hecho de participar en esta ceremonia.”
Debido a las adversas condiciones climatológicas, algunas de las actuaciones en la plazuela frontal de la catedral debieron grabarse con antelación. Tal caso sucedió con “Los tiempos de las catedrales”, la primera interpretación a cargo del canadiense québécois Garou, nacido Pierre Garand en 1972, en la mera entrada de Notre Dame. Se trató de una pieza del musical “Notre-Dame de París” (1998) con música de Riccardo Cocciante y libreto de Luc Plamondon, inspirada en la novela homónima de Víctor Hugo de 1831.
Tocó el turno dentro del amplio espacio a Pretty Yende, soprano afroamericana nacida en Sudáfrica con 39 años de edad quien estudió en La Scala y debutó en la Metropólitan Ópera House de Nueva York hacia 2013. Ella entonó el popular clásico “Amazing Grace” (himno cristiano escrito por el clérigo y poeta inglés John Newton, publicado en 1779). El compositor Thierry Escaich, oriundo de Nogent-sur-Marne, ejecutó en el órgano una improvisación del tema. Surgió entonces a las afueras de Notre Dame con turbante y palmas turquesa Angélique Kidjo, de 64 años, la muy reconocida artista africana de Benín (quien ha podido mostrar su arte vocal en México), cantando “Jerusalén”, de Master KG y Nomcebo Zikode, flanqueada por un guitarrista y su tañedor de congas.
No me dejes aquí, Jerusalén es mi hogar.
Sálvame, mi reino no está aquí…
Portando una guitarra Fender clara con capotrasto oscuro colocado en el sexto traste, el joven cantautor Vianney Bureau (Pau, 1991) se lució con “Aleluya” del canadiense Leonard Cohen (1934-2016). Las imágenes de París de noche destacando la Torre Eiffel y su faro se intercalaron con el intenso placer artístico que mostraba este ganador de los premios Victoire de la Musique 2016, la orquesta y la varita mágica del conductor Gustavo Dudamel en la derecha, quien propició un choque de manos con Vianney al terminar.
Una fantasía sinfónica de Charles-Camille de Saint-Saëns (París, 9 de octubre de 1835-Argel, 16 de diciembre de 1921) corrió a cargo del organista del Conservatorio de París, Olivier Latry (Boulogne-sur-Mer, 1962), mientras aparecían imágenes de cómo se reconstruyó la madera tras el incendio. Enseguida la cantante y actriz libanesa Hiba Michel Tawaji (Achrafieh, Beirut, 10 de diciembre de 1987), quien encarnó a Esmeralda en la versión de Notre Dame de París 2016 ofreció con un sexteto coral su “Ave Maria gitana”.
La soprano lírica francesa de 40 años Julie Fuchs (Meaux, 1984) entregó “Laudate Dominum” de Mozart, al tiempo que aparecían los vitralistas restauradores en su trabajo. Pronto, Gustavo Dudamel enfrentó el primer reto al seguir las chispeantes sonoridades de Saint-Saëns en el agitado piano Steinway & Sons del espectacular músico chino Lang Lang (Shenyang, 1982). Ambos culminaron la presentación con un abrazo efusivo.