En su decisión, el Comité Noruego del Nobel destacó los esfuerzos de la organización, fundada en 1956, 11 años después de los ataques aéreos estadounidenses, “para lograr un mundo sin armas nucleares y demostrar con relatos de testigos presenciales que las armas nucleares nunca podrán volver a utilizarse”.
Las historias de los llamados “supervivientes de las bombas atómicas” de Hiroshima y Nagasaki son “únicas” y su activismo, basado en sus propias experiencias, promovió y fortaleció la resistencia a estas armas, lanzó campañas educativas y alertó contra su propagación y proliferación.
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El comité del Nobel señaló: “Los supervivientes de las bombas atómicas nos ayudan a describir lo indescriptible, pensar lo impensable y, de alguna manera, comprender el dolor y el sufrimiento incomprensibles causados por las armas nucleares”.
Su trabajo también contribuyó a la creación de la “bomba nuclear”, un arma que ya no se usaba en la guerra casi 80 años después de que dos bombas atómicas estadounidenses mataran a casi un cuarto de millón de personas, directa o indirectamente, en Hiroshima y Nagasaki.
“Es esencial mantener un fuerte tabú internacional contra el uso de armas nucleares”, dijo en una conferencia de prensa el presidente del comité noruego del Nobel, Jørgen Vatn Friednes, calificando de “impactante” la presión contra el veto y recordando que las bombas modernas, las armas nucleares, pueden hacerlo.
matando a millones de personas y destruyendo la civilización actual.
El Comité del Nobel condenó el hecho de que las potencias nucleares hayan modernizado y actualizado sus arsenales, que nuevos estados se estén preparando para adquirir armas nucleares y que exista la amenaza de utilizar armas nucleares en los conflictos militares actuales.
La Federación Hidan de Japón se convirtió en la organización número 31 en ganar el Premio Nobel de la Paz en más de un siglo de historia, y el comité ha reconocido repetidamente su oposición a la energía nuclear.