El presidente Puigdemont y la alcaldesa Colau han recibido a los más de 700 ediles citados por la Fiscalía por apoyar el referéndum
El Govern y los más de 700 alcaldes que apoyan el referéndum del 1-O han retado este sábado a la Fiscalía con una movilización contra “la persecución política y judicial” a la que consideran que les está sometiendo el Gobierno. Una demostración de fuerza que ha contado con el liderazgo del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien ha advertido a Mariano Rajoy y al Gobierno de que no debe “subestimar la fuerza del pueblo de Cataluña, que ha tomado la decisión de decidir“.
Los 700 Alcaldes d Cataluña cantando junto amiles d seguidores, es fantástico ver a tanta gente aplaudiendo.
— Manuel Arias Muñoz (@grancocolio) September 16, 2017
El acto, que ha logrado abarrotar la plaza Sant Jaume, ha contado con el apoyo explícito de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pese a que la edil barcelonesa y su gobierno no se han implicado de forma directa en la organización de la consulta considerada ilegal por el Tribunal Constitucional (TC). El ayuntamiento se ha limitado a “garantizar” que se pueda votar sin verse salpicados legalmente ni ceder locales de titularidad municipal.
Los 712 alcaldes que han comenzado a ser llamados por la Fiscalía tras firmar un documento del Govern de apoyo al 1-O han sido recibidos en Sant Jaume por miles de personas con banderas ‘estelades’ y al grito de “votaremos”. Bastón de mando en mano, han entrado uno a uno en el ayuntamiento donde les ha recibido personalmente Colau. La alcaldesa ha aprovechado su discurso para certificar su “solidaridad” con un movimiento que considera que trasciende “la independencia” y que ha situado como ariete de “la defensa de los derechos y libertades” de Cataluña.
La primera edil barcelonesa ha acusado a Mariano Rajoy de caer en la “vergüenza” de registrar imprentas y “arrancar carteles” por orden de la Fiscalía y ha advertido que “por encima de las diferencias, Cataluña es un solo pueblo y que defenderemos los derechos y libertades que nos ha costado tanto conseguir”. Colau, en todo caso, ha evitado cualquier llamamiento específico a participar en un sentido u otro en el referéndum, aplicando la estudiada equidistancia que mantiene a la hora de mojarse en el debate sobre la secesión. Sin embargo, no ha podido evitar que su discurso haya finalizado con los ediles gritando a favor de la independencia en la entrada principal de un ayuntamiento que nunca ha querido ser protagonista del desafío soberanista.
La movilización ha ganado en solemnidad poco después, cuando Puigdemont -flanqueado por el vicepresidente, Oriol Junqueras, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell- ha salido a recibir a los alcaldes y los ha conducido, entre aplausos, hasta la escalinata gótica del Palau de la Generalitat. Ahí, Puigdemont ha certificado que el 1 de octubre “se votará” en un mensaje enviado a Rajoy -“quienes nos amenazan”, ha dicho- pero también de forma implícita a Colau, los ‘comuns’ y a Podemos, a quienes ha descrito como “los que miran de reojo [al ‘procés’]”. También a quienes, como el PSOE, “siguen negando lo evidente”.
El vicepresidente del Govern y líder de ERC ha aprovechado la escenificación -con cientos de alcaldes bastón en mano en la sede de la Generalitat- para equiparar el desafío soberanista con “la defensa de los derechos fundamentales”. Entre ellos, la “libertad de expresión y el derecho de reunión”, en clara respuesta a la ofensiva que esta semana ha puesto en marcha por orden judicial la Guardia Civil y que se ha saldado con la incautación de 100.000 carteles de propaganda institucional del referéndum. “Está en juego la democracia”, ha zanjado Junqueras.
La celebración de este encuentro llega después de la carta enviada por Puigdemont, Forcadell, Colau y el vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con copia al Rey Felipe VI, en la que han pedido diálogo para acordar la celebración del referéndum, y que el Gobierno central ha calificado como un sarcasmo y una “añagaza”.