El presidente de la Comisión de Inteligencia del Senado Richard Burr dijo que “no hemos recibido hasta ahora una prueba objetiva” de colusión o conspiración entre Rusia y el equipo de campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Durante gran parte de los últimos dos años, Richard Burr ha sido uno de los investigadores sobre la injerencia rusa en las elecciones de Estados Unidos que ganó Donald Trump, y aunque se le ve en el Capitolio, no se le escucha tan a menudo.
En una entrevista exclusiva con The Associated Press, el republicano por Carolina del Norte habló sobre la investigación que ha ocupado 19 meses de su vida hasta ahora. Dijo que ese periodo ha sido “tan frustrante como el infierno” y mucho más difícil de lo que había imaginado. Sin embargo, dijo que la integridad de la investigación -y su importancia para la institución del Senado- es algo en lo que ha trabajado por proteger.
“Nada en este país permanece clasificado o en secreto para siempre”, afirmó Burr. “Y en algún momento alguien va a revisar la información. Me encantaría no ser el encargado de la comisión cuando alguien diga: ‘Se te fue esto’. Así que hemos tratado de ser rigurosos en cómo lo hemos hecho”.
Burr informó que “no hemos recibido hasta ahora una prueba objetiva” de colusión o conspiración entre Rusia y el equipo de campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Trump, pero afirmó que no la ha descartado y que en lo personal él no ha llegado a ninguna conclusión, dado que la investigación no ha terminado.
La pesquisa del Senado es la investigación bipartidista más reciente sobre la injerencia rusa en los comicios de 2016 y los vínculos con la campaña presidencial de Trump. Trabajando de la mano con el principal demócrata en el panel, el senador Mark Warner, ha logrado mantener la investigación libre de la acritud extrema que ha plagado el mismo trabajo de la Cámara de Representantes.
La Comisión de Inteligencia en la cámara baja luchó encarnizadamente durante toda su investigación sobre Rusia, la cual terminó este año pese a las objeciones planteadas por los demócratas.
“Desde un punto de vista institucional, quiero que los estadounidenses entiendan que el Senado puede funcionar, incluso para las cuestiones más serias”, manifestó Burr.
Burr se describe como una persona de hábitos, pero afirmó que su agenda se ha visto trastocada. Dijo que no ha tenido “vida” desde enero de 2017, cuando el líder de la mayoría republicana en el Senado Mitch McConnell le pidió abrir la investigación. El panel ha seguido pistas en Estados Unidos y en el extranjero, así como pistas de esas pistas.
Agregó que el aspecto a nivel internacional de la investigación, la gran cantidad de personas conectadas entre sí y los varios abogados con los que han tenido que lidiar, han hecho que el trabajo sea más difícil de lo que había esperado al principio.
Aun así, dice que no cree que la comisión deba apresurarse por concluir su trabajo. “Lo peor que podemos hacer es intentar terminar prematuramente” la investigación, dijo. Añadió que el panel todavía tiene que entrevistar a un puñado de personas a puertas cerradas y a algunos que tal vez quieran volver a entrevistar.
(Con información de AP)