Por Víctor Flores Olea
Aún en torno a una piscina es posible encontrar temas de nuevo conocimiento. Este fue mi caso y mi encuentro con el ingeniero Carlos Fernández que, con su amabilidad y bonomhía proverbiales, puso en mis manos la primera información para mí sobre ese genio de la investigación en materia de electricidad que fue Nikola Tesla (1856-1943). De origen Servio, Tesla nació en los linderos de Croacia y del imperio austrohúngaro y estudió en el Instituto Politécnico de Graz, Austria, y en Budapest. Ahí se distinguió por su notable facilidad en matemáticas y física.
Tesla fundó la compañía Tesla Electric Light Company para recaudar fondos y recursos con fines de investigación. Entre tanto, Tesla efectuo tal vez el descubrimiento más importante de los últimos 150 años en el campo de la electricidad, que fue la creación de sistemas eléctricos de Corriente Alterna (CA), que se estableció después en la mayor parte del mundo como sistema eléctrico normal, imponiéndose abrumadoramente junto con otros descubrimientos de Tesla. Más tarde, al llegar a Estados Unidos Tesla ingresó a la compañía donde trabajaba Thomas Edisson y las malas lenguas sugíeren que este último aprovechó en su favor y con toda mala fe un buen número de los hallazgos de Tesla.
En el mismo tiempo el serbio participó en dos licitaciones en que estuvieron presentes muy importantes empresas de E.U., como la Westinghouse y la que dirigía Edisson, ganando en ambas ocasiones el concurso la Tesla Electric Light Company. La importancia de los dos proyectos ganadores catapultaron al autor al cielo de los inventores en materia de sistemas eléctricos, quien alcanzó entonces fama y reconocimiento universales.
Pero no se crea que la historia de Tesla en Estados Unidos solamente está integrada por momentos felices. Sus roces, a veces bruscos, con algunas empresas del sistema eléctrico de Estados Unidos, y con gente de influencia en el mismo establishment, no fueron fáciles de superar. Pero Tesla tuvo la oportunidad de observar la mentalidad de los empresarios de ese país, que absolutamente implacables en sus métodos de competencia y que no toman en cuenta ninguna otra consideración que la de la ganancia a toda costa, en el menor tiempo posible y cayere quien cayere.
En este aspecto el enfoque de Tesla resultaba muy distinto al de los empresarios europeos, que veía en la competencia mercantil inclusive un medio adicional para favorecer el bienestar del más grande número posible de personas en el mundo. Por supuesto este enfoque de Nikola Tesla no tenia nada que ver con las ideas socialistas que circulaban en las sociedades de la época, y que nos hace pensar más bien en la alta cultura de muchos de esos grupos sociales que, ni por equivocación, se acogían a las teorías sociales y revolucionarias del tiempo. Tesla, como muchos otros hombres de saber, de pronto dictaba frases y expresaba pensamientos significativos.
“Nuestras virtudes y nuestros defectos son inseparables, como la fuerza y la materia. Cuando se separan, el hombre no existe”, dijo Nikola Tesla en el tiempo en que se trasladó a vivír en Budapest donde trabajó en la central de telefonía. Finalizó sus estudios en la Universidad de Praga en 1880 y, en 1881, inventó un amplificador para teléfono el cual reducía la estática. Y ahí en esta ciudad le llego la idea del motor de inducción, pero después de varios años de intentar ganar interés en su invención, decide en 1884 dejar Europa y viajar a América. En 1885 Tesla recibió fondos para la Tesla Electric Light Company a la que se recomendó desarrollar la iluminación de arco mejorada; después de hacerlo con éxito, y luego de ciertos traspiés, Tesla salió de la empresa y tuvo que trabajar para sobrevivir. Solo hasta 1887 Tesla encontró interés real en su sistema eléctrico AC, y obtuvo financiamientos importantes para su empresa Tesla Electric Company, además de que Tesla había registrado con éxito varias patentes para invenciones suyas basadas en la Corriente Alterna. Este sistema de corriente atrajo la atención de George Westinghouse quien para ese momento necesitaba abastecer al país con energía a larga distancia, y que está convencido de la genialidad de Tesla: en 1888 compra sus patentes y lo hace socio de la Westinghouse, trabajan incansablemente y, es en esta época donde Tesla patenta varios inventos como la Bobina Tesla, hasta que en 1893 la corporación Westinghouse fue elegida para suministrar la iluminación en la exposición mundial de 1893 en Chicago y Tesla realizó varias demostraciones exitosas de su sistema de Corriente Alterna.
Ya en 1895, Nikola Tesla había diseñado lo que estaría entre las primeras centrales hidroeléctricas de AC de los Estados Unidos, en Niágara Falls y posteriormente alimentó a las ciudades de Buffalo y New York; esta proeza llena de éxitos se convirtió definitivamente en el sistema de energía más relevante del siglo XX, permaneciendo como el estándar mundial desde entonces.
No deseamos prolongar la breve descripcion de las luchas de esta personalidad tan atractiva y fuerte como la de Nikola Tesla, quien ha sido comparado muchas veces con Leonardo da Vinci, y que nos enseña que la lucha intelectual es sólo uno de los aspectos de la batallas generales que deben librar los hombres de ciencia y cultura.
(*) Muchas felicidades a Carlos Payán, a Carmen Lira y al equipo que ha hecho posible durante 35 años la impecable edición de La Jornada.
Fuente: La Jornada