Nepal: más de 2 mil 400 muertos por sismo; de 6.7, la réplica más intensa

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La cifra de fallecidos por el devastador terremoto que sacudió el sábado la región del Himalaya, con epicentro en Nepal, se eleva ya a más de 2 mil 400, según fuentes oficiales.

En total, hay 2 mil 352 fallecidos confirmados en Nepal, señaló el portavoz del Ministerio del Interior, Laxmi Dhakal. No obstante, los centenares de desaparecidos y heridos graves hacen temer que la cifra pueda aumentar.

En el Monte Everest, donde el terremoto desató una avalancha, la cifra de muertos se elevó a 18. Además, en India las víctimas ascienden ya a más de 50, en China se registraron otras seis y una más en Bangladesh.

El terremoto, de magnitud 7,8 en la escala de Richter, es la mayor catástrofe ocurrida en Nepal desde hace más de 80 años. Más de 24 horas después del primer sismo, la tierra continúa temblando.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, hoy se produjo una fuerte réplica de magnitud 6,7 en la escala de Richter. Su epicentro se situó al sur de Kodari, en Nepal, cerca de la frontera con China, y su hipocentro a unos diez kilómetros de profundidad.

Los nuevos movimientos telúricos motivaron el cierre temporal del único aeropuerto internacional de Nepal. Ante la delicada situación, el primer ministro nepalí, Sushil Koirala, se dirigió a la comunidad internacional en busca de ayuda.

“He pedido a nuestros amigos extranjeros ayuda y apoyo”, declaró.

“Afrontaremos estos tiempos oscuros, cueste lo que cueste”, dijo instando también a sus compatriotas a ofrecer “cualquier ayuda” que puedan aportar.

El estado de emergencia sigue vigente en las regiones afectadas, hospitales y morgues están saturados y hay escasez de medicamentos y reservas de sangre, señalan Naciones Unidas. “Entre los muertos hay muchos niños”, dijo el doctor Pratab Narayan, del Hospital Universitario. “Estamos sobrepasados por el número de pacientes.

Los cortes eléctricos continúan en casi todo Katmandú y el suministro de agua también se ha visto afectado. “Estamos cargando nuestros teléfonos con las baterías del coche”, cuenta Alina Sherstha, de la organización World Vision.

Muchos vecinos de la capital pasaron la noche del sábado a la intemperie por temor a nuevas réplicas. Según testigos, 24 horas después del primer sismo, la tierra continúa temblando. Incluso el presidente, Ram Baran Yadaf, durmió en una tienda de campaña, dijo su portavoz a una radio local.

Gran parte de la rica herencia cultural del valle de Katmandú, calificada por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad, quedó reducida a escombros. Según testigos, el aspecto que presenta la emblemática plaza Durban y la Torre Dharahara es desolador.

También resultó muy dañado el complejo budista de Swayambhunath, conocido como el Templo de los Monos.

La ayuda comenzó a llegar el sábado desde diversos países del mundo. Sólo desde India se enviaron 43 toneladas de material, entre otros agua y tiendas de campaña, y se pusieron a disposición de las autoridades nepalíes varios helicópteros. Buena parte de la asistencia está coordinada por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

Las tareas de búsqueda y rescate distan de haber finalizado y se cree que las cifras definitivas alcanzarán alturas por ahora imprevisibles. Sin embargo, fuera de los vecindarios más viejos, muchos en Katmandú estaban sorprendidos por el escaso número de estructuras que se derrumbaron por el terremoto, en esta ciudad donde la mayoría de los edificios son pequeños y mal construidos. Aunque operarios de emergencias alertaron de que muchas construcciones podrían sufrir daños estructurales, estuvo claro también que el número de muertos habría sido mayor si hubiesen caído más.

Decenas de miles de nepalíes pasaron la fría noche del sábado a la intemperie o en automóviles y autobuses. Los despertaron las réplicas del domingo por la mañana. “Hubo al menos tres grandes temblores a la noche y la madrugada. ¿Cómo hemos de sentirnos a salvo? Esto es interminable y la gente está asustada y preocupada”, dijo Sundar Sah, un vecino de Katmandú. “Me desperté varias veces, feliz de estar vivo”.

Al amanecer, rescatistas con ayuda internacional iniciaron la remoción de planchas de cemento, ladrillos, vigas de hierro y madera en busca de sobrevivientes.

En el barrio de Kalanki, la policía socorrió a un hombre atrapado bajo el cadáver de otro, los dos enterrados bajo una pila de planchas de cemento y vigas de hierro, mientras sus familiares lloraban y rezaban. Sus piernas y caderas estaban totalmente aplastadas. El Valle de Katmandí figura en la lista del Patrimonio Mundial. Las estupas budistas, plazas públicas y templos hindúes están entre los sitios más conocidos y ahora están destruidos.

Fuente: La Jornada/ Agencias

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