Por Ana Muñoz
Cada día es el del Medio Ambiente. Cada hora. Cada segundo. Cada una de nuestras acciones particulares o colectivas puede agredir o respetar el planeta en el que vivimos. Desde hace más de un siglo, los seres humanos estamos explotando, hasta el agotamiento, a la Tierra. Nuestro hogar.
El modelo de desarrollo y de progreso produce graves heridas al medio ambiente y las consecuencias para la supervivencia de los seres humanos son incontrolables. Vivimos en un mundo donde los intereses individuales están por encima del bien común. Los seres humanos nos hemos creído dueños y señores del mundo en el que vivimos. Sin embargo, La Tierra no nos pertenece. Somos parte de ella. Si la dañamos, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos.
Civilizaciones más antiguas conocían estos secretos de la “madre Tierra”, pero los hombres de los últimos siglos nos hemos creído que podíamos engañarla, que éramos más listos… El resultado es posible que no lo veamos, pero podemos ya intuir que nos adentramos en un agujero sin salida. Cambios en el clima, más desastres naturales, grandes sequías y graves inundaciones, pérdida de semillas, de diversidad biológica, degradación de la calidad del aire que respiramos, basura y más basura… Este es el camino que nos hemos marcado y que los ecologistas y organizaciones medioambientales tratan de hacernos ver.
Una vez más la crisis en la que estamos instalados no ayuda a que los Estados y organismos internacionales tomen medidas para acabar con los ataques a la Naturaleza. “La crisis se está usando como excusa para retroceder en la política medioambiental. Sin embargo, es precisamente ahora cuando tenemos que cambiar el modelo y apostar por un futuro sostenible”, según explica María José Caballero, directora de campañas de la organización ecologista Greenpeace.
Para Ecologistas en Acción, vivimos en un “mundo saturado”. Estamos obsesionados con el tener, como si una nueva moral estableciese que “no tener es pecado”. Lo que está acabando con La Tierra y, además, obliga a vivir en la miseria a millones de personas en todo el mundo. Para salir de la crisis nos proponen recetas que persiguen aumentar el consumo para reactivar la economía. Son recetas anticuadas, recetas que nos hacen volver a caer en los mismos errores del pasado.
“El único modelo de desarrollo posible debe ser ecológico y equitativo”, explicaba el gran pensador José Luis Sampedro. Y estamos en un momento sin precedentes para acabar con las ataduras del pasado, pensar en lo que nos hemos equivocado y empezar a dar pasos hacia un nuevo mundo, un nuevo sistema que no esquilme el planeta. La pesca sin control, la agricultura de gran escala y de un solo producto, las energías sucias, la construcción desordenada…
Todo ello nos ha llevado al mundo que vemos en las primeras páginas de los periódicos y los noticieros de las televisiones. La Tierra nos interpela y se rebela contra el maltrato al que la tenemos sometida. Suenan las alarmas, en nuestra mano está hacerles caso o no mirar y llevar a la Humanidad al suicidio.
No hemos llegado a entender que la Naturaleza, el Medio Ambiente, no es algo ajeno a cada uno de los habitantes de este planeta. La Naturaleza somos tú y yo, somos todos nosotros. No podemos ser sino es con lo que nos permite vivir. Sin árboles, animales, mares, sin bosques ni montaña, sin frío ni calor… ¿quiénes seríamos?
* Ana Muñoz Álvarez. Periodista
Twitter: @anaismunoz
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
Twitter: @CCS_Solidarios