En su deseo de blanquear grandes cantidades de dinero, lavadores que trabajaban para narcotraficantes mexicanos, presumiblemente del Cártel de Sinaloa, intentaron adquirir un banco en California.
Este plan fue revelado en una acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos. La denuncia, consultada por Proceso, está consignada en tres querellas –vinculadas entre sí– contra 16 personas.
El expediente CR-15-00662, de 109 páginas de extensión y presentado ante la Corte del Distrito Central de California, detalla cómo los lavadores se aproximaron al entonces director del Saigon National Bank (SNB) para montar un esquema que les permitiera mover fondos de México a Estados Unidos y viceversa.
En la averiguación, iniciada el martes 1 y revelada por el tribunal el jueves 10, se acusa al exdirector de dicho banco Tu Chau Li (alias William Lu, Bill Lu y Tío Bill), Tsung Wen Hung Peter; Edward Kim Eddie; John Edmundson, Pablo Hernández, Emilio Herrera, Mina Chau, Ben Ho, Tim Huynh, Renaldo Negele, Jack Nguyen, Luis Krueger, Jessica Li y Du Truong Nguyen de 28 delitos como conspiración para violar la ley Rico, conspiración para lavar instrumentos monetarios, lavado de dichos instrumentos, complicidad, ocultamiento de evidencia, operaciones para evadir controles y falsificación criminal.
Entre 2011 y 2015, Lu, Hernández y Herrera convinieron en lavar dinero desde y hacia México.
En el verano de 2011 Lu le propuso a un informante encubierto –identificado en el pliego como “CS1”– asociarse con gestores mexicanos, quienes lavaban mensualmente 30 millones de dólares en bancos de EU, incluyendo dos millones en el SNB.
Supuestamente Lu discutió el esquema con Kim y Edmundson y le preguntó a CS1 si aceptaba fondos de México, lavarlos y transferirlos a Hong Kong o de regreso a México.
Ya desde el otoño de 2010 y hasta la primavera del año siguiente, Lu, Hung y Kim aconsejaron que los socios de CS1 adquiriesen una porción del SNB para facilitar el lavado. Por ello, Lu y Hung le explicaron al informante cómo obtener esos valores sin el aval regulatorio de las autoridades y le sugirieron firmar un acuerdo de consultoría con esa entidad bancaria, a cambio de una cuota.
El 19 de julio de 2011, Lu llamó a CS1 para decirle que había “mucho dinero” llegando de México y le preguntó si podía facilitar el movimiento financiero desde el país hacia la cuenta de Edmundson en Hong Kong.
El 11 de agosto y en el restaurante Red del hotel Pacific Palms, Lu le pidió al infiltrado que recibiera efectivo de gente de México para transferirlo a ese país y a Hong Kong. Aseveró que la cantidad a lavar sería “enorme”, pues había revisado un estado de cuenta del banco Wells Fargo que mostraba transacciones mensuales de 30 millones.
El acusado le avisó a CS1 que prefería no negociar con la gente mexicana y que lo hiciesen CS1, Kim y Edmundson.
Esa vez, Lu le adelantó que le presentaría a Herrera, un abogado, y a Hernández, su amigo e intermediario, para discutir una operación. El acusado le explicó que eran dos negocios relacionados con Hernández y que, si el primero era exitoso, procederían a efectuar el restante.
Lu también le contó que la gente de México tenía problemas para depositar dinero, pues altos directivos del Saigon National Bank le habían instruido congelar su cuenta, por lo cual no podían depositar diariamente 1 millón de dólares.
Finalmente, en agosto de 2011 Hernández y Herrera se reunieron con Lu y CS1 para proponerles mover dinero de clientes mexicanos, con el fin de que este último los “lavase” mediante la entrega de una cuota.
Hernández le dijo al informante encubierto que sus clientes necesitaban movilizar diariamente entre 3 millones y 5 millones de dólares, que había depositado efectivo en el Saigon National Bank y que necesitaba otro banco.
Herrera le ofreció a CS1 lavar 1 millón diario en Estados Unidos.
En noviembre de 2011, Hernández le planteó a CS1 un esquema de intercambio de efectivo por cheques para lavar recursos.
El 22 de agosto, los cuatro se juntaron en el restaurante Seafood World, en Westminster, donde Hernández le dijo a CS1 que los clientes de Herrera estaban dispuestos a depositar entre 3 millones y 10 millones de dólares diarios, a cambio de que éste los transfiriese a México mediante el cobro de una comisión.
Ante los temores de depositar cantidades cuantiosas en bancos estadunidenses, Hernández les confirmó que poseía la corporación Credes, en Chula Vista, y que podían usarla para las operaciones.
El 4 de octubre de 2011, Kim le advirtió a CS1 en un café Starbucks en la ciudad de Alhambra –cerca de Los Ángeles– que “el grupo mexicano” estaba en una lista de vigilancia de Estados Unidos por meter 35 millones de dólares mensuales en “fondos sucios”.
El 6 de octubre, el acusado le dijo a CS1 que Hernández había lavado 2 millones de dólares vía SNB y que estaba preocupado por una próxima auditoría gubernamental al banco.
Ante esas dudas, Hernández le dijo el 28 de octubre a CS1, en el café Corner Bakery en Santa Ana, que la gente mexicana sólo efectuaría transferencias electrónicas o cheques, en vez de efectivo.
El 4 de octubre de 2011, Kim le dijo a CS1 y a un agente clandestino llamado “UC2” que el grupo de México había intentado comprar el SNB.
Dos días después, Lu le dijo al agente encubierto que un socio de Hernández había adquirido 1 millón de dólares en acciones de esa institución financiera.
El 28 de octubre, el mismo Hernández le confirmó esa versión al infiltrado en el café Corner Bakery y le comentó que la banda estaba esperando para comprar el banco.
El 23 de agosto de 2012, Lu, Hernández y Herrera se reunieron con CS1 en el restaurante Renato’s en Westminster y Hernández ratificó que luego de que el Saigon National Bank les cancelara una cuenta que utilizaban para limpiar fondos, sus compinches habían tratado de comprarlo.
En ese encuentro, Herrera le preguntó a Lu cuánto quería por la mayoría de títulos del banco y comentó que conocía gente en Estados Unidos que poseía 5 millones de dólares en efectivo, sobre lo cual Hernández le preguntó a Lu si Herrera podía emplear esos recursos para convertirse en accionista del banco. Herrera afirmó que estaba interesado en comprar parte del ente para garantizar sus operaciones y lograr su objetivo.
El 12 de enero de 2012, Hernández le dijo vía telefónica al CS1 que “su gente” tenía listos 300 mil dólares en efectivo para movilizar desde Guadalajara y le preguntó si podía manejar la operación.
El día 20, Lu le dijo al informante en el restaurante California Fish Grill que Hernández tenía varios clientes en México especializados en “envíos al extranjero”, una referencia al lavado de dinero, y que Herrera los conocía.
El 28 de marzo, Hernández indicó en el café Corner Bakery que el monto a transferir mensualmente no rebasaría los 3 millones de dólares.
Luego de acordar los términos de la operación a finales de marzo, Hernández le avisó telefónicamente el 24 de abril a CS1 que sus clientes tenían un problema y que habían pospuesto el movimiento.
Pero el 30 de mayo, el aún prófugo le indicó que otro grupo quería mandar 600 mil dólares desde Ciudad de México para trasladarlos a Hong Kong y que moverían esa cifra cada tres semanas.
El 10 de junio, Hernández llamó a CS1 para contarle que “sus amigos” estaban esperando para empezar con “600” desde Guadalajara a Hong Kong.
El 23 de agosto, Lu, Hernández y Herrera se reunieron con el informante en el restaurante Renato’s para preguntarle si podía recibir 500 mil dólares diarios y trasladarlos el mismo día a Tijuana. A su vez, Herrera les contó que se trataba de una suma mensual de 10 millones.
El prófugo les relató que ya lavaba dinero mediante sus cuentas bancarias personales, pero que Chase Bank y Wells Fargo se las cerraban.
Hernández les contó que ya habían tratado de lavar dinero por SNB, pero que éste les había cancelado la cuenta.
En marzo de 2012, Hernández se reunió con CS1 para proponerle transacciones en las cuales este último recibiría 3 millones de dólares mensuales para transferirlos de vuelta a México, por una comisión a repartir entre ambos y Herrera.
En febrero de 2014, Hernández le ofreció desplazar dinero originado en Canadá y enviarlo a México.
En septiembre de 2014, el mismo implicado propuso lavar 30 millones de dólares de gente de Joaquín El Chapo Guzmán, a cambio de una comisión.
Del expediente se deduce que las operaciones citadas nunca se materializaron. Además, no aclara el rol de las autoridades mexicanas y si hubo intentos por frenar el flujo de efectivo desde el sur del río Bravo.
Las transacciones del grupo criminal por 3 millones 700 mil dólares pasaron a través de Estados Unidos, México, China, Camboya, Liechtenstein y Suiza.
“Sus objetivos eran enriquecer a sus miembros y asociados mediante el lavado de dinero y otras actividades criminales con operaciones financieras, estrechar la relación entre miembros y asociados de modo que el lavado se repitiera y aumentara con el tiempo, expandir el alcance de la operación a nuevos integrantes, extender la diversidad de rutas a través para mover, ocultar y lavar dinero”, cita la acusación.
Fuente: Proceso